Buenos Aires, 14 dic (Sputnik).- Las medidas de ajuste que anunció el martes el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, llevarán al país a un shock inflacionario en un contexto de recortes y de devaluación que conmocionará a la inmensa mayoría de la población, sobre todo a trabajadores informales, asalariados y jubilados, dijeron especialistas a la Agencia Sputnik.
A la luz de este «plan motosierra», aparece como una premonición la canción «Se viene el estallido», de Bersuit Vergarabat, que el flamante presidente argentino, Javier Milei, utilizó durante su campaña electoral pese a la oposición de la banda, que ilustró con ese tema la crisis de 2001.
En su camino hacia la presidencia, el líder de la coalición La Libertad Avanza (ultraderecha) había prometido que el ajuste «lo iba a pagar la casta y no la gente de bien», recordó Mercedes D´Alessandro, quien fue directora nacional de Economía, Igualdad y Género en el Ministerio de Economía entre 2020 y 2022, durante el Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023).
«Hoy descubrimos que somos gente del mal, porque quienes vamos a ser perjudicados por las medidas somos mayoritariamente trabajadores y jubilados», observó la escritora y economista en conversación con esta agencia.
«Esto quiere decir que hoy por hoy, la casta somos todos», añadió.
«Durante su demorado mensaje, el ministro de Economía anunció un paquete de recortes para equilibrar el déficit fiscal, ante la asunción de que éste es el origen de los problemas que arrastra la economía, en un país con más del 40 por ciento de pobreza y una inflación que en los últimos doce meses llegó a casi el 161 por ciento».
La devaluación del 50 por ciento de la moneda nacional, la reducción de los subsidios a la energía y al transporte, la disminución de las transferencias a las 24 jurisdicciones del país, el retiro del Estado en la financiación de nuevos proyectos de obra pública y el aumento de las retenciones no agropecuarias, pese a que Milei había prometido reducir los impuestos, son algunas de las principales medidas que anunció el Gobierno.
La actual gestión, que planteó además la eliminación de la fórmula por la que se actualizan las jubilaciones, también anunció que reduciría en un 34 por ciento la estructura estatal de ministerios, secretaría y subsecretarías, pero sin establecer un plan marco de estabilización, sin esbozar una reducción salarial en los cargos políticos y sin sugerir nuevos impuestos a sectores privilegiados.
«Devaluación, aumento de tarifas de energía y de transporte solo significan más inflación, es decir, pérdida de poder adquisitivo, y ante esto no se plantearon medidas compensatorias», valoró D»Alessandro.
Aunque no descartó que el Ejecutivo proponga más adelante acuerdos salariales para morigerar la inflación (las denominadas «paritarias»), la exdirectora de Economía advirtió que «la mitad del mercado laboral es informal y no tendrá un mecanismo para renegociar su salario».
Las únicas medidas de alivio anunciadas por el ministro de Economía son la duplicación de la Asignación Universal por Hijo, que cobran las familias con hijos en mayor situación de vulnerabilidad, y el aumento del 50 por ciento de la Tarjeta Alimentaria, que reciben quienes no ganan lo mínimo para subsistir.
El Ejecutivo mantendría además el programa Potenciar Trabajo, una iniciativa estatal al que acceden 1,2 millones de trabajadores informales en situación precaria.
Pero no es suficiente
«Si la inflación no es compensada de algún modo, provocará una caída en el consumo que significa también una caída en la actividad. Así tendremos el fenómeno de «estanflación», estancamiento económico más inflación», detalló la reconocida economista.
Con una visión ortodoxa, el programa que ejecutará el Gobierno daría marcha atrás con la devolución del IVA para sectores de bajos ingresos y con la rebaja del impuesto a las ganancias (salario), dos gravámenes que modificó la gestión anterior en las últimas semanas con el apoyo incluso del actual mandatario, que todavía como diputado votó en el Congreso a favor de subir el mínimo imponible de ese último tributo.
«La pregunta es si hay espalda para aguantar un ajuste tan drástico sobre un pueblo que ya viene ajustándose hace tiempo: una cosa es el anuncio y las proyecciones que nos muestran los economistas, y otro no llegar a mitad de mes con el salario», advirtió D»Alessandro.
Abocados a la híper
En coincidencia con esta mirada, el director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz y docente en la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), Andrés Asiaín, no dudó en afirmar que «las medidas que se tomaron, lejos de alejar el fantasma de una hiperinflación, acercan la economía hacia este problema, porque son un conjunto de shocks inflacionarios».
«La subida de tarifas, del combustible y del dólar, que pasó de 400,5 pesos a 820 de la noche a la mañana, son medidas inflacionarias, así que el plan es un fracaso, por más que el Gobierno logre mejorar las cuentas públicas y alcance el equilibrio fiscal», aseveró este economista a la Agencia Sputnik.
«Plantear que éste es un plan contra la inflación solo puede surgir de una cabeza muy enferma ideológicamente, de teoría monetarista, que yo entiendo errada, porque piensan que la inflación es una cuestión fiscal y monetaria, que todos estos shocks van a ser transitorios y que luego la inflación va a bajar porque se dejó de emitir y gastar», explicó Asiaín.
Contrariado con esta interpretación, el economista puntualizó que los impactos económicos «provocarán una inflación que rondará entre el 200 y 300 por ciento en los próximos meses y en lugar de bajar por el ajuste fiscal y monetario, se va a mantener ahí arriba, porque la inflación tiene otras causas, como una fuerte inercia y pujas distributivas que estas medidas exacerban», reflexionó.
La subida de las retenciones a las exportaciones de alimentos podrían permitir que bajara el precio interno en un país agroexportador, «pero en este caso se subieron las retenciones al resto de los sectores menos al agro, por lo que no tiene nada de heterodoxo: es una medida fiscalista que profundiza nuestra estructura productiva primarizada», sentenció.
El paquete de medidas con las que se estrena el Gobierno de Milei suponen, para el director del Centro de Economía Política Argentina, Hernán Letcher, «un ajuste ortodoxo tradicional con fuerte impacto en materia de ingresos, aumento de tarifas, devaluación, e impacto en la actividad económica, porque el dólar se encarece 140 por ciento entre devaluación y el impuesto país y eso pegará en la producción industrial».
El contador público y economista lamentó que el ajuste se dirija a la mayoría de los argentinos asalariados y afirmó que el plan impulsará «un aumento sensible de los precios y la vinculación de muchos de los productos al precio internacional, lo cual hace que cada vez que haya aumentos o se devalúe en el exterior, vuelva a haber un impacto sobre precios».
El ajuste que llevará adelante el Ejecutivo es del 5,2 por ciento del producto interior bruto, en lo que supone el mayor ajuste del gasto público desde el regreso de la democracia, cuyo aniversario número 40 cumplió Argentina el mismo domingo en que asumió su nuevo presidente. (Sputnik)