viernes 26, abril 2024
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Un momento de serenidad

Ya viene el cortejo…ya suenan sus claros clarines…(Darío).

No hubiera vuelto a escribir un solo artículo más, me parecía que ya estaba bien detenerme después de casi tres décadas de escribir para algunos medios. Uno a veces duda de la personal honestidad intelectual, o si ésta estará siendo violentada por la arrogancia, oculta en medio de subterfugios lingüísticos vanos, como vana es a veces la existencia. Escribir poesía, cuentos cortos y novelas cortas ha sido mi mayor pasión, aunque nunca he publicado, no me ruborizo de decirlo, no he publicado, quizá como el padre egoísta que no quiere exponer a sus hijas ante el lobo del mundo: siempre he considerado mis esfuerzos literarios como hijos que me han ayudado a exorcizar mis demonios, dándome la posibilidad de no volverme loco.

En elpais.cr, he escrito por varios años consecutivos, hasta hace quizá seis meses que me había prometido no volver a “opinar”, sumergido como he estado en la poesía y “manchando papeles con acuarela”, paliando la soledad de la pandemia. Todos hemos sufrido, algunos más y algunos menos, hemos perdido si no familiares al menos amigos, han sido despedidas sin adioses sin miradas, sin ternura, guardando en nuestros corazones esa despedida dentro del anonimato. Vemos con cautela la disminución de la pandemia, advertidos por los entendidos que no podemos bajar la guardia, que en muchos aspectos será una enfermedad más, que tenemos que rectificar muchas medidas higiénicas.

Hoy, en el silencio de la madrugada cómplice, me sentí impelido a escribir, si, porque esta nueva amenaza de una guerra que se cierne sobre todos los seres humanos, no puede menos que hacernos ver lo terrible del poder: la autocracia y la pasión por la riqueza, en medio de una guerra de virus, no parece que hayamos encontrado una nueva realidad, volvemos a la mezquindad de siempre, contaminación y matanzas de inocentes.

No quiero tomar partido mas que a favor de la paz, pero no la paz del cementerio, no la paz de los muertos, la paz de los vivos. Por más puntos de vista que he leído, no ha sido suficiente para darle la razón a ninguno, ni a Rusia ni a occidente, ninguno de los bandos es inocente. Hace mucho leo los excelentes trabajos de Timothy Snider, un brillante historiador de Yale, sus libros son cautivantes, esa razón me llevó a leerlo desde hace una década, además sentí la obligación de saber más sobre aquel lejano lugar del planeta, porque yo vivo bajo la sombra de los EEUU por un fortuito hecho geográfico, haber nacido bajo las faldas del país más poderoso del planeta y ser bombardeado por sus medios desde mi niñez hasta hoy, quizá de ahí me nació la rebeldía de leer siempre la otra página.

Hoy, más que en ningún momento de mi vida, salvo quizá en algunos quebrantos de salud que me llevaron a la reflexión más profunda, me siento sereno para después de mucho leer y analizar lo que dicen los diferentes analistas (sic) hacer un llamado a todos: leamos, empapémonos de las verdades, eludamos el lazo nefasto de la ignorancia. Hoy por hoy se ciernen sobre la humanidad los peores enemigos de la libertad, los que adoran el becerro, los insaciables, utilizando esencialmente tres puntos: 1-populismo, 2-polarización y 3-posverdad*. Estas tres P, son la esencia para lograr el poder, y no sólo el poder político sino también el poder económico. Thomas Piketty, Moises Naim, Noam Chomsky y pléyades de intelectuales, orientan para la comprensión del mundo. La obligación humana debe ser al menos comunicar las inquietudes, no inquietar, no, informar compartiendo lo que se sabe y no colaborar a la era de la “desinformación” (útil elemento de las tres P: pos verdad) que se ha sumado a las fuerzas del mal del mundo diario de la internet.

Si existe riesgo de una guerra nuclear a expensas del actual conflicto “Rusia-Ucrania” o “Ucrania-Rusia”, depende del lado que tengamos los zapatos. Siempre son los pobres, los desheredados, los niños, los ancianos y las mujeres quienes pagan el mayor precio. No existe guerra buena ni guerra santa, las guerras siempre son malas, destruyen, causan dolores imborrables, siembran los campos y las ciudades de desarraigados y de cadáveres.

Estamos frente a cambios profundos en la geopolítica y verdaderas partidas de ajedrez en el tapete mundial (y local), que no nos deja ver lo trágico de el producto de esa desmesurada avidez de poder: el cambio climático.

Hoy el mundo tiene una oportunidad, la oportunidad de la reflexión sensata, serenamente madurada, podemos ser canales de información o canales de desinformación, cada uno elige lo que mejor se adapte a su particular modo de ver el mundo.

Por hoy sin duda la mayor emergencia es detener la guerra en Ucrania, buscar la paz entre los hombres, ya tenemos suficientes retos para desgastarnos en matanzas.

* Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad. DRAE.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico.

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2 COMENTARIOS

  1. Bienvenido de nuevo Doctor. Siempre es un placer leerle y extraer conocimiento de sus escritos.
    Atenta estare a sus opiniones.

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