jueves 25, abril 2024
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Si. Algo…

Las invasiones los sucesivos golpes de Estado contra gobiernos democráticamente constituidos y la instauración de dictaduras genocidas que cobraron la vida de cientos de miles de latinoamericanos y caribeños han sido parte de una historia de agresiones relativamente recientes. 

La gran mayoría de ellas fueron pensadas, programadas y ordenadas a guardias pretorianas o ejércitos adiestrados en   escuelas militares anglo sajonas para proteger lo que se sigue considerando “traspatio” o dominios absolutos   de la potencia del norte. 

Los nuevos métodos, que algunos los consideran “más sofisticados”, como las  baterías mediáticas  hegemónicas,  que fungen como nuevos cuarteles, los criminales bloqueos y embargos que no dejan de ser actos de guerra, las confiscaciones de bienes en el exterior, la judicialización de la política para apartar a líderes incómodos o insumisos, el financiamiento descarado de organizaciones  no gubernamentales, muy en boga hoy,  persiguen el mismo fin: tratar  de desestabilizar gobiernos no  afines o que no practican genuflexiones. 

Pero eso no lo es todo. Con el advenimiento de los nuevos ocupantes de la Casa  Blanca pululan en los medios y en las redes  sociales, los  habituales “analistas independientes”, y otros improvisados, para hablar de  supuestos cambios   positivos en la política exterior usa-americana hacia América  Latina y el Caribe, lo que no pasa de ser una forma de publicitar las supuestas trilladas  “buenas intenciones” para instaurar o imponer la democracia y los derechos  humanos en esta región del planeta y algo que resulta hasta irrisorio:  apoyar el multilateralismo. Así lo dicen y repiten sin sonrojos. Si bien estas aseveraciones resultan burdas y hasta ofensivas a la inteligencia y a las mentes bien informadas, logran confundir a muchos ingenuos e incautos que se dejan influenciar por quienes, con extrema soberbia y autobombos de conocidos marketing, cuentan realidades o historias pero al revés.

Si estamos viviendo un cambio en la América Latina y Caribeña es por una    voluntad expresa y compartida y la encomiable resistencia de pueblos y gobiernos para hacer realidad esa anhelada victoria que le permita a quienes comparten una misma historia, transitar por Caminos Propios de total independencia económica, justicia social y plena soberanía. Si hay un cambio es este y no otro.

(*) José Luis Callaci 

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