domingo 28, abril 2024
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Resignación y apatía predominan en la jornada electoral que afronta la capital argentina

Buenos Aires, 22 oct (Sputnik).- Las imágenes de un remolino de gente rodeando y vitoreando al candidato presidencial del partido La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Milei, cuando se disponía a votar en las elecciones que Argentina celebra este domingo, son excepcionales.

El ambiente que se vive en las inmediaciones de los colegios electorales en el centro de la ciudad de Buenos Aires dista de ser un jolgorio. Con ánimo resignado se detuvieron a charlar con la Agencia Sputnik un par de amigas. «Son unas elecciones inciertas», reconoce una de ellas, Luciana. «Quisiera que se decida hoy todo y no se alargue más esta agonía, pero habrá una segunda vuelta», vaticinó esta mujer de nacionalidad colombiana.

Para evitar el balotaje, previsto para el 19 de noviembre, la fórmula más votada debe sacar al menos el 45 por ciento de los sufragios válidos afirmativos (ni nulos ni en blanco) o alcanzar al menos el 40 por ciento de los votos válidos y mantener una diferencia porcentual mayor a diez puntos sobre la segunda fuerza.

Más allá de quién resulte electo en estos comicios presidenciales, «de la crisis va a ser muy difícil salir», asevera por su parte Graciela, que ya está jubilada. «Todos ofrecen una salida, pero en la derecha, solo una persona como Patricia Bullrich tiene un equipo económico serio», replica la colombiana en alusión a la candidata presidencial de la coalición electoral Juntos por el Cambio (centroderecha) que fundó el expresidente Mauricio Macri (2015-2019).

«Me siento en una encrucijada, porque al mismo tiempo va a quitar los derechos que se consiguieron», insiste Graciela. «En cualquier caso, ninguno de los tres candidatos que tiene posibilidades podrá resolver todo, se va a demorar».

Poco afecto a Milei

Sobre Milei, las dos amigas coinciden. «Es un personaje macabro, demente, desequilibrado», sentencia Luciana. «Mira si la situación del país la va a resolver una persona que habla con su perro y que tiene un mandato divino, que Dios le mandó decir a través del perro que era el llamado a salvar el país. Es un desquiciado», completa.

La misma opinión tiene Andrés, que espera con su Border Collie frente a uno de los centros electorales. «No veo futuro en romper todo y empezar de cero, cuando ni siquiera sabe cómo va a empezar», señala sobre el candidato de La Libertad Avanza.

Este ciudadano de unos 45 años reconoce cierta esperanza de que algo mejore, pese a su diagnóstico pesimista. «Todos los candidatos son lo mismo, pero dentro de lo malo, hay más peores y más mejores», evalúa. «Como venimos no vamos bien, y el cambio que propone Milei no es real, no se trata de romper lo construido y no saber adónde va», insiste quien también querría que todo se resolviese en esta convocatoria electoral.

En un día mortecino, oscurecido por las nubes que no se despejaron tras la lluvia de la noche, aguarda sentada una argentina llamada María que dice encarar estas elecciones sin ningún ánimo. «Nunca cambia nada, y yo, que no tengo nada y nunca tuve, tengo que segur trabajando, ayudando en la economía de mi casa, y mover las cosas para acomodar los números, gane quien gane».

Esta mujer de 42 años, madre de una niña de 12, sostiene que la política no influye en su vida cotidiana, aunque admite el impacto de la inflación, que llegó a su nivel más alto en las últimas tres décadas. «Con el sueldo de mi marido y lo poco que gano yo nos tenemos que arreglar», comenta. «Vengo a votar porque alguien tiene que estar en el Gobierno, pero no creo en ningún político y no entiendo que se pueda dolarizar la economía», añade respecto a una de las promesas de campaña de Milei.

En la capital argentina, gobernada desde 2007 por la fuerza que postula a Bullrich de presidenta, quien teme por el día de este lunes 23 es un chileno que pasea con su familia por el barrio céntrico de Balvanera. «Nunca había visto al argentino tan triste y apagado», afirma Beto. «No existe más la clase media, la pulverizaron», añade este hombre, que llegó hace 37 años al país.

Desde su punto de vista, Milei es un salto al vacío; el ministro de Economía y candidato presidencial de la coalición oficialista Unión por la Patria (centroizquierda), Sergio Massa, «va a seguir mintiendo», y Bullrich puede estar manejada por Macri.

Aunque el voto es obligatorio en Argentina para los ciudadanos de entre 18 y 69 años, Andrés, un padre que porta a su bebé con una mochila, duda de si ir a sufragar o no. «Creo que me voy a decidir por el que que menos posibilidades tenga de ganar», comenta. El partido que al final elige es el Frente de Izquierda y de Trabajadores -Unidad (FIT-U), que presenta a Myriam Bregman de candidata a presidenta.

Este hombre, que trabaja como repartidor subido en una bicicleta, afirma que el que se mete en política lo hace para robar. «A la gente que realmente trabaja no le dan nada», sostiene desencantado. «No tengo miedo del resultado: no me cabe duda de que este país va a ir a peor y se hunde. Y la gente que tiene la culpa es el pueblo, porque el pueblo vota».

Andrés no duda de que «Argentina se va para abajo, porque ya tocamos fondo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)» desde que Macri solicitara un préstamo de 44.000 millones de dólares en 2018 que toca devolver por los próximos 20 años. «Estamos en un pozo sin fondo, ciego», concluye.

Y así transcurren las horas antes de que se devele el resultado de las elecciones más inciertas que afronta Argentina desde el regreso de la democracia, en 1983. (Sputnik)

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