sábado 27, abril 2024
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Más impuestos para tapar baches, llegó la hora de las decisiones

La coyuntura económica actual nos coloca como país, ante una nueva y nunca bien recibida, propuesta de aumento en los impuestos, esta nueva oferta impositiva despierta las voces de los diferentes sectores del contexto económico y social de Costa Rica, quienes ante esta situación no han tardado en hacerse escuchar.

Es preciso recordar que, en ninguna parte del mundo, los tributos son bien recibidos, – Costa Rica no tenía por qué ser la excepción – es por eso que comúnmente se conocen como impuestos, aquello que no es de adopción voluntaria, sino que es un acto contrario a nuestra voluntad, por eso resulta impensable que una propuesta de este tipo sea bien recibida por un país, con la ya deteriorada situación económica actual.

Costa Rica, una vez más se encuentra en una situación crítica en temas económicos, así lo revelan los déficits fiscales de los últimos años, coronados con un 6,96% del PIB para el periodo 2019, superando las proyecciones más pesimistas para ese periodo, este déficit se justificó por parte de las autoridades del momento, como producto del incremento del pago en intereses de la deuda adquirida años atrás, pero quizás la verdadera razón detrás del déficit no sea el pago de los intereses sino la postergación de las decisiones transcendentales que como país aún no se toman.

Por esta razón cuando, revisamos una propuesta de aumento en los impuestos, tan desequilibrada como la actual, nos debemos plantear si únicamente estamos tapando un bache para tener otro más adelante, ¿se encuentra el problema del déficit fiscal en la cantidad de impuestos que tenemos en Costa Rica? O ¿se encuentra este déficit sustentado en las ineficiencias del gobierno y las instituciones que se encargan de la recaudación de los impuestos existentes?

La respuesta a estas interrogantes se puede obtener de diversas formas, sugiero que estas respuestas se generen desde el análisis de la nueva propuesta impositiva, en donde relacionado al aumento de la carga impositiva encontramos que se proponen los siguientes puntos:

Gravar con un 25% los premios a la lotería que excedan el 50% de un salario base.

Eliminar la exoneración del salario escolar.

Eliminar créditos familiares al salario y a las personas físicas con actividad lucrativa.

Aumento en las tarifas de rentas de capital que pasarían al 15%.

Esquema de renta global iniciando en el año 2023.

Aumento en el impuesto sobre bienes inmuebles pasando del 0.25% al 0.75%

Aumento de las escalas de renta para las personas físicas con actividad lucrativa, rentas empresariales y salarios.

Aumento temporal del impuesto a las remesas al exterior en un 5%.

Impuestos a la totalidad de las transacciones financieras con una tarifa del 0.3%

En contraposición en la reducción del gasto público encontramos apenas, los siguientes puntos:

Aplicación de la regla fiscal

Aplicación de movilidad laboral voluntaria

Venta de BICSA y la Fábrica Nacional de Licores.

El análisis de los puntos anteriores nos lleva a una conclusión, estamos ante una propuesta impositiva desequilibrada, que nuevamente recae sobre aquellos que ya contribuyen de manera constante al país con el pago de los tributos.

La visión país del gobierno, una vez más está alejada, de la visión de los ciudadanos, proponer tarifas impositivas, sobre las manifestaciones básicas de riqueza parece ser el último golpe impositivo a los ciudadanos, gravar hasta la suerte de una persona parece un movimiento desesperado por recaudar.

El Gobierno debe poner de su parte y por eso se compromete aplicar, lo que debió aplicar hace un tiempo atrás, ofertar la aplicación de la regla fiscal existente, no es ninguna novedad, la aplicación de movilidad laboral voluntaria a lo largo de los años ha demostrado tener poco impacto en el gasto público, la venta de activos de poco valor tampoco genera un equilibrio en la balanza de tan mal formulada propuesta de impuestos.

Quizás esta derrota impositiva, que el gobierno está próximo a sufrir en manos de los diferentes sectores económicos y sociales, sirva de lección, para entender que los verdaderos retos del déficit fiscal y la reducción de este, no pasan por el establecimiento de más impuestos, sino por el manejo correcto de la política fiscal que conlleva, un equilibrio del gasto público y la eficiencia en la recaudación.

Tapar un bache a corto plazo no es la mejor de las soluciones, cerrar el déficit fiscal de corto plazo con más impuestos no es la mejor solución, es tiempo de plantearnos reformas estructurales que conviertan al estado en un órgano más eficiente, y generen un mayor ambiente de negocios en el país, ¿podríamos empezar con una propuesta impositiva más balanceada que refleje el sentimiento ciudadano?

(*) Jose David Cano Jiménez, Estudiante Maestría Asesoría Fiscal Empresas

Email: jose.ca1987@gmail.com

 

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