(Primera Parte)
Columna Hablemos de lo que casi no se habla
El objetivo de esta Educación Comunitaria es subsanar el vacío que persiste en el campo adictivo sobre una Enfermedad de fondo que una gran mayoría de los ciudadanos desconocen o la relacionan sólo con alcohol y otras drogas.
Este escrito se centra en el alcohol por haber sido esta sustancia la puerta de entrada para la investigación y estudio de esta Enfermedad. Posteriormente se expondrán como los mismos principios y filosofía son aplicables a diversas adicciones no químicas. Además para la aceptación y superación de otras patologías mentales, emocionales, físicas y condiciones especiales.
Evolución de este Concepto
La adicción es una enfermedad tan antigua como el mismo ser humano.
Según una investigación de científicos de Santa Fe College, en Estados Unidos, nuestros antepasados primates comenzaron a ingerir etanol (alcohol) hace aproximadamente unos 10 millones de años, después de que en sus organismos ocurrieron varias mutaciones que les confirieron una capacidad para metabolizar ciertas sustancias provenientes de frutas fermentadas.
Desde los inicios en los ambientes de diversas civilizaciones tales como en Egipto, China, India, Babilonia, Grecia y en ciertas regiones de América, se utilizaron cereales fermentados, jugo de frutas y miel durante miles de años para la manufactura de bebidas que cambiaban el estado de ánimo.
Muy comúnmente se cree que la definición de la adicción como una Enfermedad es un concepto nuevo, a pesar de que ha sido un tema de investigación desde hace más de dos siglos por parte de diversos científicos y por el testimonio de billones de personas que la han sufrido.
En la época de los filósofos griegos y romanos se evidencian aportes como el de Séneca (4 a.C.- 65 d.C.), que describían que el alcohol destruía la mente con trágicas consecuencias. Así como se referían al emperador Marco Antonio como un ejemplo de una gran figura que fue tomada por esta sustancia. Asimismo el filósofo romano Cayo Plinio Secundo (23-79), descubrió síntomas muy parecidos a las observaciones que se tienen hoy sobre el alcoholismo: defectos de carácter, pérdida de la memoria, temblores, comportamiento antisocial, hígado crecido, insomnio y por último la muerte.
Más cercano a nuestra época, el Dr. Benjamin Rush (1746-1813) creador de la Asociación Americana de Psiquiatría en los Estados Unidos, impulsó los Movimientos de Templanza no radicales, a través de un panfleto que circuló por todo ese país llamado “Investigación sobre los Efectos de Bebidas Ardientes en la Mente y Cuerpo”. Médico quien fue la primer persona en Norteamérica que escribió referente a que la embriaguez crónica es producto de una enfermedad, por lo que no aprobaba ningún tipo de “bebidas espirituosas” o alcohol destilado para aquellas personas que perdían el control hacia las mismas. El Dr. Rush estableció la siguiente Tesis Brillante, aporte seminal para la recuperación del alcoholismo como una Enfermedad:
1) El alcohol facilita el problema. 2) El control favorece su progresión. 3) Abstinencia total es la única forma para interrumpir esta Enfermedad.
Es importante distinguir que para este médico esa «abstinencia total» no se refería a las personas que podían tomar con moderación, sino era una sugerencia para aquellas que perdían el control hacia esta sustancia.
En 1840 surgió la Sociedad de Templanza Washingtoniana, un grupo formado por tomadores para ayudar a otros tomadores. Sus fundadores fueron seis hombres que se reunieron una noche en una taberna en Baltimore y después de que su conversación giró en torno a cómo el alcohol los había afectado. Uno de ellos asistió a una reunión de los washingtonianos y se comprometió a dejar la bebida. Acordando sus amigos también hacer lo mismo y trabajar conjuntamente ayudando a otros tomadores que tuvieran el mismo deseo. Movimiento que alcanzó un gran impacto: de 600.000 personas que hicieron ese compromiso, 150.000 lo lograron.
Posteriormente en 1841 se creó el primer hospital para “ebrios” en Estados Unidos, al que le siguieron once más con el mismo fin en diferentes ciudades de ese país, su lema era “la intemperancia es una enfermedad».
Los grupos generales de templanza tomaron la idea del Dr. Benjamín Rush de total abstinencia para quienes perdían el control hacia el alcohol, apoyando la moderación en quienes sí podían controlarlo. Sin embargo se había constituido otro grupo más radical llamado Unión de Mujeres de Templanza (WCTU) al que se le llamó el Movimiento Clásico de Templanza (1830 a 1940), el que tomó un giro opuesto radical, logrando penetrar socialmente la creencia infundada de que “cualquier uso de bebida alcohólica, moderado o no, era como un diablo que había que vencer” y total abstinencia era la única medida con sentido.
Logrando establecer este grupo extremista la medida de la “Ley Seca” o prohibición total del alcohol en 1919, la que no significó un menor consumo, ni mucho menos una solución para el problema del alcoholismo. En cambio, creó un tráfico ilegal y crímenes con proporciones inimaginables. El fracaso de esta Ley (suspendida en 1933) y el problema vigente del alcoholismo en la población estadounidense, abrieron las puertas a nuevas propuestas y soluciones al “alcoholismo”. Término que introdujo el médico sueco Magnus Huss (1807-1870) quien lo utilizó por primera vez en 1849 y fuera aceptado para referirse a la adicción al alcohol, suplantando el de “inebriedad”, expresión popular hasta principios del siglo XX.
La segunda parte de este artículo continuará mañana miércoles.
Próxima actividad educativa virtual
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(*) Licda. Priscilla Spano Carazo es Adictóloga
