domingo 28, abril 2024
spot_img

La polémica ley de agentes extranjeros pone a prueba a Georgia

Moscú, 13 mar (Sputnik).- El Parlamento de Georgia en segunda lectura, el pasado 10 de marzo, votó por mayoría abrumadora en contra del proyecto de la polémica ley sobre agentes extranjeros, lo cual provocó un aluvión de críticas tanto dentro de la nación caucásica como fuera de ella.

A pesar de esto, los participantes de las protestas que estallaron tras la aprobación preliminar de la ley en la capital georgiana, Tiflis, prometieron seguir luchando por el futuro europeo del país.

«A partir de ahora, cumpliremos nuestro plan y recorreremos el camino que nos lleva a Europa. ¡No podemos dejar de luchar! Más delante nos espera el estado de candidato» para ingresar en la Unión Europea (UE), aseveró la representante de uno de los partidos opositores, Lelo, Anna Natsvlishvili.

Algunos de los activistas también prometieron comenzar manifestaciones en otras regiones del país.

Orígenes

A finales de 2022 se supo que el movimiento social Fuerza del Pueblo, fundado por los exmiembros del partido gobernante Sueño Georgiano, y cuyos representantes son mayoría parlamentaria, estaba preparando un proyecto de ley sobre la introducción del término «agente de influencia extranjera» en Georgia.

Fuerza del Pueblo acusó abiertamente a las principales organizaciones no gubernamentales georgianas de cumplir las órdenes de Estados extranjeros, precisando que la mayor parte de la financiación de EEUU no se dirige a Georgia, sino a oenegés, es decir, a agentes estadounidenses.

El 14 de febrero de 2023, el movimiento anunció su intención de presentar ante el Parlamento el proyecto de ley ‘Sobre la transparencia de la influencia extranjera’.

Los iniciadores del anteproyecto señalaron que el público debe conocer no sólo las fuentes de ingresos de los políticos que toman decisiones, sino también las de las ONG y medios de comunicación cuyo objetivo es influir en la formación de la opinión pública.

Además, puntualizaron que las oenegés y los medios participan activamente en los debates de los poderes legislativo y ejecutivo a la hora de adoptar leyes y decisiones.

Apenas Fuerza del Pueblo anunció la intención de iniciar el proyecto de ley en cuestión, se levantó una ola de protestas de los opositores al partido gobernante de Georgia, que calificaron la ley de análogo a la ley rusa.

Denunciaron también que detrás de esta iniciativa se esconde el afán de Sueño Georgiano de controlar a las organizaciones no gubernamentales.

El 20 de febrero, el Legislativo del país registró el proyecto de ley ‘Sobre la transparencia de la influencia extranjera».

La normativa preveía crear una base con los llamados «agentes de influencia extranjera»: ONG, medios de comunicación y demás entidades que reciban al menos un 20 por ciento de sus fondos desde el exterior.

El anteproyecto pretendía garantizar el registro de los agentes de influencia extranjera y reglamentar las cuestiones relacionadas con la transparencia de sus actividades pero no limitarlas.

El 7 de marzo, el Parlamento de Georgia aprobó la referida iniciativa en primera lectura, con 76 votos a favor y 13 en contra.

Protestas masivas

La situación comenzó a calentarse ya el día 6, cuando los parlamentarios protagonizaron una pelea durante el examen del proyecto, y los manifestantes ya habían empezado a congregarse frente a la sede del máximo órgano legislativo en Tiflis.

Una vez aprobada la normativa, la protesta se convirtió en enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, que utilizó cañones de agua y gas lacrimógeno para dispersar a la multitud.

Los choques se saldaron con heridos, tanto por parte de las fuerzas del orden como de los activistas.

El 8 de marzo, la acción contra el proyecto de ley de agentes extranjeros agrupó a unas 10.000 personas en el centro de Tiflis, y hacia las 22.00 hora local la situación se caldeó al máximo.

Los participantes exigieron al partido gobernante Sueño Georgiano que retirara el escandaloso proyecto y pusiera en libertad a los detenidos el día anterior.

Tras no conseguirlo, los manifestantes rodearon el Parlamento y se pusieron a lanzar piedras a la policía.

La situación se agravó aún más cuando los protestantes comenzaron a romper coches, levantar barricadas con medios improvisados e incluso prender fuego en algunos lugares.

La policía, con cañones de agua y gas lacrimógeno, los empujó desde el Parlamento y pasó a las detenciones masivas, empleando la fuerza contra varios de los detenidos.

Según el Ministerio del Interior, un total de 133 personas fueron detenidas durante estas dos jornadas de protestas.

Reacciones

El 9 de marzo, Sueño Georgiano anunció que revoca el polémico anteproyecto, indicando que la «máquina de mentiras» consiguió retratarlo en una luz negativa y engañar a cierta parte de la sociedad.

«Al proyecto de ley se le dio la falsa etiqueta de ‘ley rusa’ y su aprobación en la primera audiencia se presentó como el alejamiento del país de su rumbo europeo», consta en el comunicado.

Por su parte, la presidenta del país caucásico, Salomé Zurabishvili, declaró que iba a vetar esta ley desde el principio y que no va a desistir de su intención.

«Sólo me interesa el futuro de Georgia, su Constitución, de la que soy garante», expresó la mandataria, explicando que dicha ley aleja al país de la Unión Europea y todos los que la apoyan, violan la Carta Magna.

A su vez, desde la oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Georgia advirtieron que la aprobación de la ley de agentes extranjeros podría obstaculizar las actividades de la ONU en el marco del acuerdo de cooperación en materia de desarrollo sostenible y estrategia del país, suscrito junto con el Gobierno georgiano.

«La estigmatización de las actividades de la sociedad civil puede dejar sin asistencia adecuada a grupos vulnerables y desprotegidos, como las personas con discapacidad, los refugiados, las minorías, los ancianos, las mujeres, los jóvenes, los niños, las víctimas de la violencia doméstica y otros», señala el comunicado.

El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, puntualizó que la promoción del proyecto de ley «inspirada por el Kremlin» es «incompatible con las claras aspiraciones del pueblo georgiano de integración europea y desarrollo democrático» y «perjudicará las relaciones de Georgia con sus socios estratégicos y pondrá en peligro su futuro euroatlántico».

Además, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo que esta iniciativa «corre el riesgo de tener un efecto disuasorio sobre la sociedad civil y las organizaciones de medios de comunicación, con consecuencias negativas para muchos georgianos que se benefician de su funcionamiento», también dejando claro que la ley no es acorde con los valores y normas de la UE.

Presunta ‘mano’ del Kremlin

Los promotores de la ley ‘Sobre la transparencia de la influencia extranjera’ aseguraron que constituye una versión suave de la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés), promulgada en Estados Unidos en 1938.

Sin embargo, los detractores de la normativa opinan que es una ley similar a la aprobada en Rusia en 2012, criticada por restringir los derechos humanos y la libertad de prensa en la nación euroasiática.

La ley, inicialmente, obligaba a las organizaciones no gubernamentales rusas financiadas desde el exterior a registrarse como agentes extranjeros, pero a lo largo de los años fue extendida en algunos aspectos, en particular a los medios de comunicación.

El Kremlin, a su vez, se desmarca de la ley georgiana tan debatible, alegando que esta «no tiene nada que ver en absoluto, ni en el fondo ni en la forma» con Rusia.

Rusia, reiteró el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov, no interfiere en los asuntos internos de Georgia.

Agregó que pese a no tener relaciones con Georgia, Moscú está preocupado por la situación en el país vecino.

Pese a la revocación de ley sobre agentes extranjeros, el movimiento Fuerza del Pueblo, se propone retomar esta cuestión a medida que amaine la situación en el país.

Los acontecimientos pasados demostraron que, por un lado, las autoridades georgianas se mostraron flexibles ante una oposición tan feroz a la iniciativa y no hicieron que todo el país se sumergiera en un posible caos.

Por otro, la propia intención de introducir una ley de este tipo ya ha minado la confianza de la ciudadanía, que será muy difícil de recuperar, lo cual es importante de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2024, y también podría afectar las aspiraciones de Georgia hacia la Unión Europea. (Sputnik)

Noticias de Interés

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias