martes 30, abril 2024
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Aspectos que considerar en el acuerdo del gobierno de Costa Rica con el FMI

La primera pregunta que uno se hace al considerar el convenio firmado por el gobierno de Carlos Alvarado con el FMI es si es conveniente.

A esa pregunta se puede responder que sí, para que Costa Rica pueda acceder a los recursos de capital de los mercados financieros internacionales.

Sin embargo, no necesariamente el visto bueno del Fondo es indispensable; pero si es cierto que con él los mercados y las Calificadoras de Riesgo crean condiciones favorables para que los préstamos sean a tasas de interés más bajas y condiciones financieras mejores.

La segunda pregunta que hay que hacerse es: ¿es necesario?, pero en este caso la respuesta no es tan inmediata.

En primer lugar, es importante tener claro que el endeudamiento del Estado ha ido creciendo como resultado de la aplicación de preceptos equivocados de la teoría económica; y que con la pandemia éste se ha acelerado.  Pero esta situación es una situación que la están padeciendo todos los países occidentales en los que la relación deuda pública-PIB tiene importancia. Esto es, en los que los capitales demandan un rédito por su mera existencia, y particularmente cuando son prestados para cubrir deuda del gobierno.  (Esto no se presenta en otros sistemas económicos donde el Estado es el dueño de buena parte del capital productivo, y por tanto tiene control sobre el costo del capital.  Pero nosotros somos parte del sistema capitalista y la tasa del rédito del capital está determinada por el mercado, controlado a su vez por los grandes capitales.)

El que todo el capitalismo occidental esté padeciendo de sobre endeudamiento del Estado, significa que, si un país no lo hace, toda su economía echará de menos el gasto que el Estado no está haciendo, o que ha dejado de hacer:

Ya sea como gasto que no va a impulsar la demanda agregada y, por tanto, quedando deficitario para generar crecimiento económico en el sector privado creando condiciones de inestabilidad económica, ya sea como deficitario en el campo de la atención de sus necesidades de salud, de educación, transporte, de infraestructura, de atención a los más necesitados y desempleados, etc., creando condiciones de inestabilidad política y social.

Grafico No.1

Con toda seguridad es por esta razón que los entes financieros internacionales, tanto el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Económica para América Latina, todos han manifestado que en este período los gobiernos NO deben reducir el gasto; todo lo contario, deben aumentarlo…  Y esto, en las condiciones en las que viven los países del tercer mundo significa mayor endeudamiento público.

“En 2018, el nivel promedio de deuda en los países de América Latina y el Caribe alcanzó el 64,7% del PIB. Entre 2007 y 2018, la deuda aumentó en 17,2 p.p., lo que resulta relativamente bajo al compararla con los países de la OCDE donde aumentó 35,5 p.p. en el mismo período.” OCDE, https://www.oecd-ilibrary.org/sites/0892285e-es/index.html?itemId=/content/component/0892285e-es

Éste es el tremendo dilema en que se encuentran los países del tercer mundo y ese es el dilema en que nos encontramos nosotros.

Si es así, tenemos que endeudarnos para poder mantener el ritmo de crecimiento que tendrá el Sistema Económico Occidental (esto es para no echar para atrás) que será del 5,4%, mientras que nuestros principales socios comerciales lo harán a una tasa del 4,2% (como luego se verá el BCCR calcula un crecimiento de nuestra economía del 2,3% para el 2021)[1]; pero por otro lado, el costo de la deuda representa un freno a ese crecimiento cuando las tasas de interés son excesivas (como son en el mercado interno de nuestro país).   En ese sentido el préstamo del FMI ofrece tasas de interés muy buenas, especialmente si se comparan con las del mercado local.

Sin embargo, esa primera conclusión intuitiva debe ser analizada a la luz de más información:  El otro tema que hay que considerar es si es posible financiar el gasto necesario con los recursos monetarios que tiene el país, sin necesidad de recurrir a empréstitos internacionales como el del FMI, o solicitando montos menores.  Y ahí se plantean varios mecanismos para financiar el déficit y hacer la relación Deuda-PIB aceptable para la Comunidad Financiera Occidental.

  1. a) William Hayden, expresidente del Banco Nacional de Costa Rica ha propuesto recurrir a las Reservas que tiene el Banco Central en dólares. Esto ha sido rechazado por la Junta Directiva del Banco Central, señalando que eso pone en riesgo la estabilidad del colón frente al dólar.  Y en alguna medida eso es cierto.  Pero los directores del Banco parecen haber exagerado un poco, porque una parte de esa reserva dispuesta para tal fin no entrañaría riesgo cambiario, lo han señalado ya algunos economistas y hoy ya conocemos que el piso que exige el FMI en esa reserva es de menos de 4.000 millones de dólares. Podrían usarse unos 2.000 millones de dólares de los cerca de 8.000 existentes a finales del 2019, para ayudar a reducir la deuda.[2]
  2. b) Al mismo tiempo el otro medio señalado es el de la liquidez existente en el Gobierno, que ha sido puesta en evidencia por la Contraloría General de la República, [3] al calcular la liquidez disponible del Estado.  El informe señala que hay un millón de millones de colones (un billón) disponibles para ingresar a la Caja Única, que representa alrededor del 3,2% del PIB, pero que por diferentes motivos (mala administración de la liquidez entre otras), no han sido gastados por la
    Administración Central.  Pero que podrían utilizarse para recomprar parte de la deuda pública existente o aumentar el gasto sin alto endeudamiento, acatando las disposiciones legales y constitucionales que resguardan el uso de eso recursos.
  3. c) Los dos rubros anteriores sumados representan casi el 7% del PIB, con lo que podríamos reducir la deuda existente hasta aproximadamente el 62% del PIB con esos recursos. [4] Las últimas investigaciones sobre la “sostenibilidad financiera” de la deuda del país, (Cf. Carlos Chaverri Morales, 2017, “Límites naturales de la deuda para la economía costarricense”, Economía y Sociedad, Vol.22, No.51), estimaban a esa fecha, una relación del 48,6% del PIB; de manera que en el marco de las circunstancias de la pandemia y de la situación actual de las economías capitalistas, una cota del 62% podría parecer razonable para la comunidad financiera internacional y las calificadoras de riesgo (obsérvese esa relación entre los países de la OCDE en gráfico No.1).  Con lo que podría reducirse sustancialmente el monto pedido al FMI o no recurrir a él.
  4. d) en la carta con que responden a un cuestionamiento de la ANEP, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda cuantifican los préstamos que están en negociación por el gobierno. De acuerdo con eso (Plan de financiamiento para apoyo presupuestario, (p.4), hay un préstamo que ya se está negociando con el CAF II (Banco de Desarrollo de América Latina) [5] por 500 millones de dólares.  Y otros dos préstamos con el BID por un total de 500 millones más, que sumados con otros que están para su aprobación en la Asamblea Legislativa amontan un total de 2.000 millones de dólares.
  5. f) finalmente, no debe despreciarse el crecimiento de nuestra economía calculado por el Banco Central para este año que, no obstante haber decrecido en 2020 va a crecer en el 2021 en alrededor del 2,3% ( Progr. Macroec., p.93). De tal manera que, con la reducción del déficit primario y financiero para el 2021 (según la misma fuente citada) la relación Deuda-PIB se podría reducirse hasta un 59-60 por ciento.

Con esto datos a la mano, no parecer haber una gran urgencia para la aprobación del Préstamo con el FMI, con la excepción de que éste pueda condicionar el acceso a los recursos internacionales mencionados arriba por las reglas del juego del capital internacional, y que, de no llegarse a un acuerdo con él, las otras entidades financieras retiraran sus ofertas.  Hoy ya sabemos que el FMI ya aprobó el préstamo con las condiciones que ofreció el Gobierno.

Ahora bien, debemos de resaltar que las condiciones que el gobierno ha planteado para la negociación son condiciones salidas de la agenda neoliberal, esto es, de la política económica nacida de la teoría económica errada que mencionamos arriba.  No son condiciones del FMI, son parte de su agenda económica y de su proyecto país, por lo que bien se pueden substituir por otras medidas que mejoren los resultados económicos para las grandes mayorías, al contrario de lo que ha venido resultando de la agenda de política económica neoliberal.

Costa Rica necesita un nuevo proyecto país, acorde con las necesidades y demandas de la mayoría de sus ciudadanos y no precisamente de aquellos grupos y sectores que han sido favorecidos con el modelo neoliberal de desarrollo.

(*) Sergio Reuben Soto

[1] .- Revisión del Programa Macroeconómico 2020-2021 del Banco Central, p.92

[2] .- El Banco Central ha puesto un monto considerable de esos recursos a disposición del sistema financiero comercial para aliviar la deuda activa de los bancos, pero no ha ofrecido recursos para aliviar la deuda pública.

[3] .- Contraloría General de la República, dic. 2019, “La Caja Única del Estado y el Manejo Eficiente de la Liquidez del Sector Público”, San José.

.https://cgrfiles.cgr.go.cr/publico/docsweb/documentos/publicaciones-cgr/otras-publicaciones/informe-caja-unica.pdf

[4] .- Según El ministro de Hacienda Elian Villegas la deuda pública del país cerró en 2020 en el 69,7% del PIB,

https://www.oecd-ilibrary.org/sites/0892285e-es/index.html?itemId=/content/component/0892285e-es

[5] -. https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2020/12/costa-rica-contara-con-usd-500-millones-de-caf-para-mitigar-el-impacto-de-la-pandemia-y-promover-la-reactivacion-economica/

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