domingo 28, abril 2024
spot_img

El FMI se sienta a la espera del próximo presidente de Argentina

Buenos Aires, 21 oct (Sputnik).- Un factor condiciona el destino de Argentina y trasciende el resultado de las elecciones generales de este domingo 22: se trata del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que tendrá sus ojos sobre las espaldas del próximo presidente, asuma quien asuma el próximo 10 de diciembre.

En realidad, el país está subordinado al FMI por los próximos 20 años. Debe pagar el crédito de 44.000 millones de dólares asumido en 2018 por el entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019), que se giró entre junio de aquel año y julio de 2019.

Argentina todavía no ha comenzado a pagar la deuda en sí. No por ello ha dejado de estar ahogada con los intereses. En marzo de 2022, cuando la actual gestión reestructuró la deuda, la tasa era de 0,25 por ciento, más 4 puntos de sobrecargos. Hoy esa tasa es de más del 8 por ciento, lo que llevó a que la cuenta total ascienda a unos 3.200 millones de dólares anuales: más de lo que gasta el país en programas sociales.

De llegar al final del programa de Facilidades Extendidas suscrito el año pasado, con las condiciones actuales, Argentina habrá pagado 30.000 millones de dólares solo en intereses y sobrecargos desde 2018, lo que equivale al 6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) del país medido en dólares, según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).

Además de estas cifras siderales, están los compromisos que entraña el acuerdo suscrito con la actual gestión, cuando el exministro Martín Guzmán, quien precedió al actual candidato oficialista a la presidencia, Sergio Massa, alcanzó un entendimiento con el organismo para reestructurar la deuda.

«Los principales condicionamientos son las metas cuantitativas de los tres aspectos: el déficit fiscal, la acumulación de reservas y el financiamiento del Banco Central (BCRA) al Tesoro», detalla en una entrevista con la Agencia Sputnik la doctora en economía Noemí Brenta, quien estudió las relaciones del país y la institución financiera en su libro «Argentina atrapada. Historia de las relaciones con el FMI 1956-2006».

Presente

Cuando el Gobierno argentino logró cerrar el nuevo convenio, empezaba el conflicto en Ucrania y los precios de la energía y los alimentos empezaron a aumentar.

«Argentina era todavía importadora neta de energía y no pudo compensar la factura petrolera; además venía con reservas bajas y compromisos de importación altos, y encima tuvo que hacer en marzo pagos grandes al FMI», detalla Brenta, quien también es docente e investigadora en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Para esta especialista, el Gobierno «negoció durante casi dos años y logró un acuerdo bastante bueno que se terminó firmando porque no había más tiempo para seguir estirando y atender los pagos con recursos propios». Fue así que «se obtuvo lo que en ese momento se podía, dada la correlación de fuerzas entre FMI y Argentina, que es asimétrica».

Desde entonces y hasta el mes de agosto, el país se sometió a seis de las diez auditorías trimestrales pautadas en el acuerdo, una condición previa para que el organismo concretase sus desembolsos, que ascienden 35.500 millones de dólares en ese lapso de tiempo.

La nación sudamericana estuvo contra las cuerdas para cumplir con sus últimos compromisos, al punto de que el ministro de Economía tuvo que recurrir a un intercambio de monedas con China, a Catar y al Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) para hacer frente a los vencimientos.

La séptima revisión tendrá lugar con posterioridad al proceso electoral del que saldrá electo el próximo presidente de Argentina, ocasión en que el FMI «evaluará el comportamiento de la economía hasta el 30 de septiembre, aunque siempre hacen un examen más general que tiene en cuenta las políticas posteriores al cierre del trimestre», refiere Brenta.

Este período abarca la devaluación del 22 por ciento de la moneda oficial que ejecutó el ministro de Economía al día siguiente de las elecciones primarias del 13 de agosto, cuando el candidato presidencial de La Libertad Avanza (ultraderecha), el diputado y economista Javier Milei, tuvo la mejor votación, con 29,8 por ciento de los sufragios.

«El FMI pedía 100 por ciento de devaluación como condición para habilitar el desembolso de aquel mes, y la devaluación se trasladó a los precios», recuerda la investigadora. «No surtió el efecto que presuponía el organismo y empeoró el clima económico además de generar inestabilidad, como suele ocurrir con las medidas del Fondo».

Futuro

Si el candidato de la coalición oficialista Unión por la Patria (centroizquierda) gana las elecciones generales, ya advirtió que querrá renegociar el acuerdo vigente para que sea compatible con el desarrollo del país.

En el escenario improbable de que venza la candidata por la alianza opositora Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, la candidata ya anunció que le pediría todavía más dinero al organismo para hace un blindaje y eliminar los controles bancarios.

En el caso en que gane el postulante por La Libertad Avanza, negociaría un plan aún más estricto con la entidad multilateral. «De él habría que esperar un mayor ajuste fiscal, más impuestos, eliminación de subsidios a las tarifas de electricidad y transporte y energía, además de que no habría política monetaria, porque eliminaría el Banco Central (BCRA), algo difícil de prever e imaginar», advierte Brenta.

A juicio de esta economista, Argentina debería suspender el acuerdo actual con el FMI habida cuenta de que tras la séptima revisión en diciembre, tendría pendientes para 2024 solo tres auditorías, en los que los montos que desembolsaría el FMI son mucho más reducidos,.

«Antes de que el Fondo cancele el convenio, si es que tiene ese espíritu, porque es responsable de un acuerdo mal otorgado que se usó fundamentalmente para la fuga de capitales, a Argentina le convendría suspenderlo para no seguir sujeta a las metas, que son malas y llevan a más inflación, y resolver los pagos con recursos prestados», concluye Brenta.

De seguir con el programa previsto, la nación sudamericana, que es la mayor deudora de la entidad multilateral, comenzará a repagar la deuda a partir de 2026 y hasta 2034 en doce cuotas semestrales.

El FMI no solo determina el presente y el futuro de Argentina, sino también su pasado. Ésta no es ninguna novedad, en un país que lleva bajo la tutela del Fondo 43 años de los 67 que han pasado desde que ingresara a su seno en 1956. (Sputnik)

Noticias de Interés

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias