domingo 28, abril 2024
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La astronomía por placer

Los seres humanos comenzamos a ver y a asombrarnos con las estrellas del cielo nocturno, muchísimo antes de que tuviéramos la capacidad de razonamiento para comprender el cómo y el porqué de ellas.
Quizás como una observación placentera, a la cual poco a poco le hemos hallado significado y utilidad.
Desde luego, nunca pode
mos ver el cielo a ojo desnudo, como en la fotografía abajo izquierda, puesto que el ojo “mira en tiempo real”.
La retina no acumula energía (o pixeles), como sí lo hace la película fotográfica o los “chips digitales”. Todo pasa inmediatamente al cerebro y allí queda en un plano inconsciente, el cual quizás podamos recordar de alguna manera en algún momento.
 
Vía Láctea.  Orión sobre Isla de Pascua. Orión casi a simple vista.


La foto arriba a la derecha representa aproximadamente lo que podría mirar su ojo, sin mucha ayuda, en una noche especial despejada y oscura.


Disfrutamos creando en la mente patrones de estrellas que se repiten una y otra vez cada noche y cada año. Desde el principio esto fue un juego divertido, que comenzó a estimular la curiosidad y el desarrollo de la mente. Contribuyó fundamentalmente al desarrollo de la inteligencia humana, para más adelante llegar a entretenernos con el razonamiento crítico, la lógica, la filosofía, la matemática, la ciencia y lo que hoy conocemos como astronomía.
Osa Mayor, Osa Menor-Polaris.  Escorpión.  Pléyades (Siete Cabritas)


La componente lúdica nunca debe perderse en ninguna actividad humana. Siempre debemos sentir placer por hacer todo lo que realizamos. Si por añadidura viene acompañada de algún tipo de recompensa física, que siempre ha sido y será necesaria, como estímulo para continuar y para nuestra sobrevivencia, eso ocupa un segundo lugar.

Siempre ha sido un placer para la vista y el cerebro humano ver los grupos estables de estrellas brillantes como los que ahora llamamos “las tres marías”, “las siete o más cabritas”, el aparatito para pescar que nos sugiere “el escorpión”, etc.
Ni qué decir de las innumerables figuras de tres y cuatro lados como “el papalote y su cola” que forman las estrellas de Crux.

Los grupos de estrellas nos iniciaron en la entretenida y luego útil actividad de contar y la manía de ponerle nombre a las cosas, aunque no sepamos del todo lo que son, como ahora lo hacemos con la “materia oscura” y la “energía oscura”.

Júpiter y Venus.  Alfa – Beta Centauri y Cruz del Sur.  Lluvia de meteoros.


¿Qué podría ser este objeto, que todas las noches lo vemos casi en el mismo lugar y a la misma hora?👆
Habrá que seguir observando, investigar, formular hipótesis y tratar de probarlas, o desecharlas.
Nuestros ojos se han deleitado con las regiones que parecen pequeñas nubes terrestres, algunas con colores.
La “Nebulosa de Orión”, las de “Sagitario” y “Escorpión”, más toda la complejidad de estrellas, cúmulos y nebulosas de la banda de estrellas que ahora llamamos “Vía Láctea”. Son maravillosos regalos para nuestra vista, que la naturaleza nos trae noche tras noche.


Cometa.  Estrellas circumpolares (norte).  Nebulosa Cabeza de Caballo.

(*) José Alberto Villalobos Morales es Asesor en Física y Astronomía.

 
villalobosjosealberto@gmail.com

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