La Habana, 21 may (Sputnik).- Los prolongados apagones en Cuba, donde hay provincias con apenas tres horas de servicio eléctrico al día, también trastocó la vida escolar en la isla, pues muchas escuelas tuvieron que reajustar sus horarios de entrada y salida para paliar la crisis.
Por ejemplo, las autoridades de la provincia Artemisa (oeste) retrasaron en una hora el ingreso a escuelas y círculos infantiles (guarderías estatales), y en los centros de educación secundaria se realizará una sola sesión de clases, en lugar de las dos habituales (mañana y tarde).
A su vez, ante la dificultad para lavar y planchar los uniformes escolares, la Dirección Provincial de Educación autorizó al alumnado asistir a clases «con ropa adecuada, siempre y cuando se garantice el decoro y el respeto al código de vestimenta escolar».
Tal escenario se repite en otras provincias, y aunque las autoridades aún no han establecido oficialmente cambios en los itinerarios de los centros escolares, muchos solo funcionan durante la sesión matutina, y con horarios de entrada muy flexibles.
¿APAGONES O ALUMBRONES?
Annia Pérez, residente en la central provincia de Sancti Spiritus, dijo a la Agencia Sputnik que en su trabajo estatal le permiten salir después del mediodía porque a esa hora debe ir a la escuela a recoger a su hija de 6 años.
«Hace meses que solo tenemos dos o tres horas de corriente al día y en ese momento, hay que correr para hacerlo todo… Las madrugadas enteras de apagón son muy difíciles, el calor es insoportable y a veces, no llevo a la niña a la escuela porque casi no duerme en la noche», contó.
En Matanzas (oeste) los largos apagones golpean igualmente con fuerza, con el agravante de que la falta de electricidad impide bombear agua, y el servicio se ha vuelto muy intermitente.
«Ya en Matanzas no tenemos apagones. Tampoco alumbrones. Ya no hay bloques, ni programación de apagones. Ya pasamos a un estadío superior. Ya no ponen la corriente casi nunca. Ya nos la quitan y no sabemos si volverá. Cuando tenemos más de una hora y media de corriente en 24 horas estamos nerviosos… si son 4 o 5, no sabemos qué hacer con tanta electricidad. Hemos desarrollado el síndrome de los apagados», ironizó en redes sociales la periodista Yirmara Torres.
Agregó que a la gente ya dejó de importarles por qué no hay corriente, «hastiados» de las termoeléctricas y sus averías: «Solo queremos saber si tendrá solución algún día», expresó la también exprofesora y exdirigente del gremio periodístico en Matanzas.
A su vez, el veterano taxista Noel Alonso relató a la Agencia Sputnik que hace poco visitó a su familia en Santiago de Cuba (este), pero a los tres días decidió regresar a La Habana, porque la situación era «muy tensa» y no quería ser una carga.
«Mi familia en Santiago está cocinando con leña, a veces pasan más de 24 horas sin corriente y es muy duro. Sé que Cuba enfrenta un momento muy difícil y que EEUU está ejerciendo una presión tremenda, pero lo que estamos viviendo es insostenible, sin electricidad no hay producción, no hay industrias que funcionen, ni siquiera es posible sostener el turismo», lamentó.
ROTURAS INOPORTUNAS
Para colmo, dos de las principales centrales termoeléctricas de Cuba (Antonio Guiteras, de Matanzas, y Felton, de Holguín) pararán próximamente para «breves labores» de mantenimiento, justo en plena alza de las temperaturas con la inminencia del verano.
Según el director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra, el objetivo es «reducir el riesgo de averías con vistas al verano», pero no precisó cuándo serían las reparaciones ni cuánto tiempo estarían esas plantas sin aportar al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
De hecho, ambas termoeléctricas ya han sufrido averías este año, que obligaron a desconectarlas del SEN para repararlas.
A su vez, los parques solares fotovoltaicos que son instalados en distintos puntos del país distan de constituir el pilar principal para la generación eléctrica en Cuba, aunque «poseen ventajas como su rápida terminación y su funcionamiento sin combustible».
Sin embargo, el viceministro primero de Energía y Minas, Argelio Jesús Abad, declaró al oficialista diario Granma que el aporte del proyecto de 2.000 MegaWatts (MW) en energía solar fotovoltaica aún «quedará por debajo de la capacidad térmica perdida desde 2019 hasta 2024».
Por otra parte, Abad consideró un «riesgo latente» el posible retiro de las patanas (centrales flotantes) contratadas a Turquía, que aportan unos 400 MW, «ante las dificultades para honrar sus compromisos monetarios, a pesar de que está próximo a arribar un barco con lubricantes para ellas».
El déficit de combustible, insistió Abad en sus declaraciones a Granma, continúa siendo «una de las causas principales que propician los apagones y un factor de riesgo; no obstante, ya están casi aseguradas 238.000 toneladas y se gestionan otras 40.000».
Mientras tanto, a mediano y corto plazo no se vislumbra una solución clara para los largos apagones que mantienen en vilo a las familias cubanas, y crean un círculo vicioso donde la falta de energía frena la producción y genera más pérdidas económicas. (Sputnik).