El Cairo, 17 Abr. (EUROPA PRESS) – El jefe del Ejército de Sudán, Abdelfatá al Burhan, ha ordenado este lunes la disolución de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y su catalogación como «grupo rebelde» a raíz de los enfrentamientos que estallaron el sábado, que han dejado hasta ahora cerca de cien civiles muertos, al margen de las bajas entre las fuerzas combatientes.
«Como resultado de la rebelión de las RSF, el presidente del Consejo Soberano de Transición y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ha emitido la decisión de disolver las RSF y declararlas como un grupo rebelde contra el Estado, por lo que se actuará contra ellas en consecuencia», ha dicho el Ministerio de Exteriores sudanés.
Así, ha denunciado que las RSF lanzaron el sábado ataques contra posiciones militares en la capital, Jartum, y otras ciudades del país, incluida la residencia de Al Burhan, poco antes de la reunión prevista entre el jefe del Ejército y el líder de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, para abordar las tensiones, según ha recogido la agencia estatal sudanesa de noticias, SUNA.
En este sentido, ha reseñado que esto es una muestra de «mala fe» por parte de las RSF y ha destacado que el Ejército «respondió, en línea con su responsabilidad nacional para lograr la seguridad y la estabilidad en el país». «Las Fuerzas Armadas pudieron derrotar a los rebeldes, infligiéndoles grandes pérdidas en vidas y equipamiento, lo que obligó a un gran número de ellos a rendirse o huir del campo de batalla», ha aseverado.
«Debe tenerse en cuenta que todas las mediaciones nacionales, regionales e internacionales que intentaron persuadir al Mando de las RSF sobre su integración en las Fuerzas Armadas han fracasado por la intransigencia de sus líderes», ha dicho, al tiempo que ha afirmado que el Ejército ha adoptado «una estrategia de combate destinada a minimizar pérdidas entre los civiles».
«Estas medidas necesitarán algo de tiempo para poner fin al control de restos de las RSF sobre instalaciones gubernamentales que controlaban», ha detallado el Ministerio de Exteriores sudanés, que ha incidido en que «las autoridades competentes han adoptado todas las medidas necesarias para proteger las sedes y a los empleados de las misiones diplomáticas acreditadas en Jartum».
Por último, ha dicho que «aprecia» los esfuerzos de la comunidad internacional «para ayudar a calmar la situación en el país», si bien ha incidido en que «es un asunto interno que debe ser dejado en manos de los sudaneses para que alcancen el acuerdo necesario, lejos de la injerencia internacional».
El portavoz del Ejército sudanés, Nabil Abdulá, ha confirmado además que los militares han recuperado el control del edificio de la radiotelevisión sudanesa, que retoma así sus operaciones, suspendidas en torno a las 12.00 horas (hora local) del domingo. Las RSF aseguraron tras ello que controlaban las instalaciones.
Por su parte, las RSF han pedido a los militares que «no respondan a las órdenes del grupo de Al Burhan», al que ha acusado de actuar en favor de personas que «buscan restaurar el antiguo régimen» del expresidente Omar Hasán al Bashir, derrocado en un golpe de Estado en abril de 2019.
Asimismo, han asegurado a través de su cuenta en la red social Twitter que están «totalmente comprometidas» con garantizar la seguridad de «todos los presos» que se encuentran en su poder. «Recibirán un buen trato y los heridos contarán con toda la asistencia médica necesaria», han manifestado.
«Apreciamos las posiciones de las fuerzas nacionales, partidos políticos y organizaciones, así como miembros de la sociedad civil, que han alzado la voz de la verdad contra la injusticia y la tiranía. Les pedimos que sigan trabajando para hacer frente a los actos de los golpistas, que representan un salto hacia la oscuridad», han remachado.
Horas antes, ‘Hemedti’ había reclamado una «intervención» de la comunidad internacional contra los «crímenes» del jefe del Ejército sudanés, Abdelfatá al Burhan, al que ha descrito como «un islamista radical» responsable de «una campaña brutal» contra «inocentes».
En esta línea, defendió que las RSF «combaten contra islamistas radicales que desean mantener a Sudán aislado y en la oscuridad, lejos de la democracia». «Seguiremos persiguiendo a Al Burhan para llevarle ante la justicia», dijo ‘Hemedti’, hasta ahora aliado del jefe del Ejército, al tiempo que sostuvo que las RSF «están combatiendo por el pueblo de Sudán para garantizar el progreso democrático que el pueblo anhela desde hace mucho».
Las principales organizaciones civiles y partidos políticos de Sudán han reclamado al unísono durante el fin de semana no solo el fin de los combates, sino también el final de la «militarización» que ha dominado «el espacio público» el país durante décadas y, en particular, desde el derrocamiento hace cuatro años del dictador Omar Hasán al Bashir tras una revolución en la que los civiles fueron parte instrumental.
El país africano estaba gobernado antes del estallido de los combates por una junta liderada por el jefe del Ejército que tenía como ‘número dos’ al cabecilla militar de las RSF. Las discrepancias entre ambos sobre la integración paramilitar en un futuro Ejército unificado –acuerdo previo a la formación de un nuevo gobierno de unidad liderado por civiles– acabaron degenerando en este conflicto.