lunes 29, abril 2024
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Fiesta en el infierno el 10 de diciembre del 2006

El 28 de julio de 1999 fue una fecha extraordinaria en la vida del diablo.  Ese día Juan Pablo II afirmó que el infierno no existía.  El demonio, como había estado tan ocupado, desde hacía tantos siglos, en repartir latigazos, avivar calderas o mantener helados ciertos círculos, no supo qué hacer.  La orden le llegó tan de improviso que no le quedó más que sentarse a cavilar sobre aquella nada en que se le había convertido el infierno.  Sus subalternos pedían explicaciones y él no sabía qué responder.  Les dio a todos vacaciones mientras se despejaban los nublados de su mente y los citó para algún día incierto. 

Decidió irse a dar una vuelta por Roma para ver qué explicaciones obtenía.  Tenía tanto tiempo de no andar por estos rumbos que hasta le pareció buena idea esa clausura del infierno y ese descanso.  No se lo tomó a mal.  Con el mejor de los ánimos, se lanzó a su nueva aventura.

No había terminado de llegar a la plaza de San Pedro cuando se llevó su primera gran sorpresa.  Se abrió paso entre una multitud de mujeres para observar qué sucedía.  Había una gran hoguera en media plaza y aquellas mujeres gritaban: “¡Nunca más una torturada!”, al momento del grito lanzaban al fuego una sotana con el nombre de algún inquisidor.  Ahí figuraron: el papa Adriano VI, Alonso de Salazar,  Bernardo Gui, el papa Alejandro II, el papa Paulo IV, Konrad von Marburg, Pedro de Arbués, Roberto Belarmino, Tomás de Torquemada; hasta sotanas con el nombre de Calvino y Lutero desfilaron ante sus ojos.  Cuando vio que lanzaban al fuego un ejemplar de El martillo de las brujas, se interesó `por el asunto; como pudo le robó a una mujer un ejemplar cuando estaba a punto de lanzarlo a la hoguera. 

Se fue a un rincón y empezó a leerlo. Esa edición contaba con un prólogo en el cual explicaban lo sucedido y cómo la cacería de brujas había servido a los grandes intereses económicos para empobrecer el campesinado, arrebatar tierras comunales y engrandecer las riquezas del Vaticano y de otros reinos.

No sabía qué hacer ni qué decir.  Suspendió la visita a Juan Pablo II y siguió a las mujeres.  Por casualidad, se fue detrás de unas mujeres latinoamericanas que se dirigían a un foro donde las Madres de la Plaza de Mayo iban a exponer sus veinte años de lucha.  Ahí escuchó hablar del Plan Cóndor, Richard Nixon, Henry Kissinger, Rafael Videla, Augusto Pinochet, dictadura de los militares y un gran etc.  Por su parte, las centroamericanas dieron su versión de la guerra de baja intensidad emprendida por Ronald Reagan y demás desastres como empobrecimiento, persecución, desapariciones, matanzas, aldeas quemadas y otro gran etc.

El diablo no sabía por dónde empezar a ordenar aquel rompecabezas.  Sin embargo, llegó a una primera conclusión. Desde que el imperio romano se había cristianizado[1], él había estado a las órdenes de los señores de la dominación, de los Señores de la Muerte[2].  Él debía estudiar y aprender mucho de lo que sucedía en este mundo, pues se había limitado a ejecutar castigos y recibir órdenes; había sido su burócrata.  Por lo que estaba escuchando y observando, se había dedicado a castigar a las víctimas.  Encima de que habían sido explotadas, castigadas, torturadas, violadas en este mundo, llegaban al infierno a recibir castigos por pensar y sentir diferentes o simplemente por ser humanos con dignidad.  

En América Latina, se enteró de todo lo que había sucedido desde 1492, cuando desembarcó Colón y los misioneros empezaron a repartir torturas y castigos en su nombre.  Después de eso, ya no tuvo dudas: “Estos desalmados, mis hijos más auténticos, han renegado hasta de mí.  Han venido creando infiernos aquí en la tierra y me lo han ocultado.  Llevan mi sello. ¡Ahora sabrán quién soy!”.

Cuando en abril del 2007, Benedicto XVI afirmó que el infierno sí existía.  El diablo no dijo nada.  No se reunió con nadie.  Ya él había su quehacer desde mucho antes. Había enviado a todos sus diablos a recabar información con nombres, fechas, datos, crímenes de todos los que crean verdaderos infiernos en este mundo.  Se había encontrado un viejo archivo guardado con mucho esmero en el Hades, donde se enteró que el verdadero rol de Satanás había sido el de acusador frente al juicio divino.  Pero no le dio importancia.  Las fiestas seguirían como siempre que recibían a un gran criminal.  Pero esta vez, se había asegurado de que ninguno se le escaparía.  En plena agonía del que lleva la marca diablo, están del más allá asegurándose que se lo llevan derechito.

Por esa razón, cuando Augusto Pinochet murió en diciembre del 2006.  El demonio ya lo reconocía con su marca.  Él no podía dejar escapar a un perverso de esa estatura. Cuando estuvo frente al demonio y este lo empezó a condecorar, los diablillos a aplaudir y a decirle una y mil lisonjas, se puso furioso, gritó que él no se merecía estar ahí., que él era un verdadero salvador y padre de los chilenos, que los había salvado del demonio del comunismo. 

El demonio se esperaba esa respuesta. Ya sabía, porque lo había escuchado andando por aquí, que los victimarios se sienten como dioses; no son, según ellos, culpables de nada y no quieren saber nada de los efectos depredadores de sus acciones.  Por esa razón, a quienes no se reconocen como creadores de infiernos terrenales, les da su propio veneno.

Ahí está Pinochet sentado en una sala vacía, en medio la nada, escuchando los testimonios de todas las personas que fueron torturadas, de quienes tuvieron que salir huyendo de Chile para salvar su vida, de todas las madres que perdieron a sus hijos e hijas, de toda la niñez que creció con hambre y con miedo, de todas las personas que mandó matar, sufrir o explotar de alguna forma.  Para no multiplicar los padecimientos de las víctimas, solo se escuchan sus voces.  Ellas fueron liberadas de cualquier infierno, pues al demonio no le interesan las víctimas, se sintió rebajado. Él quiere victimarios tan auténticos como él.

Cada genocida, escuchará por toda la eternidad las voces de sus víctimas hasta que se reconozca con la marca de la perversidad.

A los cincuenta años del golpe militar contra el pueblo chileno, no debemos olvidar nunca lo que genocidas como Augusto Pinochet o Henry Kissinger hicieron.

¡En nombre de sus víctimas, prohibido olvidar!

(*) Isabel Ducca D.



[1] Algunos aspectos fundamentales no serían posibles sin la lectura de: Hinkelammert, F. (1991). Sacrificios humanos y sociedad occidental. DEI.

[2] La noción de los Señores de la Muerte proviene del Popol Wuk.

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6 COMENTARIOS

  1. Elocuente recordatorio de uno de los crímenes más abominables. De este episodio sólo queda un sobreviviente, disminuido física e intelectualmente. La paradoja es que Costa Rica se benefició de una inmigración del más alto nivel que contribuyó al crecimiento de muchas disciplinas, particularmente las artes.

  2. Uno pensaria que Pinochet fue el dictador mas sanguinario de su epoca. Pero estamos hablando del mismo tiempo cuando personajes como Idi Amin, Pol Pot o Mao y su Revolucoin Cultural estaban en boga. Pinochet es nada comparado con esos verdaderos monstruos con millones de muertes a cuesta.

    No, Pinochet es demonizado por la derrota que le infringio al comunismo mundial. Pocos recuerdan que en esa epoca, cuando un pais caia en la orbita sovietica, o un partido comunista tomaba el poder, era practicamente irreversible su transito a una dictadura totalitaria. Lo inusual es que Chile decidio voluntariamente ese veneno. Aunque no tanto. Allende no gano la presidencia con el voto del pueblo. Ahi obtuvo 36% de los votos. Cuando un candidato no obtenia 50% mas uno de los votos, era el Congreso el que debia elegir el Presidente entre los dos candidatos mas votados. En esa ocasion la eleccion era entre Allende y Jorge Alessandri, ex presidente y candidato de la derecha. El Congreso decidio apoyar a Allende no sin antes obligarlo a firmar un estatuto de garantias constitucionales, que lo oabligaba a obedecer la constitucion y las leyes.

    De ahi, la historia del gobierno de Allende fue de una continua erosion de el estatuto y su clar incumplimiento. Tanto asi que, en medio de una crisis de abastecimiento e hiperinflacion, el Congreso decisio el 22 de Agosto de 1973 declarar al Presidente como fuera de la constitucion y las leyes, haciendo un llamado a las Fuerzas Armadas a intervenir.

    Se puede decir mucho de la posible intervencion extranjera. Pero la verdad es uqe si bien existio, no fue un factor crucial. Sin duda se ayudo a la prensa y algunos gremios a sobrevivir, pero eso era ante la aplastante ofensiva del gobierno de la Unidad Popular (UP) de tomar el control de los medios y de amplios sectores de la economia.

    Al final, Allende qeria que Chile se convirtiera en otra Cuba, pero por medios «democracticos». Sin embargo, la idea de instarurar una dictadura totalitaria por medios pacificos, por mas uqe se dijera representaba al pueblo, era una quimera. La UP nunca obtuvo una mayoria del electorado. Pero precipito yna fuerte dictadura . Fue una tragedia. Pero la historia debe contarse en forma completa.

  3. Señor Fallas se le olvidó mencionar el genocidio gringo en Vietnam o unos años antes el genocidio en Corea donde del 50 al 53 asesinaron 3 millones de coreanos o el genocidio guatemalteco y tantos otros, si hay alguien que no quisiera ponerse a contar muertos es el imperio gringo, estoy seguro de eso.

    Primera mentira Pinochet no le infringió ninguna derrota al comunismo, este no fue más que un sicario bajo las órdenes de EUA e Inglaterra, en cuanto a eso de dictadura totalitaria no es más que un estribillo sacado del manual de propaganda yanqui.

    Segunda mentira no es inusual que un pueblo decida votar por candidatos de izquierda que es la única forma de hacer respetar sus derechos humanos, es solo que ahí siempre está atento el imperio yanqui a evitar eso con sus criminales invasiones y golpes de estado (Guatemala, Irán, Honduras, Nicaragua o más recientemente Venezuela y Pakistán) pero la lista es larga.

    Cuando Allende nacionalizó la industria del cobre, que estaba en manos de multinacionales gringas los EUA se trajeron a bajo el precio del cobre en el mercado mundial y a la vez sometieron a Chile al usual embargo comercial que le impedía importar sus necesidades básicas, también al mismo tiempo que la CIA financiaba con millones de dólares una huelga de camioneros que duró 40 días y así allanó el camino para el golpe de estado y la llegada del genocida Pinochet.

    Julio César Madrigal Mora
    401150225

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