Con la intención de justificar lo injustificable se está difundiendo en las redes un escrito en el cual se describe, con extrema minuciosidad, las diversas presencias a lo largo de la historia de Estados e Imperios en Palestina.
Termina esa larga descripción con la falaz aseveración de que nunca existió un Estado Palestino como tal, y por tanto pone en entredicho el justo reclamo de libertad y soberanía de un pueblo con identidad propia, que desde siempre ha ocupado esas tierras.
Pareciera ser una forma más de desacreditar y rebatir lo que se afirma como derecho a luchar contra el despojo y la humillación de un pueblo por parte de quienes, irrespetando todos los acuerdos internacionales sobre los Dos Estados, actúan como verdaderos invasores al expandir sus dominios por medio de la fuerza, confinando al pueblo palestino en guetos, en campos de concentración en su propia tierra.
Palestina también es de los palestinos y no se justifica bajo ningún concepto se se siga arrebatando con violencia posesiones, destruyendo las vidas de millones de personas a quienes despectivamente ese sionismo extremista las acaba de llamar públicamente “animales humanos”.
Que los buenos deseos unidos a meditaciones y profundas reflexiones permitan que la verdad se imponga y triunfe la justicia para con un pueblo que, a pesar de todas las agresiones, aún resiste. Revertir esta trágica historia dependerá de que se hagan cumplir los acuerdos suscritos sobre los Dos Estados y evitar así que se continúe con la confiscación de tierras, los asentamientos ilegales de colonos, y esa implacable discriminación generalizada que alimenta la violencia entre las partes y sigue infligiendo un sufrimiento inmenso, principalmente a una población palestina, que ha sido despojada de sus derechos fundamentales. Que haya paz entre palestinos e israelíes, entre israelíes y palestinos.
(*) José Luis Callaci
La historia como nuestra amada Biblia se ha tergiversado por los súper multimillonarios, donde prevalecen sus malignos intereses. Ellos se han auto-inflado creando un racista y soberbio gueto, una súper élite que pretende por siglos seguir conduciendo el mundo civilizado. Esa prepotencia los ha llevado a inmiscuirse en todo rincón del mundo, produciendo conflictos pequeños, medianos, grandes y desproporcionados, según sus pagados asesores lo definan, acordados, mandados por esas gentes. Somos los 7 mil millones un sobrecogedor rebaño de animales, según lo han expresado, donde los derechos y justicia solo depende de tales enemigos dizque humanos. He aquí una diminuta elegía, un grito al desierto mental prevaleciente, de otra causal guerra, donde ellos les plazca. Una dañina sinrazón que hoy la humanidad sufre y este fulano evidencia y osa tocar.
¿Y esta criaturita que aparece en la fotografía, adónde queda? Siiii ¿Adónde queda su asustada inocencia? Por Dios ¡paremos esta guerra!!!