viernes 3, mayo 2024
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Censurar a Israel, no es antisemitismo

En una gélida noche del 5 de diciembre de 2023, Joe Biden visitó Boston para recaudar fondos para su reelección. El presidente fue recibido por un nutrido grupo de ciudadanos que protestaron por su apoyo incondicional a Israel, alentando así las acciones genocidas del régimen que oprime a los palestinos desde hace décadas y que sigue subiendo el termómetro de brutalidad.

Si bien muchos asocian a los halcones de la guerra exclusivamente con los republicanos, los estrategas neoconservadores de la administración Biden (el director del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, y el secretario de Estado, Anthony Blinken), son parte de una larga historia de agresión del Partido Demócrata contra el mundo. De hecho, Biden y Trump son almas gemelas en la cuestión apartheid israelí y el genocidio que en este momento continua.

El mismo día de la visita de Biden, la Cámara de Representantes aprobó una resolución que equiparaba explícitamente el anti-sionismo con el antisemitismo y definía muchos lemas comunes como “del río al mar, Palestina será libre”, utilizados por los manifestantes pro-palestinos como antisemita.  Este es un ataque flagrante a la libertad de expresión. Significa la consolidación de la censura y el establecimiento del terror informativo y organizativo. Se trata de un paso peligroso hacia la criminalización de la disidencia política legítima.

Como residente local que vive cerca de estas instituciones, sé cómo los líderes estudiantiles han sido amenazados con fuertes sanciones disciplinarias, tal como fueron tratados los estudiantes durante las protestas contra la guerra de Vietnam.

En Gaza, la situación ha alcanzado proporciones genocidas y por eso Sudáfrica acusó a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de estar “sometiendo a los palestinos en Gaza a actos genocidas”. Ésta es la verdadera cara del sionismo: repoblar tierras robadas, expulsar a sus habitantes indígenas mediante la humillación, la fuerza indiscriminada y la destrucción de sus posesiones básicas. Sin duda, ésta es la verdadera consecuencia de la colonización. Israel, como cualquier otro Estado, tiene la obligación respetar las normas del derecho internacional.

El Secretario General de la ONU aseguró que esta ola de violencia “no surge de la nada”, sino que “nace de un conflicto de larga data, con 56 años de ocupación y sin un final político a la vista”. Si bien es cierto el ataque de Hamas es reprobable por haber causado la muerte de civiles, porque tal acto viola normas internacionales humanitarias, no es menos cierto que elevar como respuesta el peor de los crímenes, el genocidio en Gaza, que hoy en día, solo contando muertos, lleva veinticuatro mil muertos, setenta por ciento mujeres, niños y niñas, es macabro.  Este crimen de lesa humanidad no es «defensa propia», sino venganza alzada a un extremo inaudito, es genocidio, es fascismo, lo enfatizo. «El Rey está desnudo.» Es la venganza de Netanyahu al verse humillado junto a sus generales, es la oportunidad esperada para despoblar Gaza de palestinos y la válvula de escape para mantenerse como primer ministro.

El tabú de equiparar antisemitismo con el derecho de criticar a Israel cuando viola los derechos humanos se ha desvanecido. Censurar a Israel no es antisemitismo ni racismo. Y cuando el Estado de Israel utiliza la memoria del holocausto judío para justificar el genocidio contra los palestinos, ello solo deshonra la memoria de los seis millones de seres humanos que fueron exterminados. Pido al lector que lea o escuche lo presentado por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia que, a mi juicio, ha dado la cara frente a un Estado criminal que se impune y que ha gozado de la hipocresía «democrática» de Occidente. Y Biden implora al Congreso quince billones de dólares para el régimen racista. Pero, lo que más duele, es que los palestinos se hayan sacrificado tanto, hasta lo insufrible, hasta sentirse abandonados.

(*) Allen Pérez es Abogado

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2 COMENTARIOS

  1. El trigo que el criminal de guerra de Putin le regala a Sudáfrica está teniendo su efecto.
    No hay almuerzo gratis, y detras de toda esta pantomima acusación en la CPI, está rusia, la cual no detendra al ejército israelí contra los terroristas palestinos, hasta acabar con HAMAS. Defiende a su camarada Putin, y nunca has condenado los ataques de las hordas criminales rusas contra el pueblo de Ucrania, usurpando territorios. De cual derecho internacional hablas. De cuales derechos humanos hablas, y lo que dijo la ONU no tiene ningun sentido cuando el veto se impone por parte de rusia en el consejo de seguridad para que termine con su criminal invasión contra el pueblo de Ucrania. Siga defendiendo actos terroristas don Allen, que en eso si afina su pluma.

    • Y usted siga defendiendo a los terroristas estadounidenses, británicos e israelíes. Si Rusia hubiese querido destruir Ucrania, lo habría podido hacer en un instante. Pero tienen los códigos que los occidentales y los israelíes no tienen.

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