lunes 29, abril 2024
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A propósito de copago y otras galimatías

La idea del “copago” aplicable a la consulta de los asegurados, en realidad no es mala, pero existen otros caminos, mucho menos perjudiciales. Trataré de comenzar por el principio. Hace muchos años, habiendo llegado de México, comencé a ver el famoso “biombo”, totalmente institucionalizado en algunos servicios de algunos hospitales, rayando en la desfachatez, “hubo un cirujano que era el dios del biombo”, tenía su grupo bien estructurado, su secretaria, a la sazón vecina mía era en apariencia quien administraba el mafioso negocio. No era un secreto y se conoció muy bien en algunos puestos administrativos de la CCSS, pero ese “dios-biombo”era intocable: pasó por el entonces águila bicéfala del bipartidismo, donde tenía más patas que un ciempiés. ¿Los biombos no han desaparecido? No, ni desaparecerán, aunque los más jugosos si porque los que tienen ingresos muy buenos, pagan pólizas de salud nacionales y/o internacionales, con lo cual los clientes potencialmente fuertes no necesitan.

Ahora viene la administración con la idea de establecer un sistema de “copago”, donde la CCSS pone un 60% y el paciente el resto. Esto sería institucionalizar el biombo administrativo, que también existe: aún recuerdo cuando recibía un expediente con un un P.O.S. en la esquina superior izquierda de la cartulina, eran pacientes que se movían en las ramas de la política y venían “por orden superior” a la consulta, saltándose a los demás. No funciona nada donde la político-burocracia meta las garras.

Desde 1983 un grupo de médicos tratábamos de que la caja estudiara el “Sistema de Capitación” de Inglaterra, sin embargo el que fuese “dueño” de la CCSS en ese entonces, nos comenzó a perseguir a quienes creíamos que sería la solución a las filas de consulta y cirugía. El Ins utilizó por muchas décadas ese sistema con éxito.

En la Capitación los pacientes son atendidos en clínicas y consultorios particulares, procediendo a entregar un cupón dado por la institución y luego se le cancelará al profesional.

Lo más caro de la CCSS es la inmensa maquinaria administrativa y los pulpos políticos que lucran a manos llenas, comiéndose los recursos de la Caja.

Una propuesta que hice desde hace más de veinte años, en diferentes medios escritos, era dividir la CCSS en dos, por un lado la Caja de Seguro Social, para administrar los dineros y los diferentes presupuestos, y por otro lado el Instituto Costarricense de Salud y Seguridad Social, para administrar la salud, mediante presupuestos claramente definidos por la CGR y la Gerencia de la Caja, eliminando la alcahuetería de las juntas directivas y las presidencias ejecutivas, herencia del PLN.

Se supone que los cambios que se hagan en una institución como la CCSS, deben ser de dominio público y encontrará escollos inmensos, desde los de “río revuelto” hasta los “empresarios morosos”, pasando por aquellos que no quieren una Contraloría de Servicios estricta, vía expediente electrónico y revisión especializada, como cualquier gran empresa.

Podríamos decir ¿cómo se manejan empresas como Coca Cola, KFC, Microsoft, Apple etc etc? Pues simple ¡ponemos un CEO! Pero no un político.

Cualquier solución que queramos darle a la CCSS, debe contar con la anuencia de los más importantes: los asegurados.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico

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