domingo 28, abril 2024
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El ridículo en la política local

Con enorme tristeza, y desde hace ya bastantes meses, he visto descender el ejercicio de la política local, sobre todo en la Asamblea Legislativa, a niveles nunca vistos en nuestro pequeño país, por no decir que más bien se arrastra por los albañales más inmundos. Pero no era de esperarse nada mejor, cuando veamos los prontuarios delictivos de algunos de los miembros de dicho poder de la república.

Claro está que, cuando los diputados son en realidad elegidos por las cúpulas de los partidos políticos, no con base en sus atestados intelectuales, los logros alcanzados en diversos campos, su integridad moral y ética, sino por la forma en que se pliegan incondicionalmente a los dictados de los grandes intereses económicos (que por lo general han manipulado las cúpulas de dichos partidos), y sirven de voceros vulgares para el ataque falaz hacia los que considerando sus enemigos, nada bueno puede esperarse.

Pero lo más triste es ver cómo, sin darse cuenta de que el pueblo percibe claramente sus movimientos y no cree, no obstante, en ellos, se ha llegado al nivel de lo ridículo. Aunque algunas personas señalan que hemos perdido el sentido de lo ridículo de alguna forma nos hemos acostumbrado porque a todo, y esa es la raíz de la desgracia política de cualquier nación: dejar de pensar en lo que se puede conseguir para acostumbrarse a soportar lo que no puedo pasar sin hacer nada para evitarlo.

Hace unos diez años leí lo que voy a transcribir a continuación, y que puede ayudarnos a comprender un poco el problema: La política y los políticos son imprescindibles para el buen funcionamiento y estabilidad de toda sociedad. La política permanece y lo penetra todo y lo articula todo. Lo que cambian son los políticos, que en democracia permanecerán o son echados del poder por las urnas, que juzgan a los gobernantes con lo que se ha convenido en llamar la voluntad general.

Vivimos tiempos en los que los políticos son mal considerados por los votantes, han perdido el prestigio y, lo que es más grave, han perdido el poder porque las decisiones importantes se toman fuera del ámbito de sus territorios y de sus competencias. Se pretende simular que las decisiones son propias de los gobiernos cuando los nuevos paradigmas de la realidad se encuentran fuera.

El gran contratiempo de los politicos es que los electores no saben o no quieren saber las nuevas reglas de juego que han contribuido a romper la confianza entre gobernantes y gobernados. Vivimos tiempos de grandes transformaciones sociales que surgen a las formas de resolver los problemas más inmediatos de los ciudadanos de hoy. Estilos viejos, problemas nuevos y soluciones incorrectas. Tampoco los politicos han sabido controlar la velocidad del cambio.

Ciertos grupos políticos y élites sociales que han conseguido instalarse en el poder y lo han convertido en una fuente inagotable de prebendas. El egoísmo y la corrupción propia de estas situaciones sólo pueden superarse mediante una fuerte contestación que acaba rompiendo las resistencias, pero que obliga a renovar las instituciones, también podrán por el mal uso.

El cansancio asoma en el rostro de la mayoría de nuestros políticos, cuando en realidad debería ser la vergüenza, pues observan con estupor cómo sus miserias ya no se pueden tapar y son pasto de la burla y desprecio de las gentes, ya sea por la corrupción en estado puro o por el sainete de periodistas disfrazados de espías y detectives que han minado los espacios más íntimos de públicos o personas privadas. Estos episodios ridículos son percibidos como cuentos por la gran mayoría de la sociedad.

Estamos a tiempo de corregir esta deriva deformada de la política y de la realidad. Si no lo hacen quienes están al frente de la política y de las instituciones, vendrán otros que intentarán hacerlo mejor o lo van a empeorar. Pero serán otros. Nuestra agitada historia demuestra que cuando se mueven las grandes piezas del tablero político, porque no funciona o por la resistencia en aferrarse a los cargos ya sus prebendas, aumenta las tensiones sociales y se entra en una zona de turbulencias difícilmente controlables. Se pierde el control y se navega a la deriva en espera de una nueva calma.

Dejo estas consideraciones para la reflexión de cada uno de Ustedes, pues los humildes ciudadanos como Usted y yo, que no poseemos ningún poder, hemos dejado de creer en los políticos y hasta incluso en los funcionarios de poderes que seguramente serán más respetables, como los del poder judicial, dadas las múltiples ocasiones en que sus actuaciones resultan, por decir lo menos, alejadas de la misma legislación que se supone regir cada uno de sus actos.

En el actual período gubernamental, cuando la cabeza del Ejecutivo la ejerce, al parecer, un oficial que no tiene las deudas con grupos determinados que arrastraron la mayoría de los políticos conocidos, y otros menos conocidos también, y además la preparación de buen nivel indispensable (aunque su persona o su forma de comunicarse no sea agradable para algunos) se ha desatado una auténtica guerra entre los distintos poderes del Estado, así como entre los diversos grupos políticos. Y la pregunta es: será que determinados grupos de poder e influencia, que se han alternado en el ejecutivo y el legislativo en el pasado, y han hecho de las suyas sin la menor vergüenza, se sienten ahora amenazados?

(*) Alfonso J. Palacios Echeverría

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4 COMENTARIOS

  1. Si hubiera puesto el último párrafo de primero solo eso habría tenido que leer de su artículo, si mal no recuerdo fue usted uno de los apologistas de Alvarado (el Guaidó tico) quien trajo a Chaves aquí, probablemente ordenado por el Banco Mundial, la rama encargada de la usura del Pentágono este encargado del terrorismo y la guerra eterna del imperio. Es posible creer que después de haber estado por 30 años ahí ahora viene a salvar a Costa Rica de la corrupción

    Julio César Madrigal Mora
    4-115-0225

    • Toda la razón! Tanto bla bla bla (porque no dijo nada al final) para terminarle echando miel al acosador dictador ególatra, como si fuera un mesías.

      Porque seguro que la chismeros o la vicepresidenta esa sirven de algo.

      La libertad de expresión de este medio permite que llegue basura en este medio. Enhorabuena (no sarcasmo, que esos opinen también).

  2. Un pueblo con pobreza de espíritu solo puede votar por políticos mediocres ,ineptos y faltos de amor a la patria ,por eso, CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE.
    Excelente comentario Don Alfonso Palacio ,usted ha escrito lo que muchos por fanatismo político no se atreven a escribir.

  3. Un artículo de muchas lamentaciones cuidadosamente escrito para intentar pasar por neutral. Pero està bien si lo que se propone es que se baje el tono y que volvamos al diàlogo en nuestro paìs.
    En la política, el respeto de los políticos se mantiene cuando merecen ganàrselo. Cualquier nivel de respeto que ostente el cargo que se ejerza, no se sostiene cuando si no se exhiben las credenciales correctas para sostenerlas. Y pasa por tener respeto por las opiniones que no sean favorables, quitando la paja para obtener el trigo en lo que a la crítica se refiere y responder de manera firme pero respetuosa, venciendo argumento con argumento, sin faltar aL respeto ni ser demagogo o populista. Pero cuando se prefiere la confrontaciòn y se pasa al pleito verbal o peor aùn al fìsico, no se vale que se pongan a llorar porque les den por la madre como dice nuestro pueblo.

    Si se desea calmar las aguas y reiniciar, està en quien ejerce el poder bajar el tono, serenarse y empezar a conversar, con seriedad, los temas con las opiniones sobre aquellos proyectos que se pretenda impulsar y ser atento a ver lo que se responda por la contraparte. Para situaciones como esas es que existe su puesto, y fue èl quien se propuso al pueblo. Asì que su misiòn es clara como capitàn del barco, porque si hay visos de motìn, es porque sus decisiones no llegan a convencer a los marineros, de que hay un guìa seguro al timòn. Y ya es harto difìcil dirigir una nave en aguas turbulentas que hacerlo ademàs con todos los marineros saltando de la inconformidad, si es que me hago a entender.

    Es mas fàcil hacerlo si no se cruza la línea del irrespeto que luego de hacerlo, donde ya la desconfianza y el rencor podrìan irle en contra. Pero aùn si esa lìnea se ha cruzado, tengo la fe que, como seres humanos, tenemos la capacidad de contenernos y retroceder hacia la razón siempre que se tenga y mantenga ese trato desde la parte opositora. Es la forma sana de dialogar. Los problemas se enfrentan y se resuelven por consenso en una democracia. Puede que no sea eficiente, pero mantener la paz es esencial y a final de cuentas, resulta en mejores decisiones y acciones consecuentes. A la larga, la expedita soluciòn que proponen los autoritarismos no se sostendrìa en el tiempo, a diferencia de las que se consigan mediante el diàlogo y consenso. Entonces asì sì cabrìa un sano reinicio. Ojalà esta semilla caiga en buena tierra.

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