Río de Janeiro (Brasil), 13 oct (Sputnik).- Brasil se está preparando para ser una potencia en el suministro de energías renovables a otros países, según dijo este viernes el presidente de la Cámara de Diputados del país, Arthur Lira, durante la cumbre de presidentes parlamentarios del G20 (Cumbre P20) que se celebra en la India.
«Brasil está bien posicionado para ser una potencia global en el suministro de energía limpia», dijo Lira, que citó como una de sus prioridades llevar a votación el marco legal para una transición energética y para que Brasil «produzca energía limpia para su consumo y para suplir parte de la manda global».
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil citó tres grandes agendas que se tramitarán próximamente en el parlamento: la regulación del mercado de carbono, la regulación de la energía eólica offshore (en alta mar) y el énfasis en el uso del hidrógeno verde.
En este sentido, Lira apuntó que Brasil puede aprovechar su infraestructura para distribuir etanol (un biocombustible hecho a base de caña de azúcar) para transportar hidrógeno verde.
«La producción de biocombustibles como etanol y biodiesel tiene un papel fundamental para reducir emisiones de carbono», aseguró, y destacó los esfuerzos de Brasil en transformar su industria del automóvil y potenciar los vehículos de cero emisiones.
El parlamentario también afirmó ser contrario a «sanciones o proteccionismos disfrazados», en una velada referencia a la norma de la UE que prohíbe la importación de productos derivados de la deforestación ilegal.
Este requisito impuesto por los países europeos hace unos meses se ha convertido en uno de los principales escollos para la ratificación del acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur.
Lira defendió el trabajo de su país en favor de la sostenibilidad; dijo que Brasil tiene «orgullo» de que casi el 90 por ciento de su energía sea de origen limpio y renovable, y que el país tiene una de las legislaciones «más avanzadas del planeta» en materia ambiental.
Citó el ejemplo del Código Forestal, que «de manera probablemente única en el mundo» exige a los propietarios rurales que preserven entre el 20 y el 80 por ciento de la vegetación nativa de sus tierras.
«Tenemos la responsabilidad de ser los guardianes de la mayor selva tropical del planeta (la Amazonía) y nos tomamos esa responsabilidad con la seriedad debida», afirmó.
Lira y sus aliados son muy criticados por el movimiento ecologista por facilitar la tramitación de proyectos de ley que flexibilizan las normas de protección ambiental y la preservación de territorios indígenas y favorecen al potente sector agrícola y ganadero, principal vector de deforestación. (Sputnik)
