martes 30, abril 2024
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Grupo Extra cierra medios de comunicación en Costa Rica

San José, 31 may (Elpaís.cr).- La sociedad periodística Grupo Extra, que incluye al Diario Extra, Radio América y Extra TV, anunció el cierre de sus operaciones luego de 45 años, en medio de una turbulenta trama legal con una de las accionistas.

En un comunicado de prensa publicado en sus redes sociales y firmado por la familia Gómez Quesada, dueña del grupo, se confirmó la decisión, desde el jueves 1° de junio.

“Hoy por diversas situaciones llegamos a nuestro fin, con la frente en alto de que luchamos hasta el final, pero a su vez con tristeza y preocupación por el futuro de la democracia costarricense, hoy no pierde el Grupo Extra y la familia Gómez. Hoy pierde Costa Rica, una voz que luche a favor de la democracia”, asegura la publicación.

El Grupo agradece a su personal, pregoneros y corresponsales, así como a los «fieles lectores, televidentes y oyentes» que los siguieron durante todos estos años.

Grupo Extra fue fundado por William Gómez Vargas, quien falleció en setiembre del 2012 a los 72 años. A partir de allí, el mando de la empresa lo tomó su hija Iary Gómez.

El diario Extra informó en el año 2022 sobre un conflicto interno entre propietarios, con acusaciones legales y reclamos por cientos de millones de colones.

El conflicto legal con una accionista obliga a Sociedad Periodística Extra Limitada (Grupo Extra) a pagar el tres de marzo del 2022 la suma de $5,9 millones para poder evitar que el Juzgado Concursal del Primer Circuito Judicial de San José declare un proceso de quiebra sobre la empresa de medios.

En ese momento, el caso fue confirmado por el abogado Federico Campos, representante legal de la denunciante, una mujer de nombre Dunia Ugalde con quien Grupo Extra adquirió en el año 2004 un compromiso de pago por $50 mil mensuales hasta completar la suma de $15 millones, correspondientes a un alto porcentaje de acciones que ella ha mantenido sobre el Diario Extra.

Esa obligación se materializó en un marco de legalidad en el 2004, mientras el fundador de La Extra, William Gómez Vargas (ya fallecido), acordó los pagos mensuales a cambio de una cuarta parte de las acciones de la empresa y que Ugalde tenía en su poder.

“Diario Extra, desde hace varios años, ha venido haciendo pagos indebidos por presión, de una socia y debido a ello se ha hecho una demanda contra ella y sus hijos por estafa”, publicó Extra el 2 de marzo de 2022.

“La querellada Dunia Ugalde Cordero obtuvo un beneficio patrimonial antijurídico, sosteniendo un nivel de vida suntuoso, junto a sus hijos, Jeff y Glen, que viven desde hace años en Los Ángeles, California, afectando desde hace más de dos decenios, la estabilidad familiar y empresarial de la Sociedad Periodística Extra Limitada, agravada por la pandemia del COVID-19, la crisis mundial y la realidad económica que viven los medios de comunicación en general”, explicó el Grupo Extra en esa oportunidad.

En 2021, Dunia Ugalde había presentado una demanda para un proceso de quiebra contra la empresa, que funcionaba a cargo de Iary Gómez, hija del fundador.

Mensaje de Casa Presidencial

El presidente Rodrigo Chaves lamentó en un mensaje en redes sociales sobre el cierre de los medios del Grupo Extra.

Chaves dijo que «esta es una noticia que recibo yo, y creo que la mayoría de ustedes, con tristeza, quiero enviarle a doña Iary Gómez y a todos los colaboradores del Diario Extra un fuerte abrazo de solidaridad».

El ministro de Comunicación y Enlace, Jorge Rodríguez Vives,  lamentó el cierre del medio de comunicación reconocido como “La Voz del Pueblo”.

“Lamento muchísimo el cierre de Diario Extra, un medio de comunicación que tuvo un rol protagónico en nuestra sociedad durante 45 años. Un abrazo solidario a todos los colaboradores de la empresa en este momento”, señaló el Ministro de Comunicación y Enlace.

La amplia trayectoria y experiencia del Grupo Extra durante los últimos 45 años es de gran valor para la sociedad, anotó en un comunicado de prensa.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Es lamentable. Pero parece poco prudente convertir la participacion de un accionista, en basicamente una obligacion con terceros, como una deuda. Mas cuando es 25% del capital. Eso desbalancea a cualquier empresa.

    Un accionista aporta a la empresa, y recibe a cambio dividendos, que son utilidades despues del pago de obligaciones de otros (deudas por prestamos por ejemplo). Usualmente un acconista solo puede deshacerse de las acciones vnediendoselas a otro, o por una recompra de acciones por parte de la empresa. Pero esa recompra es usualmente en ocasiones particulares, y abiertas a todos los accionistas.

    Pero aca parece que la acconista exigio la devolucion de su aporte, y el difunto dueño aceptó. El problema pudo solucionarse con un préstamo a más largo plazo, que le permitiera al Diario pagarle al accionista y devolver el pago en plazos mas largos. Pero eso probablmente era poco posible para una empresa como Diario Extra. Como digo, ese desbalance fue fatal para la empresa

  2. Alfredo Trejos Salas: A propósito del cierre de Diario Extra, fundado en 1978 – hace 45 años – recordamos al periódico Últimas Noticias, fundado por mi hermano Gerardo en ese mismo año:
    «Después de un corto tiempo de Gerardo como empleado judicial en el Digesto de Jurisprudencia, salió a buscar qué hacer en las horas libres que le dejaba la Escuela Libre de Derecho, en la que, a la sazón, fungía como Decano.
    Fue el momento de iniciar una nueva aventura empresarial que sería, más que fin, medio para realizar una «quijotada» en la que ya venía pensando desde hacía tiempo, junto con amigos cercanos. La idea era fundar un nuevo periódico que representara la opción, que consideraban urgente, para la expresión de una opinión pública verdadera, no tendenciosa y comprometida con los grupos empresariales poderosos («prensa vendida», como la llamaban los grupos de izquierda) del que era emblemático el periódico La Nación. Querían, sí, competir con La Nación y con los otros periódicos que funcionaban como escaparate para las ideas conservadoras más retrógradas. Les preocupaba la homogeneidad de los grandes periódicos matutinos del país, voceros de los sectores más extremadamente conservadores, que han constituido un bloque periodístico que el lector digiere cada día, como el pan diario: bloque plano, sin matices, sin fisuras, como ruedas de molino obediente a definiciones que se hacen pasar por la verdad. La ilusión y modelo de mi hermano era Le Monde, periodismo serio, de análisis y de contenido. Era obviamente una «quijotada», tanto por la entusiasta ideología izquierdista que le servía de «nervio y motor», como por el atrevimiento que significaba enfrentarse empresarialmente al periódico de más circulación en ese momento. Goliat en el medio, al que intentarían, si no vencer, al menos debilitar.
    Con ese norte, Gerardo encabezó el grupo que formó la sociedad La Nave S. A. que tenía como propósito fundamental la publicación del periódico Últimas Noticias, cuyo primer número vio, al fin, la luz en el año 1978, siendo mi hermano su director.
    El capital de la sociedad lo aportaron los socios fundadores: la antigua jefa de Gerardo en el Digesto de Jurisprudencia de la Corte, la abogada Marina Ramírez, también retirada del ámbito judicial; el recordado filósofo don Luis Barahona, el sociólogo Daniel Camacho y Gerardo. Ignoro cuánto aportó cada uno. Pero sí es posible afirmar que se trataba de pocos ahorros de cada cual, que arriesgaron y, por supuesto, perdieron en la empresa, cuyo futuro era esperable, vistas las experiencias de otros grupos con iguales ideales que habían intentado la fundación y permanencia de un nuevo periódico en nuestro medio. Ya algo había anticipado Javier Solís cuando, desde España, les envió una carta felicitándolos por la idea y la valentía de ponerla en práctica, terminando su misiva con un ruego: «¡Por favor, no fracasen!».
    El fracaso fue inevitable. Los recursos con que contaban eran muy pocos. No eran empresarios capitalistas con fuertes sumas para invertir. Tampoco tenían – hay que reconocerlo – vocación ni carácter empresarial. Además, y muy importante, enfrentaron la guerra abierta que La Nación desató contra el nuevo diario.
    Con los pocos pesos que reunieron compraron algunos muebles: mesas, sillas, una o dos máquinas de escribir, alguna papelería y suministros de oficina, dos o tres teléfonos. Mi hermano tuvo la osadía de comprar – a crédito por supuesto – una minivan, que Marina devolvió a la agencia a los pocos días porque no podían pagar las cuotas. Como empleados de planta estaban Gerardo y Marina. Ella de medio tiempo, ya que algún trabajo productivo tendrían que tener para comer. Contrataron, además, dos periodistas que serían los reporteros y redactores de noticias: Nono Antillón, que hacía sus primeras armas en la profesión, y Ana Madrigal, quien ya tenía alguna experiencia. Tenían, además, contratados un fotógrafo, un mensajero y un encargado de mercadeo o buscador de publicidad. Completaba el grupo Edgar Sbravatti, quien había sido el chofer oficial de la ex ministra de Cultura, Marina Volio.
    Las cosas anduvieron mal desde el principio, pues – en las circunstancias dichas – las expectativas surgidas que forzaron, incluso, al vespertino La Hora, a sacar una edición matutina días antes de la salida de Últimas Noticias, rápidamente se fueron apagando. ¿Qué ocurrió? Bueno, quizás la empresa era demasiado complicada para ingenuos periodistas aficionados, aunque fueran entusiastas intelectuales con muchos deseos de «arreglar el mundo»… No eran irresponsables, tenían interés, entusiasmo y ganas de trabajar; sin embargo, la empresa exigía más: sobre todo dinero. Conseguir publicidad, obviamente, fue muy difícil, y sin ingresos, los ahorros se fueron acabando rápidamente…
    Aunque el periódico resultaba bonito… conseguir el material diario era empresa de titanes. Tenían el aporte de los reporteros, que básicamente proveían las noticias del quehacer gubernamental, como Ana Madrigal, quien cubría Casa Presidencial, donde jocosamente (¿o irrespetuosamente?) se le llamó, alguna vez, la reportera de Le Monde.
    Recibían también material interesante de la Agencia Reuters, que les regalaba el recordado y destacado periodista, ya desaparecido, Danilo Arias Madrigal, quien era su agente en el medio. La página de opinión también era regalada, ya que el editorial y otros aportes los hacían algunos intelectuales amigos que querían ayudar de algún modo a la propuesta. Entre ellos estaban Mercedes Valverde, conocida y destacada abogada y ex Procuradora, y Carlos Arguedas, quien llegaría a ser años después, reconocido e igualmente destacado Magistrado de la Sala Constitucional y diputado. El periódico llevaba – como todo periódico debe llevar – una fotografía de actualidad en la primera página, y como característica distintiva, un pequeño poema, también en la portada.
    Últimas Noticias salió a la luz como un periódico vespertino. Debía pues, estar a disposición del público a las cuatro de la tarde, meta que nunca se logró. Como Director del diario, mi hermano se dedicaba a las labores propias del director de un diario y, luego, a tratar de venderlo en las calles de San José, en las frías y lluviosas noches de invierno. (yo, con escasos once años de edad, colaboré como pregonero en Heredia). Mientras, la coordinación de las actividades necesarias para tener el material listo a tiempo para la distribución en la hora adecuada, quedó en manos de Marina, quien no pudo «corretear» con éxito a reporteros, choferes, fotógrafos, editorialistas, columnistas y demás, de cuya buena voluntad se dependía.
    Pese a todo, durante cuatro meses se logró sacar el periódico diariamente, aunque tan tarde que, por supuesto, no se vendía. Marina y Gerardo, con el apoyo de familiares y algunos empleados con alguna mística, tuvieron que hacer frente al trabajo de selección del material, de diagramación, de edición, de supervisión del tiraje en la imprenta y hasta de distribución a ruego en supermercados y negocios.
    A falta de plata, de conocimiento técnico y de experiencia… se sumó un factor importante, que fue una fuente inesperada de conocimiento palpable de lo que es el mercado y la competencia feroz: La Nación no dio el mínimo espacio al nuevo medio, y puso cuanto obstáculo pudo a su desarrollo. Esto fue una sorpresa, sin embargo, parece ser algo normal en la guerra por el tiraje y la pauta publicitaria. El periodista William Gómez (q.e.p.d.), en una entrevista publicada en la Revista Poder de diciembre de 2008 narra sus experiencias con ese grupo empresarial, al recordar el nacimiento de Diario Extra, que dirigió con éxito durante más de treinta años, hasta su fallecimiento en 2012. Lo que narra William Gómez es tan parecido a la propia experiencia de Últimas Noticias que resulta válido copiar algunas de sus expresiones para describir algo de la guerra unilateral que dio ese medio contra un enemigo prácticamente inexistente. Dice William entre otras cosas: «Personalmente no tengo enemigos, pero comercialmente el Grupo Nación es mi rival. Ellos le dicen a los pregoneros que en el cajón de La Nación no deben vender Extra pues si lo hacen le quitan La Nación y sus otras publicaciones. En las pulperías hay un rótulo de Extra o de La Prensa Libre y ellos ponen los ejemplares de sus periódicos encima para que no se vean».
    Finalmente, la empresa claudicó. El periódico Últimas Noticias no tiene ningún espacio en la memoria colectiva del costarricense…»
    Gerardo Trejos, Una Mala Reputación (Memorias y reflexiones inconclusas). Editorial Juricentro, San José, Costa Rica, 2009, págs 117 y siguientes.

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