lunes 29, abril 2024
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Nagorno Karabaj: fin de disputa territorial e incierto futuro de la región

Moscú, 1 ene (Sputnik).- El año saliente marcó un acontecimiento clave que puso punto final al conflicto de larga duración entre Armenia y Azerbaiyán acerca del territorio disputado de Nagorno Karabaj.

El pasado 28 de septiembre, el presidente de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, un enclave de mayoría armenia situado en el territorio de Azerbaiyán, Samvel Shajramanián, decretó «disolver antes del 1 de enero de 2024 todas las instituciones públicas y organizaciones supeditadas a ellas» y anunció que «la República de Nagorno Karabaj (Artsaj) deja de existir».

El territorio de la república rebelde, establecida el 2 septiembre de 1991 por los armenios karabajíes que decidieron separarse de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán y no reconocida por ni un solo país miembro de la ONU, incluida Armenia, se ha convertido repetidamente en un foco de hostilidades a distintas escalas en más de tres décadas de su existencia.

La primera guerra entre las formaciones armadas de Nagorno Karabaj y Bakú, en 1992-1994, terminó con la victoria de los secesionistas, mientras que durante la segunda, en septiembre-noviembre de 2020, Azerbaiyán logró recuperar varios distritos y el dominio militar sobre el terreno.

Durante los próximos tres años, las tensiones en el enclave se fueron agravando. Se producían enfrentamientos armados que derivaron en que otros varios territorios, tanto karabajíes como armenios, pasaran a estar bajo el control de Bakú.

Además, desde diciembre de 2022, la única carretera que conecta Armenia con Nagorno Karabaj, el corredor de Lachín, quedaba bloqueada, en contra de los acuerdos establecidos, primero por personas que se hicieron pasar por ecoactivistas, que supuestamente eran apoyadas por Bakú, y luego por militares y policías azerbaiyanos.

El bloqueo, criticado por la comunidad internacional, provocó una aguda crisis humanitaria en el enclave y fue una de las premisas de un nuevo estallido del conflicto.

Punto de inflexión

El pasado 19 de septiembre, el Ministerio de Defensa azerbaiyano anunció el lanzamiento de una operación antiterrorista en el territorio de la región en disputa.

Los objetivos de esa operación, según indicó el ente castrense, consistían, en particular, en desarmar y asegurar la retirada de las formaciones de las fuerzas armadas de Armenia del enclave, garantizar la seguridad de los civiles que regresan a los «territorios liberados de la ocupación», así como restablecer el orden constitucional de Azerbaiyán.

Para justificar sus acciones, Bakú alegó ataques de armenios karabajíes a las posiciones de su ejército, la explotación minera de recursos que pertenecen al Estado azerí, la construcción de trincheras y refugios en Nagorno Karabaj, incursiones con fines de reconocimiento y actos de subversión, incluida la recolocación de minas en las zonas ya desminadas y en las carreteras.

Ereván, a su vez, negó la presencia de sus tropas en la región y tachó las actividades de Bakú como «agresión a gran escala» contra el pueblo karabají, señalando que Azerbaiyán intentaba «finalizar la política de limpieza étnica».

Rusia, que ha mediado en las negociaciones entre ambos países a lo largo del conflicto y desplegado su contingente de paz en el corredor de Lachín, pidió a las partes que detuvieran el derramamiento de sangre y volvieran a la vía diplomática para resolver sus discrepancias.

Numerosos países y organizaciones de todo el mundo se sumaron al llamamiento para poner fin a las hostilidades y sentarse a la mesa de negociaciones.

Sin embargo, la operación azerbaiyana también tuvo su defensor. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, expresó el apoyo de su país a las acciones de Bakú alegando que el hecho de que Nagorno Karabaj formara parte del territorio azerí había sido «aceptado por todos», y una postura diferente era inaceptable.

Los medios armenios acusaron a las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán de atacar instalaciones civiles en la región, algo que las autoridades azeríes negaron rotundamente, al asegurar que sus tropas «no apuntan a objetos e infraestructuras civiles, sino que eliminan únicamente objetivos militares legítimos».

Al día siguiente, el 20 de septiembre, las autoridades de la república de Nagorno Karabaj y Azerbaiyán anunciaron haber llegado a un acuerdo sobre una tregua en el enclave, cuyas condiciones incluyen, en particular, el desarme y la disolución de las formaciones ilegales armenias en la región.

Las partes acordaron debatir la reintegración y la garantía de los derechos y la seguridad de la población armenia de Nagorno Karabaj en una reunión de representantes de los armenios locales y el Gobierno de Azerbaiyán en la ciudad azerbaiyana de Yevlaj el 21 de septiembre.

Esa espiral de violencia, según el defensor del pueblo karabají, Guegam Stepanián, costó la vida a al menos 200 personas y dejó heridas a más de 400.

El Ministerio de Salud azerbaiyano, a su vez, informó de 192 militares azeríes muertos y otros 512 heridos mientras que entre las víctimas civiles figuraban un fallecido y un herido.

También perdieron la vida en los enfrentamientos seis miembros del contingente de paz ruso.

Consecuencias

Una vez finalizadas las hostilidades, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, declaró que su país «restableció su soberanía» como resultado de la operación antiterrorista en Nagorno Karabaj.

El mandatario prometió asimismo que los derechos y la seguridad de los residentes armenios de la región separatista serán protegidos.

Representantes de Bakú y de la comunidad armenia de Nagorno Karabaj celebraron desde el 20 septiembre varias rondas de consultas centradas en temas de la reintegración de la población local a Azerbaiyán.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, pidió establecer mecanismos eficaces para proteger a los armenios karabajíes de las limpiezas étnicas, y advirtió de que el éxodo podría ser la única vía para salvar sus vidas e identidad.

Más de 100.000 armenios étnicos, la práctica totalidad de la población del enclave, huyeron a Armenia desde aquel entonces.

Rusia, por su parte, todavía mantiene un contingente de paz en la zona, en virtud de un acuerdo logrado con Armenia y Azerbaiyán en noviembre de 2020.

Grietas en relaciones ruso-armenias

Con la victoria de facto de Bakú en el conflicto, las relaciones entre Ereván y Moscú, ya complicadas, se tensaron aún más.

Pashinián, en particular, lanzó acusaciones contra las fuerzas de paz rusas y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), de la que Armenia es miembro, y dijo estar buscando nuevos aliados «para no depender de Moscú».

El pasado mes de septiembre, Ereván retiró su embajador ante la OTSC, celebró en su territorio maniobras militares conjuntas con Estados Unidos, tras haberse negado previamente, en enero de 2023, a acoger simulacros de la OTSC.

Además, la esposa de Pashinián, Anna Akopián, viajó a Kiev, donde se reunió con el presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski.

En octubre, el primer ministro armenio, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, afirmó que Ereván está dispuesto a acercarse a la Unión Europea «en la medida en que la UE lo considere posible».

Al mismo tiempo, Pashinián no asistió a una reunión de los jefes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), celebrada en Biskek, debido a las circunstancias no identificadas, ni tampoco participó en las sesiones de los consejos intergubernamentales de la Unión Económica Euroasiática (UEE) y la CEI.

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, señaló a su vez que los sentimientos antirrusos en Armenia son atizados por numerosas organizaciones no gubernamentales aparecidas recientemente, que promueven los intereses de EEUU y la UE en el país, mientras que el pueblo armenio, en su inmensa mayoría, sigue interesado en el desarrollo de los lazos fraternales con Rusia.

El presidente ruso, Vladímir Putin, al intervenir en el Club Internacional de Debates Valdái, en la ciudad rusa de Sochi, recordó que en otoño boreal de 2022, en Praga, durante una reunión de los líderes de Armenia y Azerbaiyán, fue firmada una declaración, según la cual, «Armenia reconocía a Nagorno Karabaj como parte de Azerbaiyán».

Por su parte, el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, aseguró que Armenia era, es y será «nuestro vecino y aliado».

Futuro posconflicto

El pasado 7 de diciembre, Bakú y Ereván afirmaron en una declaración conjunta que existe una oportunidad histórica para lograr la paz largamente esperada en la región del Cáucaso sur, confirmaron la intención de normalizar las relaciones y alcanzar un tratado de paz sobre la base del respeto a los principios de soberanía e integridad territorial.

La declaración también anunció la liberación de 32 militares armenios por Bakú y dos soldados azerbaiyanos por Ereván como un gesto de buena voluntad que busca fomentar la confianza recíproca.

Asimismo, ambas naciones siguen celebrando reuniones periódicas sobre la delimitación de la frontera común.

Sin embargo, persisten ciertos desacuerdos al respecto. En particular, Bakú rechazó la propuesta de Ereván de retirar las tropas de la frontera, argumentando que esta solo puede ser vigilada por los soldados azerbaiyanos y nadie más, calificándolo de «un derecho soberano de Azerbaiyán».

A pesar del esperado final del largo conflicto de Nagorno Karabaj y del afianzamiento del territorio en disputa a favor de Bakú, Armenia y Azerbaiyán todavía están en el camino de establecer definitivamente la paz. (Sputnik)

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