viernes 26, abril 2024
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¿Se acabó el primer aire?

El Gobierno, la Asamblea Legislativa, los partidos políticos y el pueblo, venían (más o menos, como en todo), al unísono, al son del mismo tango. Todos queríamos que se pusiera orden. Todos deseábamos mano dura. Todos estábamos de acuerdo en sacrificarnos. Veíamos como un éxito el Gobierno nacional ensayado por don Carlos.

¿Se está desgarrumbando todo? Los que en el Gobierno no eran del PAC ya se están (o los están) yendo. Las draconianas leyes aprobadas ya se comenzaron a by-pasear. Aquí todos nos sentimos capaces de echarnos pulsos con cualquiera. Los sindicatos emergen de pronto, como osos luego de invernar, después del fracaso de la huelga nacional. Los políticos comienzan a volver a lo que siempre han sido. Con una huelga en el MEP se apearon al Ministro. Con otra en la Caja se apearon leyes. La Corte se aparta de la aplicación de las leyes, sin necesidad de huelga, a pura interpretación.

Veremos hasta donde van a llegar la Fiscalía y la Contraloría.

Ya se oyen los claros clarines (como decía Darío), pero de la vaciladera tica de siempre. Ya muchos Diputados anuncian una posición frente a la huelga en el Sector Público que desatiende totalmente los intereses públicos y las necesidades elementales de los habitantes, que frente a los egoístas intereses sindicales nunca han contado. Cundió el pánico. Se acabó el valor. Para demostrar lo contrario se ensañarán contra los que nadie defiende.

Las peores situaciones en la vida (individual o social) son aquellas en las que uno se siente impotente, sin saber qué hacer. En estos países se vive plenamente solo aquello de que el que tiene más guargüero traga más pinol. Pero eso es exactamente lo que nos tiene jodidos: unos tragan más pinol que otros. Los que tragan menos solo tienen disponible el rol de pendejos.

¿De veras estamos a punto de volver a lo mismo? ¿Será que en C.R. para llegar a la Presidencia es requisito sine qua non tener la bendición de los sindicatos (solo cuentan aquí los del Sector Público)? Si así fuere, pues si está horrible la cosa.

Por algo se dice que lo que no se hace en el primer año ya no se hizo. Luego todo se impregna del fragor de la lucha electoral, la que ahora con las elecciones municipales se lleva casi todo el tiempo. Quedará solo un segundo y último aire entre febrero y mayo del ’22, el que si hay segunda ronda (la que ya se hizo normal), será más corto aun.

Hay suficientes indicios para pensar que la situación empeorará. Los sindicatos ya no solo se ocupan de los derechos de sus afiliados. Ahora pretenden imponer las políticas nacionales. Se arrogan una representación popular no concedida en ninguna parte. El fuerte de los sindicatos está en que según ellos son decisivos en los procesos electorales, y en el uso de la fuerza, que atemoriza, especialmente a los pendejos.

Definitivamente, nada somos.

(*) Dr. Mauro Murillo A. es Abogado

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