lunes 29, abril 2024
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Los Bosques Urbanos

Llegó la estación seca y, con ello, la floración de los guayacanes (Tabebuia guayacan) y otras especies de árboles tropicales en los que la naturaleza expresa su máximo esplendor y belleza con vivaces colores sobre todo el amarillo. Además de embellecer la ciudad con sus vívidos colores, nos proveen de vida. No se puede vivir sin ellos por los servicios ambientales que prestan gratuitamente y que después se los quieren cobrar al pueblo.

Los bosques naturales son un patrimonio natural de la nación, los cuales han sido diezmados a lo largo del tiempo por intereses mezquinos, por ignorancia del valor de los árboles, los incendios forestales y la extensión de la frontera agropecuaria que hace presión sobre las áreas protegidas, refugio de los últimos bosques resguardados de la mano depredadora del hombre irresponsable, aunque ya hay gente que los tienen en la mira.

Se reporta información creíble que, desde la década del 40 a la fecha, se han perdido cerca del 60 % de los bosques naturales.  Han sumido en una crisis que afecta a todos por igual. Esta situación origina un daño irreversible, pues ocasiona la desaparición de especies de flora y fauna silvestre y otras entran en peligro inminente.

Los árboles ofrecen al hombre más de 50 beneficios directos y algunos indirectos, siendo la fotosíntesis el proceso bioquímico más importante, puesto que de ella depende la vida. La reforestación y la restauración ecológica de los bosques debe hacerse de manera técnica, planificada y ordenada a fin de evitar un desastre.

El uso de tecnologías negligentes ha creado una crisis ambiental que ha volcado al planeta al borde del abismo y, con ello, el desastre no se hará esperar. La deforestación descontrolada y la escaza actividad reforestadora, aunada a la eliminación de los incentivos fiscales y a la reforestación, han desalentado a los silvicultores a plantar árboles. Le experiencia de los años 90 donde, producto de la ley 24 hubo el mayor auge en materia de reforestación: fue productiva.

La reforestación del país debe ser una política de Estado y con ello dar las facilidades e incentivos apropiados para el desarrollo de la actividad del sector forestal. Con ello el país se beneficia creando mano de obra en el campo que tanto se necesita y coadyuva a contener la migración a la capital.

Como los árboles forman parte del ciclo hidrológico, el aporte del agua va ligado a ellos, y precisamente la escasez del vital líquido tiene en riesgo al Canal de Panamá que funciona con agua dulce. Se habla de canalizar las aguas del Río Indio para solucionar el problema, pero es un proyecto de alto costo y riesgoso, porque esa fuente de agua también puede entrar en crisis por la deforestación y los efectos del cambio climático.

“La civilización inició con el derribo del primer árbol y su desaparición, con la tala del último árbol“.

(*) Diego Espinosa G. Docente Universitario- Ingeniero Forestal

 

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