Montevideo, 22 jun (Sputnik).- Una represa usada por los incas en los siglos XV y XVI volvió a operar en la región de la Cordillera Negra (centro oeste) de Perú tras ser rehabilitada por un equipo de investigadores, informaron el miércoles las autoridades.
«Ver operativa la represa Ricococha Alta tras siglos de desuso es todo un logro y me causa una gran emoción. El reclamo de agua por la comunidad de Cajabamba Alta y de Putaca es permanente», dijo Kevin Lane, líder del proyecto e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de Argentina, en el Instituto de las Culturas (IDECU, CONICET-UBA).
La represa, construida por el pueblo de los Huaylas, una etnia originaria del departamento de Ancash que habitó la región alrededor del 1200, puede almacernar hasta 30.000 metros cúbicos de agua.
Los habitantes de las comunidades Cajabamba Alta y Putaca, unas 1.200 personas, así como sus actividades agropecuarias, ya están utilizando la reserva, según un comunicado del CONICET sobre la inauguración de la obra.
La rehabilitación de la represa, cuya construcción tuvo lugar en un momento de cambio climático cuando los Andes se volvieron más cálidos y secos, tuvo un costo de 120.000 dólares, donados por la Fundación Gerda Henkel, de Alemania.
«Rehabilitar una represa prehispánica es mucho más económico que construir una represa moderna de cemento, son más resistentes a movimientos sísmicos y además de satisfacer necesidades de agua de las comunidades, se logra preservar patrimonio arqueológico», destacó Lane.
Una represa de cemento tenía un costo de un millón de dólares.
«La represa Ricococha Alta está funcionando bien. Está ubicada en el departamento de Áncash, una de las regiones más sísmicas de los Andes. Por la técnica usada por los incas y otros pueblos prehispánicos, estas construcciones son flexibles. De hecho, muchas que no fueron rehabilitadas y no recibieron mantención durante siglos continúan almacenando agua de lluvia hasta el día de hoy», dijo Lane.
La represa almacenó el agua de la lluvia caída entre octubre de 2022 a marzo de este año.
El investigador añadió que la rehabilitación de esta represa podría llevar a la reconstrucción de otras de la época.
Estas construcciones, que los expertos estiman en más de 200 restos de represas en la zona de la Cordillera Negra, «pueden ser parte de la solución en un contexto de cambio climático que atraviesa el siglo XXI y por el que los pueblos de los Andes sufren de un alto estrés hídrico».
El investigador añadió que por temas de acceso y otros factores, un tercio de las represas podrían ser rehabilitadas.
Lane lideró la rehabilitación de la represa con mano de obra y técnicas de construcción locales (piedra y arcilla), pero también se agregó geomembrana en el interior de núcleo para mejorar el represamiento de la estructura, según el comunicado del CONICET. (Sputnik)
