sábado 4, mayo 2024
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La universidades públicas deben permanecer unidas

Columna Poliédrica

¿Qué duda puede tener alguien que el gobierno y sus aliados quieren dividir a las universidades públicas? Se trata de la vieja máxima que algunos le atribuyen a Julio César, pero que se ha utilizado desde tiempos inmemorables por parte de todo tipo de personas; los politiquillos de turno han definido como catalizador de la división a la Universidad de Costa Rica (UCR), especialmente, porque esta institución recibe el mayor porcentaje del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES).

Las personas que plantean que el FEES debe distribuirse por porcentajes iguales, lo único que evidencian es su desconocimiento de la historia de la educación superior pública. La UCR recibe un porcentaje mayor porque tiene mayores obligaciones presupuestarias con base en el desarrollo que ha tenido desde su fundación en la década de los cuarenta del siglo XX, es decir, hasta los años setenta del siglo pasado, fue la única universidad existente en nuestro país, razón por la cual su estructura y funcionamiento tiene un desarrollo mayor en las actividades sustantivas de las universidades públicas.

El objetivo de dividir a las universidades públicas es tan evidente que sus impulsores dejan de lado el argumento preferido de disminución de las estructuras del Estado. Cuestionan la distribución del FEES pero igual podrían plantear que hay muchas universidades públicas y que se debería cerrar algunas, sin embargo, no lo plantean porque saben que lo lógica sería dejar a la UCR, porque es el centro de educación superior con la mayor infraestructura en investigación, la que más docencia realiza y la que más proyectos de acción social realiza a nivel nacional.

No falta mucho para que aparezca un Mauro Fernández que proponga eliminar la educación superior pública. Lo peor es que hay personas que están dispuesto a apoyar este tipo de ideotas, porque no saben lo que significó semejante medida para la sociedad costarricense de finales del siglo XIX y principios del XX; el retroceso que experimentamos como sociedad fue mayúsculo y solo se fue solucionando durante la segunda mitad del siglo XX.

Lo peor que podrían hacer las universidades públicas es dividirse y caer en esa trampa que les está poniendo el gobierno. Los Consejos Universitarios, los Rectores, los estudiantes, docentes y administrativos de todos los centros de educación superior deben permanecer unidos; en otras palabras, deben estar claros que la Constitución Política les brinda el sustento jurídico para luchar por una educación superior pública fuerte y no como la quiere el gobierno, debilitada y sometida a los designios políticos como los que estamos soportando en estos tiempos.

Las personas que están involucradas en este proceso deben entender que el gobierno y los gobernantes temporales van a pasar. La universidad alemana, por ejemplo, sufrió los embates del mayor dictador del siglo XX y logró sobrevivir al nacionalsocialismo, al punto que en la actualidad las primeras continúan su existiendo y los segundos quedaron atrás, al menos por el momento; en el caso de Costa Rica, no es la primera ni la última vez que se vivirá esta situación, suele aparecer cuando hay crisis fiscales, pero al igual que en el pasado, esta crisis pasará y las universidades públicas permanecerán.

Por lo anterior, es necesario que piensen en la importancia de que la educación superior pública se mantenga unida y no dividida.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

 

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