jueves 5, diciembre 2024
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Cumbre de países amazónicos, el trampolín para conseguir fondos y conservar la selva

Montevideo, 11 ago (Sputnik).- Los países amazónicos revivieron una alianza para la preservación de la selva y presentaron un frente unido en una cumbre presidencial que sentó las bases para negociar con la comunidad internacional sobre nuevos fondos, dijeron expertos a la Agencia Sputnik.

Reunidos en la ciudad brasileña de Belém (noreste), presidentes, cancilleres, científicos y técnicos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), coincidieron en que se necesitan acciones urgentes ante el avance de la destrucción de la Amazonía y en una larga y ambiciosa declaración se comprometieron a hacer más para salvar la selva y sus habitantes.

«Son las mismas opiniones que han expresado todo el tiempo, ¿verdad? Se están preparando para Dubái, para la (cumbre climática) COP28. Este es el principio de las negociaciones y esta propuesta de los países amazónicos, casi como una OTAN, les da el tipo de ventaja que necesitan para lograr más apoyo internacional», comentó Janet Chernela, profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de Maryland (EEUU, este) y experta en la Amazonía.

En los discursos de cierre y en declaraciones a periodistas, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva enfatizó el tema del financiamiento y dijo que es «la Madre Naturaleza la que necesita dinero», no los países integrantes del tratado.

Según Carlos Nobre, científico brasileño que participó del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que ganó el premio Nobel de la Paz en 2007, en las reuniones técnicas previas a la cumbre presidencial se notó un consenso de los países sobre el gran peligro que corre la Amazonía.

«Me parece que hay una concordancia muy grande de todos los países de que la Amazonía está cerca del punto de inflexión, del punto de no retorno, que está muy degradada, muy deforestada. Hay una disposición de reconocer los riesgos que corre la Amazonía», explicó el científico, que en la actualidad es copresidente del Panel Científico de la Amazonía.

Ese consenso y disposición queda expreso en la declaración final, en la que los gobernantes se comprometen a «reimpulsar y actualizar la agenda común de cooperación entre nuestros países, adaptada a las nuevas realidades regionales y globales, para garantizar la conservación, protección y conectividad ecosistémica y sociocultural, de la Amazonía, el desarrollo sostenible, el bienestar de sus poblaciones, con especial atención a los pueblos indígenas y comunidades locales y tradicionales en situación de vulnerabilidad».

Sin embargo, no pusieron plazos para llevar a cabo las acciones que permitan luchar contra la deforestación ilegal o la minería ilegal, que está contaminando los ríos y el modo de vida de poblaciones de la zona a un ritmo veloz, ni se refieren a la explotación petrolera.

En sintonía con declaraciones de varios presidentes de que la Amazonía debe generar riquezas y empleo para sus habitantes, en la declaración las autoridades realizaron un punteo de objetivos para promover una economía para el desarrollo sostenible, en medio de presiones de poderosos sectores como el ganadero y el petrolero por un lado, y de los donantes internacionales que exigen más acciones de conservación, por otro.

La Amazonía se extiende por 7,4 millones de kilómetros cuadrados, en mayor parte por territorio brasileño, y es hogar de al menos el 10 por ciento de la diversidad conocida, además de ser sustento de millones de personas.

Una lucha de varios frentes

En los últimos años la deforestación llegó a cifras récord en varios países, además de registrarse un aumento en la violencia contra poblaciones nativas que habitan la selva, en medio del Gobierno del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2023) en Brasil, que recortó fondos para la conservación y protección de la selva, e intentó anular los límites de las tierras indígenas a favor de los intereses agrícola-ganaderos.

Además, durante su presidencia fueron congelados recursos internacionales que se destinaban al Fondo de la Amazonía, una herramienta de miles de millones de dólares con donantes extranjeros para combatir la deforestación.

Con el regreso de Lula a la presidencia brasileña fueron anuladas varias de las medidas tomadas por Bolsonaro, pero el lobby empresarial persiste, y a ello se suma la necesidad de las comunidades amazónicas para sobrevivir, un escenario similar en todos los países de la zona.

«Cada uno de ellos (los presidentes) se enfrenta a un público que no favorece la conservación. En cada caso, el público favorece la exploración petrolera o las grandes infraestructuras, proyectos que amenazan la Amazonía. Cada uno de estos presidentes se enfrenta a un país que se siente demasiado pobre y que la Amazonía está vacía y tiene muchos recursos. Los presidentes tienen que encontrar la manera de mantener un equilibrio», explicó Chernela, fundadora de AMARN/Numia Kura, una de las más antiguas asociaciones indígenas en Brasil.

Esta necesidad ha dado paso a la explotación, legal e ilegal, de los recursos de la selva: petroleros, hídricos, o de la fauna. Y en muchos casos no se han aplicado soluciones para la contaminación, la destrucción y la violencia que generan.

Uno de los intentos de proteger a la Amazonía tuvo lugar en 2007, cuando Ecuador, productor de petróleo y altamente dependiente de este material, propuso dejar de explotar el área protegida más grande del país a cambio de casi 4.000 millones de dólares para con ello sostener la economía.

Pero la propuesta para no explotar los recursos del bloque 43 del Parque Nacional Yasuní, de más de un millón de hectáreas y una de las zonas de mayor biodiversidad del mundo, apenas recaudó 13 millones en la comunidad internacional.

El 20 de agosto próximo, la población decidirá en un referendo el destino de ese bloque en la zona, declarada como reserva de la biósfera por la UNESCO.

Ese equilibrio entre necesidad para sobrevivir y de conservar podría lograrse impulsando una economía basada en la biodiversidad, dijeron tanto Nobre, fundador de una iniciativa para el desarrollo de una bioeconomía apoyada en tecnología moderna, como Rachael Garrett, profesora de Conservación y Desarrollo en la Universidad de Cambridge (Inglaterra).

«Lo que realmente se necesita es una visión holística de cómo crear una nueva socio-bioeconomía basada en la justicia y la diversidad para llevar adelante un desarrollo inclusivo y duradero en la región», dijo Garrett.

La cumbre puede ayudar a impulsar una estrategia coherente sobre cómo mejorar el control de la deforestación y la degradación, e impulsar socio-bioeconomías en la región que beneficien a los pueblos indígenas, amazónicos y del mundo, añadió.

Pero aunque los países implementen acciones para lograr el desarrollo sostenible, sus arcas no son suficientes, por lo que necesitan la ayuda internacional, que en años recientes, en particular durante la presidencia de Bolsonaro, puso condiciones para la entrega de fondos.

En busca de aligerar las presiones, los presidentes acordaron crear un Panel Técnico Científico Intergubernamental de la Amazonía, grupos de trabajo, foros, así como reactivar comisiones especiales.

Por ello, para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año (COP28) que se realizará desde fines de noviembre en Emiratos Árabes Unidos, los países amazónicos «estarán mejor posicionados», dijo Chernela.

Así, tal vez, logren conseguir los fondos necesarios para frenar la destrucción de la selva y el medio de vida de millones de personas.

Lula, «paladín» de la Amazonía

«Desde la perspectiva de la comunidad científica internacional, la cumbre (de países amazónicos) es de extrema importancia porque es la primera vez en 14 años que se reúnen los países amazónicos para discutir estrategias de cooperación para proteger la región y su gente», comentó Garrett.

El regreso de Lula al poder es «clave», añadió, porque el 60 por ciento del territorio amazónico está en Brasil y el resurgimiento del político en los esfuerzos internacionales de cooperación es de importancia crucial.

Para Chernela, Lula podría conseguir importantes avances en su país respecto a la Amazonía, pese a enfrentarse a una oposición inclinada a los negocios, y también en el escenario internacional.

Los países amazónicos «obtendrán ayuda de alguna forma, pero tal vez no logren suficiente. Con seguridad van a recibirla de algunos países, como Alemania o Noruega, pero uno, podrían haber condiciones, y dos, podría no ser suficiente. Lula podría pedir más. Esto ya pasó con Ecuador», dijo la experta.

Pero añadió: «Creo que Lula puede hacerlo si la comunidad internacional sale a su rescate».

Los ojos del mundo estarán sobre Lula en este mandato y hasta el actor y activista ambiental estadounidense Mark Ruffalo pidió al mandatario más acciones concretas, tras criticar la declaración de Belém.

«Tal vez usted siente que hacer compromisos más osados es imposible. Pero como dijo uno de sus grandes héroes, Nelson Mandela: «Siempre parece imposible hasta que se hace». Estimado, éste es su momento para ser el próximo Nelson Mandela. Si logra hacerlo», dijo Ruffalo en sus redes sociales. (Sputnik)

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