domingo 28, abril 2024
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Destructores y anti violines (I)

Circula la noticia de que la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica (OSNCR) dejará de existir por falta de recursos financieros. Lo mismo sucede con el Ministerio de Cultura y Juventud, el cual, de seguro, será clausurado. Es la crónica de una muerte largamente anunciada, como trataré de evidenciar en este y dos artículos más. Lo cierto es que la contrarreforma neoliberal, iniciada hace más de cuarenta años, cuya ruta es la desestructuración del Estado Social de Derecho, está culminando su arremetida ingresando por las áreas más sensibles del alma patria: la cultura y la educación. Para ello ha diseñado gobiernos como el actual, plagados de incompetencia, ignorancia, charlatanería y un odio esquizofrénico hacia lo público. Es la cultura de la cancelación y de las anti humanidades.

La OSNCR fue fundada el 31 de diciembre de 1940 gracias a los oficios de la entonces primera dama de la República, Ivonne Clays Spoelders, los hermanos Reyes Calderón, el músico uruguayo Hugo Mariani y el violinista Alfredo Serrano. En ese año, bajo la batuta del mismo maestro uruguayo Mariani y con cuarenta músicos, la así bautizada “Orquesta Nacional” realizó su primer concierto en el Teatro Nacional. En 1942 el presidente de la República, Rafael Ángel Calderón Guardia, le otorga una subvención mensual a la agrupación, así como el rango de Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica, luego de agudas carencias financieras en los primeros años de su existencia.

 

En 1970, con la creación del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) durante la tercera administración del presidente José Figueres Ferrer, maduran las condiciones para que la entidad adquiera el perfil y el rango artístico de auténtica orquesta sinfónica profesional, mediante la reforma y reorganización impulsadas por don Alberto Cañas, primer ministro de Cultura, apoyado por su viceministro Guido Sáenz. Actualmente es considerada una de las mejores orquestas de Latinoamérica; en noviembre del 2017 fue galardonada con el Grammy Latino en la categoría de “Mejor álbum de música clásica” por su disco Música de Compositores Costarricenses Volumen 2. Sus álbumes Bossa Nova Sinfónico Música de Compositores Costarricenses Volumen I también fueron nominados al Grammy Latino en los años 2013 y 2014.

 

La orquesta está integrada por setenta y dos músicos profesionales, 87 % de los cuales son costarricenses, la mayoría como estudiantes de su Programa Juvenil. Ha efectuado giras nacionales e internacionales por Asia, Europa, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. La agrupación realiza cerca de ochenta conciertos al año, cuenta con once producciones discográficas y es una de las instituciones culturales más prolíficas del país. En el año 2022 más de veintisiete mil personas asistieron a las presentaciones que ofreció en diversos escenarios costarricenses. Recientemente se ha presentado con el conocido cantante italiano Andrea Bocelli, el violonchelista Gary Hoffmann, el violinista Philippe Quint y la flautista Jasmine Choi, así como con los directores Shlomo Mintz, Giancarlo Guerrero, James Judd, Mark Laycok y José Serebrier, entre otros.

 

He allí la institución que el actual gobierno, recipiente, resultado y disparador de las políticas neoliberales de los últimos cuarenta años, desea clausurar alegando la cacareada y falaz crisis fiscal. Pero no es sólo la OSNCR lo que desean clausurar (¿y privatizar?). También se cerraría el Sistema Nacional de Educación Musical (SINEM) creado en el 2007 y ratificado mediante decreto en el 2010 con el afán de estimular el desarrollo humano a través de la música. Es un órgano de desconcentración mínima del MCJ, con personería jurídica instrumental, encargado de promover la creación y el desarrollo de escuelas de música, programas orquestales y programas especiales de promoción de la música. Al día de hoy cuenta con veinte escuelas distribuidas en el territorio nacional con los siguientes programas especiales: Atención de Primera InfanciaMúsica con Accesibilidad para Todos – para personas con necesidades educativas especiales – y Programas de Atención Prioritaria, ubicados en diversos puntos del país.

 

Como se ve, la contrarreforma es una auténtica contrarrevolución cultural. Desea cerrar las instituciones artísticas y culturales existentes con el ánimo de hacer tabula rasa sociocultural y educativa para continuar martillando con el discurso único del mercado total, léase totalitario. La voracidad de un pequeño grupo no repara en la salud emocional y espiritual de una población que, hasta hace poco, se ufanaba de presentar como la “más feliz del mundo”. Ni se diga de la salud física porque lo mismo sucede en el mundo productivo y laboral. He allí el verdadero significado de la malhadada y grotesca frase “comerse la bronca”. La meta es convertir a Costa Rica en el país desigual y pobre de la primera mitad del siglo XX, pero ahora con una población cinco veces mayor.

 (*)  Adriano Corrales Arias, Escritor Costarricense.

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2 COMENTARIOS

  1. Hay amenazas ciertas en el horizonte cultural de una sociedad como la costarricense que viene experimentando una prolongada decadencia, tal y como lo afirma el periodista Aarón Chinchilla Carvajal(Diario Extra, jueves 18 de mayo de 2023, página 4) en su reseña de las protestas, ocurridas el día miércoles 17 de mayo, contra la jerarca del Ministerio de Cultura, de apellido Guadamuz, a quien los manifestantes le solicitaron la renuncia y llegaron a decirle que se habían hartado de su gestión y el gran recorte presupuestario en ese sector. En un pequeño recuadro, ubicado en una esquina de la misma página se dice lo siguiente: ¿QUE CERRARÍA POR EL RECORTE? Feria del libro, Centros Cívicos por la Paz, Orquesta Sinfónica Nacional, el Museo de los Niños y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, el Proyecto Teatro en al Aula, el Festival Nacional de Danza y las operaciones del Archivo Nacional». De ser así, entonces la amenaza es un hecho en ciernes que tendrá graves implicaciones para el conjunto de la sociedad costarricense, con el agravante de que no hay ningún debate real abierto sobre estos actos políticos. Deploro la amenaza a la Orquesta Sinfónica Nacional, una institución sumamente valiosa de proyección nacional y regional, de cuyas interpretaciones he venido disfrutando a lo largo de casi sesenta años. recuerdo haber disfrutado de uno de los últimos conciertos que dirigió el uruguayo Hugo Mariani, allá por 1965, la presencia del músico guatemalteco Ricardo del Carmen y sus presentaciones de obras como la Novena Sinfonía de Beethoven y la Carmina Burana de Carl Orff con los coros sinfónicos de aquella época, durante la segunda mitad de los sesenta y la visita como director invitado del maestro peruano Belaúnde Moreira que nos hizo conocer el famoso «Huapango» del gran maestro mexicano José Pablo Moncayo. Después, con la reorganización, promovida por Guido Saénz, durante los años setenta y ochenta vinieron los aportes de Gerald Brown e Irving Hoffman (ya fallecidos) y del japonés Chosei Komatsu Hoy la orquesta con el maestro Carl Sant Claire suena maravillosamente, y se ha nutrido durante décadas de los programas de enseñanza de la música jóvenes, también hoy amenazados. Espero que se abra un diálogo que permita encaminar las cosas por un rumbo más sensato.

  2. FE DE ERRATAS: Después, con la reorganización, promovida por Guido Saénz, durante los años setenta y ochenta vinieron los aportes de Gerald Brown e Irving Hoffman (ya fallecidos) y del japonés Chosei Komatsu. Hoy la orquesta con el maestro Carl Sant Claire suena maravillosamente, y se ha nutrido durante décadas de los programas de enseñanza de la música para los jóvenes, también hoy amenazados. Espero que se abra un diálogo que permita encaminar las cosas por un rumbo más sensato.

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