miércoles 8, mayo 2024
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Sudán, una espiral sin fin de violencia y muerte

Jartum, 3 jul (Prensa Latina) Muertos, heridos, desplazados, infraestructuras destruidas, grave crisis humanitaria, brotes de epidemias, son algunas de las consecuencias más visibles del conflicto armado en Sudán, cuya solución no se vislumbra en el horizonte.

Tras casi tres meses de enfrentamientos entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) la espiral de violencia y muerte no se detiene, y los organismos y organizaciones internacionales enfrentan un gran reto en sus intentos por llevar la asistencia humanitaria a millones de sudaneses.

La escasez de fondos, las restricciones de seguridad y los obstáculos burocráticos impuestos por las autoridades locales que obstaculizan la entrega de ayuda esencial, la imposibilidad de acceder a las zonas en conflicto y la violación de leyes humanitarias son los desafíos para quienes intentan hacer llegar un poco de ayuda a los necesitados.

Los grupos de ayuda tienen dificultades para distribuir los limitados recursos disponibles, según denuncian, pues si bien casi tres millones de personas recibieron ayuda desde abril, la ausencia de corredores humanitarios seguros hacia las áreas en tensión obliga a depender en gran medida de los vecinos y las redes de cooperación.

Además de la escasez de fondos, las organizaciones de socorro señalan que las autoridades locales obstaculizan la entrega de visas e imponen restricciones de importación de suministros por la retención de permisos.

Esas medidas, aparentemente con fines de seguridad, son intentos de reforzar el control sobre las operaciones humanitarias, denunciaron trabajadores humanitarios y voluntarios.

“La naturaleza del conflicto hace que los combatientes de ambos lados sean indiferentes a las normas del derecho humanitario, lo que hace que la entrega de ayuda sea peligrosa e impredecible. Los trabajadores extranjeros fueron evacuados rápidamente cuando estalló la violencia y recuperar el acceso es difícil», expresó a la prensa el exresidente de la ONU y coordinador humanitario para Sudán, Mukesh Kapila.

Por su parte, la Media Luna Roja sudanesa reveló que la inseguridad es el principal obstáculo para sus operaciones.

De igual forma se reportan saqueos de almacenes y oficinas humanitarias, lo que llevó a cerrar algunas sedes de esas instituciones en la capital, y ambas fuerzas contendientes son señaladas por participar en esas acciones, socavando sus compromisos anteriores de facilitar la asistencia humanitaria tras los recientes esfuerzos de mediación en Arabia Saudita.

Según Naciones Unidas se requieren con urgencia más de tres mil millones de dólares de donantes internacionales para apoyar la respuesta humanitaria en Sudán y los países vecinos que albergan a un gran número de refugiados, pero la pasada semana durante una reunión en Ginebra, apenas se logró el compromiso de pago de la mitad del monto requerido.

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