2 COMENTARIOS

  1. En Costa Rica, como en otros países del orbe, los medios de comunicación influyen en las opiniones de las personas, sea que la noticia mostrada sea cierta o no, precisa o no, se le dé seguimiento o no. Este tema es para tomarlo “con pinzas” por cuanto se confrontan dos derechos, el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la imagen (privacidad de datos, que la autora lo liga, certeramente, con el principio de dignidad humana). Es claro que los habitantes de la sociedad costarricense tienen derecho a informarse de lo que pasa en el mundo y a nivel nacional. Ello incluye noticias o “sucesos judiciales”, como se le ha denominado. También, los periodistas cumplen la importante laborar de investigar la noticia, sintetizarla y exponerla al público. Es lógico que no todas las noticias les gusten a todas las personas, sobre todo si se refieren a ellas. No obstante, una cosa es que no les guste, y otra distinta es cuando se le ofende, se usa su imagen de manera engañosa, o hasta se le condene en una noticia, como dice la autora, sin que ello sea apegado a la realidad y sin dar un seguimiento claro al caso. El tema de hasta qué punto llega el derecho de libre expresión del periodista y cuando se inicia la vulneración del derecho a la privacidad de la persona objeto de la noticia es nada fácil de determinar. Y mucho menos la resolución es aplicable y única para todos los casos. Sí me parece esencial recordar que el artículo 28 de la Constitución Política señala que: “ARTÍCULO 28.- Nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus opiniones ni por acto alguno que no infrinja la ley. Las acciones privadas que no dañen la moral o el orden públicos, o que no perjudiquen a tercero, están fuera de la acción de la ley…” Esta norma me parece básica, y el inicio para analizar hasta dónde llega el derecho de una persona, y dónde inicia el del otro.

  2. Interesante lo planteado por la autora, puesto que se contraponen derechos que tutelan bienes jurídicos con un valor importante no solo para las personas sino para el correcto funcionamiento de la sociedad y la democracia misma. Creo que al lado de la problemática que se expone, el incremento del uso de la tecnología y las redes sociales, junto con su monetización, generan un efecto contraproducente en cuanto al manejo de la información. Los noticieros y en general los medios de comunicación han tenido que echar mano de estrategias que les permita incluso «viralizarse», por lo que cada vez más se observan titulares amarillistas que se convierten en la forma en que se llama la atención de los usuarios y ganan vistas, sin perjuicio del daño que eso genere y de lo «light» de la noticia que se transmite. Por otra parte, se empieza a notar una tendencia donde ya no solo se comparte un mensaje o una información, sino que esta se politiza e incluso se saca un provecho económico, generando con ello presiones a todo nivel. Como ocurre siempre con los derechos, pareciera que lo que se requiere es una mayor consciencia y un equilibrio, lo cual no conviene a los principales beneficiarios por lo que en la actualidad se omite.

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