viernes 26, abril 2024
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Unas elecciones que dejan mil incógnitas

De cal y de arena

Aún no pueden elaborarse conclusiones terminantes, irrefutables sobre el dictado de los electores en los comicios municipales del domingo pasado. A la par de la elección de los alcaldes de los 82 cantones y de los jerarcas de las 6 intendencias, estaba en juego la composición de los órganos colegiados que gobiernan esas circunscripciones. Y mientras no se conozca qué decidió el electorado sobre regidurías e intendencias, resultará aventurado dictar sentencia y proclamar victorias.

Lo cual significa no legitimar los juegos de artificio que han brotado desde un lado y otro para hacer creer que “después de todo, seguimos vivos y coleando, mejor que los otros”.

Así por ejemplo, el partido Liberación Nacional ciertamente consiguió elegir 42 alcaldes y es por tanto el conglomerado político mejor tratado en este punto por los votantes. Pero ese número lo que confirma es que “el horno no está para bollos” y que su cúpula debe comprometerse con una profunda reflexión sobre el por qué de la declinación de un partido que en 2010 eligió 59 alcaldes, en 2014 fueron 50 y ahora 42. Evidente la caída. De todas formas, mientras no concluya el cómputo

total y no se sepa cuántos regidores eligió en cada uno de los municipios, será “batear” cualquier especulación respecto a si hubo “un castigo” porque hubo menos regidores o más bien se cosechó un número holgado de curules.

La Unidad Social Cristiana tampoco puede hacer alarde por dos alcaldías más del número conquistado en 2010. Es un resultado poco halagador para un partido que trata de recuperar el favor del electorado tras las penalidades que lo hundieron en años previos y que compite en un escenario al que llega y se encuentra colmado de muchos actores nuevos, pequeños algunos  y desafiantes a cual más. Y en igual sentido, aún resta por conocer qué caudal se aseguró por el lado de las regidurías municipales.

El partido Acción Ciudadana perdió dos alcaldías. Le fue bien, en un contexto en el que el gobierno (que salió de sus filas) padece una sofocante impopularidad, vive atrapado en una crisis de liderazgos y confundido por la convulsión de fuerzas centrífugas que le complican la marcha. Era para que el PAC no sacara un solo alcalde. No le fue así, empero. Quizás sí, quedó reducido a sus verdaderas dimensiones, ahora solo y sin los contingentes foráneos que le inyectaron votos para triunfar en 2010 y 2018.  Cuando concluyan los conteos, se podrá precisar si el PAC quedó dentro de los límites de una modesta agrupación o si el número de regidores elegidos con su bandera permite interpretar que hubo un castigo al partido y a la administración Alvarado Quesada.

Son las mismas reflexiones que caben hacer, por ahora, respecto al Frente Amplio, a Restauración Nacional y a Nueva República, a los que se les escaparon las alcaldías como igual se les difuminaron las masas que en otras campañas les dieron fuerza parlamentaria significativa. Sin alcaldías, pero ¿habrán asegurado presencia en los ayuntamientos? ¿Qué se hizo la fuerza motora de esos partidos pentecostales, la que los puso al borde del mandato presidencial?

Un hecho que habrá que precisar es la irrupción de partidos cantonales en cantidad significativa, algunos con el imán apropiado para conducir atractivas candidaturas al posesionarse de alcaldías y ayuntamientos, quizás al amparo de los efectos de la alta abstención habida. Solo el tiempo dirá si llegaron para quedarse y si sus candidatos significan algo más que la aparición de un oportunista.

Esa irrupción de partidos cantonales, sin embargo, no significó una masiva movilización de electores. El abstencionismo fue prácticamente del mismo tamaño que en 2018 pero ese fraccionamiento del poder partidista puede constituir un mensaje de lo complicado que a futuro –tras la campaña venidera y en el gobierno que de ella salga- puede resultar poner a andar este país.

Temo que ese cuarteamiento del escenario partidista no resulte ser una muestra de madurez política.

Vale lo mismo respecto a algunos partidos de corte cantonal que consiguieron hacerse de la alcaldía respectiva. ¿Cómo les iría respecto a regidores y síndicos?. Amén de la razón de su triunfo: en más de un cantón el favor del electorado se inclinó por un candidato con hoja de servicios en la municipalidad reconocida y aplaudida, no importa si se cambió de divisa. No es un resultado, entonces, para legitimar la interpretación de que el elector votó por el partido cuando más bien parece que votó por un “repitente” con buena traza. El conteo final dirá si los méritos son del partido cantonal o son del viejo zorro que cambió de divisa.

Bien puede darse el caso del “voto castigo” cual sería el caso de un electorado fastidiado con las torpezas del alcalde candidato a la reelección que se inclinó por una papeleta por varias razones sugestivas. Sin que medie –por lo demás- ninguna adhesión ideológica ni ninguna aspiración filosófica. El candidato del partido Unidos Podemos en Oreamuno enfrentó a una alcaldesa  tachada por sus torpezas. Y ese rival salió electo por algo que nada tiene que ver con posiciones ideológicas, como lo quiere interpretar ese novel partido de derecha.

¿Cómo quedó Liberación Nacional en la municipalidad de Cartago? Perdió ruidosamente la alcaldía pero resta por ver cómo quedó por regidores y síndicos. Y perdió la alcaldía por una reacción viral que brotaba en los ámbitos cartagineses asqueados por un candidato liberacionista totalmente desprestigiado al cual, no obstante, las instancias de poder del PLN no quisieron vetar.

Jugó allí en el cantón central de Cartago una valoración ética que no se hizo presente en otros cantones donde también andaban a la caza de los votos ciudadanos con la hoja de servicios manchada.  El caso más sonoro y crujiente es el del alcalde del cantón central de Limón, con toda clase de linchamientos a la vista que, no obstante, de nada valieron para sacarlo de la liza. Ganó y por amplio margen. ¿Y cómo quedaría el capítulo de los regidores en ese municipio? Hay que esperar resultados y determinar si ese controvertido alcalde consiguió hacerse también de una coraza protectora a la hora de conformar las papeletas, lo que plantea una incógnita sobre el futuro de esa municipalidad y lo que consiga develar la anunciada “auditoría forense”.

Tema amplio y para otro comentario es el del alto nivel del abstencionismo. Que es tan grande como el que se registró en anteriores comicios municipales. En uno y otro cantón el alto abstencionismo determinó la suerte de la elección. Señal, desde luego, preocupante  por lo que respecta a la calidad de nuestra democracia y a los riesgos que está corriendo la institucionalidad cuando su destino queda en manos de minorías mínimas que sí concurren a votar.

Ahí está el caso del ya sempiterno alcalde de San José. Ha sido reelecto pero por la gracia y el favor de un contingente que ni siquiera se aproximó a representar el 10% de la población electoral inscrita en el cantón central de San José. ¿Cómo quedaría la distribución de las sillas en esta, la principal corporación municipal del país?

¿Qué factores están incidiendo en esos altos índices de ausentismo electoral?. El  riesgo para la calidad de la democracia es alto.

(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista

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1 COMENTARIO

  1. Las votaciones de alcaldías no son reflejo de la voluntad de la mayoría, como debería ser en una democracia, todo lo contrario, son una imposición de una minoría a consecuencia de la irresponsabilidad de la mayoría que no se preocupó por ejercer su voto.

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