viernes 26, abril 2024
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La hora de la muerte del diario La Nación

La muerte de un periódico  no es una buena noticia. Es un amargo y triste suceso. Y no debería alegrar a nadie, ni siquiera a sus más nítidos adversarios.

Cada vez que un diario se suspende, o se muere, es como una luz que se apaga en el firmamento del pensar humano. Puede que sea una luz brillante, transparente o incluso negra, pero siempre es un rayo de expresión, que, por afinidad o por contraste, sirve para ordenar y afinar lo que meditamos, lo que constituye nuestro welstanchaum o visión de mundo.

A mí me duele muchísimo que desaparezca La Nación, pero anoche, como a la una de la mañana, me despertó la moto que la reparte, y, el golpecito de su escaso peso contra mi puerta desató estas cavilaciones.

Para un periodista –con tinta en las venas– esa hora de reparto (1 a.m.), solo significa que el tiraje fue muy breve, y además el “paff” suficientemente fuerte. Por la mañana pude comprobar que eran solo 32 páginas, y que en ellas no había ni siquiera un anuncio pagado. Bueno, sí, había uno, pero era una auto promoción de la misma compañía que la financia.

Estos síntomas, en un periódico comercial que se supone vive de sus anuncios y sus ventas, solo se puede interpretar como un anticipo de la muerte. Como una agonía.

Es bien sabido que me he enfrentado por años al pensamiento de esa empresa, pero tal vez ya se ha olvidado que allí dí mis primeros pasos como profesional y, que dejé en sus páginas momentos estelares de mis cincuenta años de periodismo. Por eso, me da mucha pena lo que le está pasando. Aunque estimo que se lo ha buscado. En La Nación hay épocas de épocas. No siempre ha sido la misma, de seguro les quedará el digital, pero eso ya es otro cantar.

Cuando el elenco de Guido Fernández emprendió los cambios liberales de ese diario, en 1968, se procedió a ventilar y modernizar todo su contenido y formato, empezando por el catecismo anquilosado de la clase cafetalera propietaria, que marcaba todo su estilo. Con gran lucidez, Guido alegró los espacios, los humanizó, contrató servicios periodísticos modernos (Europa Press, ACAN-Efe, Cartoon Network), abrió mentes, inventó la página Quince, con colaboradores de todo el espectro ideológico, incluida la izquierda de Patio de Agua. Planificó la introducción del color y con ello la salida del plomo y la linotipia. Estimuló todo lo cultural (Áncora, cine, teatro), y mil cosas más.

Su presencia inteligente, muy culta, de exquisita pluma y magnífico trato, nos inyectó una mística de trabajo que nos hacía partícipes del triunfo económico redundante. Éramos solo 14 periodistas, pero llenábamos un periódico de 128 páginas que pesaba más de medio kilo. Solito, íngrimo, Leví Vega Martínez, se mandaba hasta 50 gacetillas diarias. El tiraje superaba los 110.000 ejemplares y llegaba a todo rincón del país antes de las 7 de la mañana.

¡Trabajábamos como hormigas!, aunque ganábamos poco.

Tal era el entusiasmo, que una noche, como a las 1 de la mañana, cuando pasábamos con Bosco Valverde por la rotativa para mirar cómo había quedado nuestro trabajo ya impreso, descubrí un lamentable error en la portada. No recuerdo ahora cuál era, pero se trataba de algo muy grave, inaceptable para nuestro orgullo profesional. Estaba en “la primera” y era tan vergonzoso como escribir cajón con “g” o kilo con “u”.

No sé de adonde saqué pecho (que nunca he tenido), y le dije a Cabeto (jefe de talleres) que había que parar la máquina para corregir la estulticia aquella.

Esto era talvez más grave que el error, pues una vez que la Koenig de seis bobinas arranca con sus tres toneladas de peso, detenerla implica un atraso de alto riesgo. Tan peligroso como llamar a don Guido a esas horas.

No obstante, se detuvo el tiraje y empezó la meticulosa reparación.

Esto no es cosa fácil: Hay que desacelerar el monstruo (le llamábamos la “María Cecilia”, como la vetusta locomotora del FalP), desatornillar la plancha cónica de plomo adherida al rodillo, ir a la platina, para sacar del marco la línea errónea, pedirle al Macho Lindberg que lanzara en su Mergenthaler la línea correcta, encajar el lingote otra vez en el marco, montar en carretillo la doble plana de plomo, decirle a Gorgojo que proceda a “matrizar” la plancha suave y que vaya Canfinera a traer en “la perra” (carretilla), la nueva teja desde el crisol ardiente.

Con recorridos de unos 100 metros, entre la rotativa y la caldera, esto se tomó por lo menos media hora.

Pero eso no era todo, ahora había que pegar planchas, ajustar y alinear la cinta de papel blanco en cada rodillo, disparar la alarma, activar el monstruo, y empezar a sacar pruebas hasta que se pudiese acelerar la Koenig a la velocidad de producción de 500 periódicos por minuto. Nadie usaba protectores de oído, el escándalo era infernal y había que hablar a gritos. (A Bosco no le costaba).

Todo salió bien. La flamante Nación del sábado circuló esa mañana sin ningún error de ortografía. Pero ya el lunes, a mediodía, don Guido me llamó a su despacho y me pegó una raspada como pocas veces en mi carrera. Sólo porque me quería mucho, no me despidió del trabajo.

Yo, que me sentí epopéyico periodista bohemio, a los 20 años de edad, no podía saber que, los 30 minutos largos gastados en la corrección, sirvieron para que los transportes (buses, trenes, barcos, aviones, bicis y motocicletas, como la que me despertó) perdieran sus entronques, y los paquetones de diarios se quedaran botados en las verdulerías de los pueblos, listos para envolver yuca y guineos, porque después de las 8 a.m. ya eran tan inútiles como el pan añejo.

Cito todo este nocturnal, para ejemplificar lo que era el periodismo apasionado de los 60 y 70, y dejar claro que La Nación de hoy tiene poco que ver con la de aquellos tiempos. Aunque se llame igual. Empezando por la libertad interna que reinaba en la Redacción, por el pensamiento liberal que le imprimió Guido, y por la calidad y dimensión de lo que hacíamos periodistas académicos de la UCR con los veteranos más famosos de su momento, como Danilo Arias Madrigal, Manuel Formoso Peña, Joaquín García, Santiago Pedraz, Fernando Naranjo, Marco A. Salazar.

Esa pobrecita Nación que hizo “plop” en mi puerta, pasadita la medianoche, cuando en los 70 no habría ni arrancado el tiraje, solo me indica que ha perdido terreno. Que ya son pocos sus suscriptores, que en media hora se hace todo el envío y que, encima, nadie quiere suscribirse ni anunciarse.

Eso es una tragedia, y es producto de muchas causas, pero se pueden aventurar algunas.

Cuando Guido partió a Canal 6, por discrepancias con la Directiva, las derechas recobraron fuerza en la orientación del diario: descuidaron el servicio público de la información que lo motivo a nacer, eliminaron pensamientos abiertos, aplicaron censura, triplicaron los anuncios, Cuba se volvió el Leviatán de sus páginas, acentuaron partidarismo con el PUSC, apoyaron la presencia yanki en Guanacaste, azuzaron la guerra contra los sandinistas, suscribieron el Acta de Santa Fe, aplaudieron el Friedmanismo Reagan-Pinochet, apoyaron a los Chicago boys, destruyeron el Colegio de Periodistas, frivolizaron el contenido y, así por el estilo, hasta lapidar este año al advenedizo Rodrigo Chaves, quien, muy a su pesar, ganó la Presidencia de Costa Rica y les cerró el único canal de ingresos que tenían (Parque Viva).

Así, perdieron toda la antigua clientela, y se quedaron sólo con sus íntimos seguidores y con un broncón en Zapote que puede aligerar su muerte y que durará cuatro años.

Ya para este año, se habían echado encima a medio mundo –no solo a Juan Diego–, y claro, con el triunfo de Chaves les empezó a llover: Cero publicidad del Gobierno, retiro de suscripciones, pocos canjes de socios millonarios y las esquelas mortuorias de sus parientes y afines, como rédito escaso.

Con eso no se puede pagar una planilla de 70 periodistas, ni sostener los gastos de una rotativa inmensa que apenas vende flyers o prospectos a otras entidades. No da ni para el gas de la moto que me puso a pensar en esto.

La circulación habrá bajado a la quinta parte de los años 70 y los libros de contabilidad solo marcan números rojos. El destino está echado. Parece muy difícil que ese órgano de prensa logre reparar los daños infligidos a su público y que pueda hacer viable un matutino que ya no sirve ni como propagador de ideologías. Su arremetida contra Chaves y la consecuente derrota electoral, demuestra que ya ni como influencer funciona. La gente no lo aprecia, no lo respeta, se ha echado al país en contra… No es que le vayan a prender fuego –como a La Información, en 1919–, pero al dejar de comprarlo, y de anunciarse, van a tener que cerrarlo. Eso explica la actual diversificación de su capital en carreras de autos, sector turismo, industria cervecera, hotelera, espectáculos, construcción de viviendas, radios fallidas, corridas de toros, etc., etc.

También han apretado en Llorente la desaparición de impresos por todo el mundo, el auge implacable de las redes sociales y las querellas más variados por injurias o manejo fiscal. Una verdadera agonía. Todo parece indicar que su hora final está llegando. Para decirlo con un colofón cursi:

Ex nihilo nihil, finis coronat opus. (Nada viene de la nada, el final corona lo hecho).

Mas prefiero, de verdad, que Dios no me haga profeta, que me deje como novelista, que es lo mismo que mentiroso, pues no le deseo la muerte a ninguna luz de la galaxia Gutenberg, aunque sea una luz negra, titilante. Como esa.

(*) Carlos Morales Castro, periodista y escritor.

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40 COMENTARIOS

  1. La verdad si me alegro que la Nación cierre, información manipulada, Mentiras, Periodismo poco transparente. Simplemente, se lo merece, las empresas dejaron de anunciarse porque saben que en ese periódico nadie cree, por lo tanto, nadie los lee, es botar el dinero.

  2. No conozco pais alguno en el mundo o region importante que no tenga un periodico impreso.Porque vamos a ser distintos en Costa Rica ? Sera que el autor cree que Diario Extra y La Republica seguirian viviendo ante la tan anunciada muerte de La Nacion ? Quien o que medios ocuparian el vacio que dejaria La Nacion ? Cual seria la nueva escuela en la que se formarian como hasta la fecha el 90 % de los periodistas ticos y extranjeros ?
    Sera que don Carlos Morales,periodista hecho en La Nacion, no sabe leer un estado financiero ? Como quiebra una empresa publico/privada con mas de $70 millones de dolares de patrimonio y buen flujo de caja ? Una empresa que paga puntualmente sus obligaciones, asunto que enfurecio a Chaves y sus mentiras, y ordeno el cierre de Parque Viva a traves de la inexperta Joselyn con tal de afectar al medio economicamente y tratar de que la mentira sea verdad.
    Da pena un periodista que dice tener grandes recuerdos de la institucion que lo hizo, sin embargo la difama con falsedades sobre su situacion economica y le escribe obituario.Que tenga diferencias con la linea editorial es comprensible,hasta yo las tengo,pero mentir tan descaradamente porque el impreso lleva menos costos en papel y tinta y mucho teletrabajo,no quiere decir que su circulacion,suscripcion y venta al publico no siga dandose a diario. O sera que se cree aquello de La Extra, el periodico de mas venta en el pais ?
    En fin es la muerte mas anunciada que no llega a darse.El paciente sigue gozando de buena salud, se niega a morir !

    • Esta señora Flora Otoya, quien sabe donde vive. Más desubicada. 70 millones de dólares en patrimonio tiene la nazi on???
      Oiga señora si usted vive en una casa de 50 millones de colones y le debe 20 millones al banco ¿usted puede comer paredes de su casa? Vieja más yegua

      • Si usted tiene 50 millones de valor de su casa y debe 20 millones, su PATRIMONIO es de 30 millones.Disculpese con doña Flora,que el tonto es Felipe Mena.

    • Tiene estadísticas de las ventas de los ejemplares impresos… hoy como se reparte el pastel? Cuál es el diario de mayor circulación?

      Habrá que ver cuánto valen realmente los activos !!! Si no hay ventas, están jodidos!!

      Tendrán que vender activos, si quieren re inventarse … sino Good Bye Honey !

  3. Excelente artículo don Carlos. Me hice hombre de opinión en manos de La Prensa Libre y La Nación, me gustaba leer a algunos articulistas de ambos. Los dos murieron por diferentes causas, en ambos casos primó la inexperiencia de los altos mandos: ninguno de los dos pudo superar la era de las redes sociales.

  4. La Nacion es el medio impreso y digital,por mucho, de mayor ingresos en el pais.Si La Nacion esta a punto de morir como dice el articulista, uno se pregunta: y como estaran las otros medios que ni en el radar aparecen ? Son por lo general proyectos personales,el mas grande, CRhoy de Leonel Baruch que pierde plata, pero no importa.Los grandes periodicos siempre encuentran novios y enamorados en personas y empresas sumamente ricas que comprarian La Nacion como hacerse de un Rolex o un Ferrari.No necesariamente para ganar dinero.Warren Buffet el famoso oraculo de Omaha, ha adquirido mas de 200 diarios en Estados Unidos, Jeff Bezos de Amazon compro el Washington Post, Carlos Slim el New York Times,John Henry en Boston y asi por el mundo. No necesariamente para hacer dinero, sino para tener influencia y prestigio.
    Sera mejor entonces que el 100% capital costarricense de La Nacion se le venda a los aceiteros y banqueros nicaraguenses,a los mejicanos de Monterrey,a los medios y banqueros colombianos, a los españoles o bien a los mormones de Patey ? El que ponga la plata se la lleva.
    La venta de La Nacion es mas peligrosa y de mayor influencia que la venta del Banco de Costa Rica.

  5. Ya eso se veía venir, la falsedad no perdura por mucho tiempo, la verdad la mata.
    Don Pepe lo dijo hace más de 50años : a este periódico ni la fecha se podrá creer,
    Así que desde ahí, fue una muerte anunciada,

  6. En realidad La Nación es la historia de una familia, que por cierto ya ni es la más rica ni la más poderosa de este país. Tuvo su momento porque fue (trató de ser) muy pluralista, los últimos veinte años, con Cachecho tras ella, tenía que fallecer. ¿Quién no recuerda la chanchada que le hicieron a Johnny Araya, alias comandante Rubén en Cuba? Los cubanos de Nacion, Anal 7 (por cierto hasta antier vi una noticia señalando a Bodaan) han destrozado el periodismo conservador.

    • Vagancia mental? De donde saca eso? Ha visto lo que ha hecho La Nación en los últimos años? Vive debajo de una piedra? Ellos se lo buscaron! Ése repudio no es algo nuevo ni tiene que ver con el tipo que gobierna en éstos momentos, que santo de mi devoción no es, pero les dijo en la cara la verdad.

  7. Usted don Carlos, podrà lamentar la eminente muerte de ese folletìn de mentiras, muchos de nosotros estamos
    muy felices y contentos de su desapariciòn, deseamos que esta Nazi-on, tenga una cruel agonìa y que nunca descanse en paz; fuè demasiado el daño que le provocaron a nuestra maltrecha Patria.

  8. De luto con estas noticias deben estar Aguilar Bulgarelli y Juan Diego Castro.Le han dedicado alma ,vida y corazon a La Nacion.Programas en TV e internet,libros,demandas,estudio de la genealogia cartaga y mas.
    Se quedaran huerfanos.

  9. Pues tengo la cerveza importada lista para celebrar, la Nación NO es un medio de comunicación, es una herramienta ideológica de una élite apática, pilla, corrupta que DEBE desaparecer de éste país si queremos algún día una sociedad más justa y equitativa, no en vano la gran mayoría de la gente despertó y se dió cuenta de la razón de ser de ése «medio» que muera y que se pudra en el infierno, será un buen día, digno de celebrar, y que los otros medios NO olviden que se deben al pueblo, no a una élite de acaparadores, ciegos a la realidad espantosa que estamos viviendo con el narco, la corrupción política, la delincuencia y el desempleo.

  10. Como un costarricense y otras profesiones leí tu nota. Interesante porque escribes de una situación pasada. Aquí no es que muera o no ya que para mí todos los periódicos físicos y digitales carecen de noticias ciertas y no de predicciones o yo creo o erdae una vez. Siento que el periodismo en Costa Rica está en crisis Dios quiera que puedan retomar la senda del periodismo de altura de mi parte no leo a este medio pero como escritor sabes explotar el morbo con, UN TITULO y lo leí, pero nada nuevo nada noticia nada de nada. Buenas tardes

  11. Nosotros, el Pueblo, nunca vimos una diferencia en ese períódico desde que fueron a pedirle a Figueres que abrogara Garantías Sociales, Código de Trabajo y Seguro Socialodo, todo que lograron los comunistas en los años 40 que fue verdaderamente lo que hizo una diferencia con el resto de Centroamérica, logros que finalmente la casta oligárquica criolla a la que «La Nación» ha pertenecido siempre finalmente lograron destruir.

    Quién no recuerda al facistoide de Julio Rodríguez y su venenosa columna, los chorizos de «La Nación» los llamados cilindros, los Papepeles de Panamá o la compra de sus bonos con la plata de los fondos de pensiones.

    En cuanto al pleito entre Chaves y «La Nación» no es más que un pleito entre zopilotes por la misma carroña (que me perdonen los zopilotes) son de la misma calaña, unos boceros del FMI y el Banco Mundial, el otro empleado de estos mismos organismos internacionales y que pareciera que todavía lo es.

    De mi parte espero que «La Nación» sea arrastrada a los tribunales y que pague por sus crímenes y que después de eso tenga una muerte lenta y dolorosa y por favor Costa Rica hagamos lo mismo con Canal 7.
    Julio César Madrigal Mora, cédula de identidad, 4-115-225.

  12. No pensé que a nadie le importara un bledo este panfleto o pasquín de a peseta. Aún más, jamás pensé que aún hubiera gente que lo lee, lo peor, no sabía que aún se publicaba.

  13. Bonito comentario, trabajé en el diario por casi 5 años y puedo dar fe de que hubo grandes profesionales trabajando durante mi estadía. Fui parte de un proceso que pintaba el inicio de lo que hoy llamamos debacle del diario.

  14. LN, comenzó a morir hace mucho tiempo. Muchos de los que ahora la acusan, lo hacen porque ha tocado su objeto de adoración, pero poco les importó durante mucho tiempo los atropellos de LN.
    Si duele porque es un medio que desde pequeño leí.
    Lo malo de todo, es que dónde están los medios objetivos e imparciales, alguien puede citar alguno’. No eso no existe, lo que existe son medios alineados al poder de turno, pero medios libres y objetivos, por favor.

  15. yo ni siquiera era partidario de Rodrigo Chaves, pero deje de leer la nacion porque ya eran demasiado descarados la forma en que querian manipular la eleccion politica. Yo creo que mas bien les salio el tiro por la culata porque todos los dias sacaban en portada algun titular contra Rodrigo Chaves y la gente que ni sabia quien era lo empezo a conocer.

  16. Lo contradictorio del autor del artículo, es que es cliente de La Nacion. Se comprueba porque escuchó donde el periódico le pegó en la puerta de su casa, según lo manifiesta.

  17. No me gustaría que desapareciera La Nación, siempre me ha servido para dilucidar mis dudas sobre cualquier tema porque La Nación apoya todo lo que es nefasto para el país.

  18. La verdadera pregunta es ¿por qué es que está desaparecido? ¿Quienes son los responsables?
    ¿Será culpa de ellos mismos ? Creo que aquí hay espacio para que todos los involucrados, periodistas, periódico y dueños, hagan un acto de contrición.

  19. Trabajé en la nazion en la década de los 90. Como patrono muy ruin. Como medio de manipulación excelente. Solo que ya el pueblo abrió los ojos y no se deja engañar. Por eso no lo leemos, no lo compramos, no pautamos. Perdió CREDIBILIDAD! Y esa es una sentencia de muerte para cualquier medio de comunicación que se precie de serlo.

  20. Ex nihilo nihil, finis coronat opus!
    Don Carlos Morales Castro, ¡ excelente narración!
    Un gran tributo a todas aquellas personas que hicieron de «La Nación», por desgracia no ahora, pero en ese entonces, un ejemplo de prensa escrita de gran valor e importancia.

    • Si es correcto los de Nación son unos vagabundos como no tienen inteligencia para investigar noticias , se las pasan de vagos con chismes , manipulación y desinformación , SON UNOS VAGOS Y MAL VIVIENTES

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