miércoles 1, mayo 2024
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Evaluación del desempeño del trabajador académico

Columna Poliédrica

En estos días me encontré con un conocido que trabaja en la Universidad de Costa Rica y me contó que están hechos un lío porque algunos tecnócratas pretenden aplicar al trabajo académico los criterios que utilizan para evaluar el desempeño de trabajos estrictamente administrativos. Lo peor es que las autoridades de esa institución han asumido la posición de creer que en la institución no existe tal mecanismo de evaluación y que, por tanto, tienen que ponerse creativos y desarrollar un mecanismo en tal sentido.

Ante esa narración le mencioné que es todo lo contrario, es decir, que en la UCR han desarrollado, a lo largo de los años, no un mecanismo sino un sistema de evaluación del desempeño, como ninguna otra institución del Estado costarricense lo ha hecho. Las autoridades de la UCR siempre le habían hecho ver a los tecnócratas que han andado con este tema, que la evaluación del desempeño del trabajo académico se hace por medio de diferentes instancias, lo anterior debido a que un trabajador universitario académico realiza una serie de trabajos con diferentes características, a saber: puede ser un trabajo de investigación, de acción social, de toma de decisiones en ámbitos tan diversos como comisiones de postgrado, comisiones editoriales de revistas científicas o de la editorial de la UCR, en fin, se trata de un trabajo muy diverso y complejo.

De hecho, a lo largo de muchos años, el Estado costarricense se ha nutrido de diferentes formas organizativas y de procesos que se han desarrollado en la UCR. En el caso del trabajo académico su diversidad y complejidad, ha dado como resultado que en lugar de un único mecanismo de evaluación del desempeño, se hayan desarrollado varios en que participan diferentes instancias y diferentes personas; en efecto, el trabajo docente o de impartir clases, por ejemplo, tiene la participación de los estudiantes en la evaluación; el trabajo de investigación científica, es calificado por los Consejos Científicos de Centros e Institutos de Investigación; el trabajo de Acción Social por Consejos vinculados con esta actividad; el trabajo en puestos de dirección en unidades académicas de diverso tipo, es evaluado por instancias de diverso tipo como órganos colegiados en que participan los trabajadores universitarios que se dedican a la labor académica.

Ante esta reflexión me decía este conocido que trabaja en la UCR, que no entendía porqué las autoridades actuales no han defendido esta realidad histórica y han desconocido la defensa y argumentos que siempre se han esgrimido frente a los embates de los tecnóocratas con este tipo de planteamientos. Manifestaba que le han dicho que todo se debe a dos leyes promulgadas en los últimos años, la que llaman de fortalecimiento de las finanzas públicas y la más reciente que denominan marco de empleo público.

Le manifesté que esas leyes lo que piden es que se haya un mecanismo de evaluación del desempeño para pagar, entre otras cosas, el rubro de anualidad. No obstante, si una institución como la UCR tiene no un mecanismo sino un sistema de evaluación del desempeño del trabajo académico, no solo no incumple lo dispuesto por esas leyes, sino que sus autoridades deben defender su existencia en lugar de asumir, incorrectamente, que la evaluación del desempeño académico no existe.

Históricamente la UCR ha hecho esa defensa y se ha demostrado que el trabajador académico está sometido a una permanente evaluación en los diferentes trabajos que desarrolla. Nótese que he hablado del trabajador académico y no del docente o del científico, ya que parte del problema es que se confunde todo el trabajo académico con la actividad docente, es decir, con el impartir clases a los estudiantes; sin embargo, como hemos dicho, eso es solo una parte del trabajo que realiza lo que hemos denominado el trabajador académico.

La conclusión a la que llegó ese amigo que trabaja en la UCR, es que las actuales autoridades (Consejo Universitario, Rector y otras instancias institucionales), no han consultado a las autoridades anteriores, sino que prefieren renunciar a la defensa que se debe hacer de este tema en las instancias políticas e incluso en el ámbito jurídico.

En mi caso le dije que no tengo como contradecir tal conclusión. Reconozco que su forma de exponerlo es muy diplomática y que uno podría describir esa actitud pusilánime de una forma que nuestros abuelos llamaban de otra forma; en otras palabras, estamos en presencia de unas autoridades que les da miedo defender con fuerza y vehemencia a la UCR, sea por desconocimiento o por cálculo político, vaya uno a saber.

La conversación terminó con una valoracion pesimista. Le manifeste que, en realidad, la Rectoría anterior fue muy perjudicial para la UCR, lo mismo se puede decir de quien ocupó la Rectoría de manera emergente y que ahora ocupa un puesto en el Consejo Universitario de esa institución; por otra parte, se tenía la esperanza que el nuevo Rector hiciera las cosas mejor y diferente, sin embargo, él y las personas que lo acompañan han mostrado una inexperiencia política y administrativa muy grande, al punto que ha cometido errores políticos infantiles como anunciar con muchísima anticipación que no va optar por la reelección y eso ha despertado los juegos electorales en un momento en que la institución debería estar más unida que nunca.

En lugar de defender el sistema de evaluación del desempeño del trabajador académico, se ponen a inventar el agua tibia y con ello asumen el enfoque administrativista de los tecnócratas de turno. Ojalá entiendan la diferencia que hay entre la postura que han asumido y la que hemos intentado explicar en estas líneas.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

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2 COMENTARIOS

  1. Trabajé en la UCR por muchos años y me da vergüenza ver la pasividad de las autoridades universitarias en la defensa de la universidad pública. Lleva razón el señor Mirom cuando indica que se han casado con un discurso tecnócrata y economicista, al punto que asumen imposiciones que no tienen razón de ser en el ámbito del trabajo académico. Las leyes esas plantean desarrollar mecanismos de evaluación del desempeño en los lugares donde no los hay, pero en la UCR el trabajo académico desde hace muchísimos años es hiperevaluado, no se puede aplicar un mecanismo tan reduccionista a una actividad laboral tan diversa como el trabajo académico. Es una vergüenza lo que está pasando en la UCR, es una vergüenza la actitud que han asumido las autoridades universitarias de temor a pararse firme ante los tecnócratas y ante los grupos económicos que están detrás de todas estas ocurrencias. ¿Será que piensan que fueron elegidos solo para figurar, ir a inaguraciones de edificios y cosas por el estilo? Señores y señoras, los puestos de representación tienen como principal obligación la defensa de la institución y eso es lo menos que se ha hecho en los últimos años.

  2. Me da risa como tratan de defender una institución que se ha politizado y que en las últimas dos décadas no ha hecho más que ayudar y ayudarse, con millonadas de dinero para hacer simplemente nada. Por otra parte, existe esas federaciones de estudiantes adoctrinados y especialistas en hacer bulla y atentar contra los que pensamos diferente, pobre universidad, destrozada por vividores y desalmados. Otrora están los días gloriosos y muy respetuosos egresados de dicha institución, hoy convertidos en victimarios de la sociedad, se ve que muy poco o nada aprendieron allí estudiando…..sin palabras

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