martes 30, abril 2024
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Entre la popularidad y la polémica, Bukele se encamina a la reelección en El Salvador

San Salvador, 1 feb (Sputnik).- El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, blindado de las críticas por los inéditos niveles de popularidad en su país, va hacia una segura reelección en las elecciones nacionales de este domingo.

«Juramos que cambiaremos nuestro país, contra todo obstáculo, contra todo enemigo, contra toda barrera, contra todo muro», prometió Bukele el 1 de junio de 2019 durante el acto de toma de posesión tras ganar las elecciones del 3 de febrero de ese año.

Ese día recordó que 14 años atrás ni siquiera pensaba en ser político y mucho menos en llegar a ser presidente.

Sin embargo, este domingo y pese a las críticas de quienes afirman que violó la Constitución al postularse para ser reelecto, el autodenominado «dictador más cool del mundo» se encamina a una aplastante victoria que lo mantendrá, por lo menos, otros cinco años en el Gobierno.

De empresario a Alcalde

Nayib Armando Bukele Ortez nació el 24 de julio de 1981 en San Salvador, en una familia de ascendencia palestina formada por su padre, Armando Bukele Kattán (1944-2015), un empresario y político influyente, y su madre, Olga Ortez, quienes tuvieron cuatro hijos.

Su acercamiento a la política comenzó con la dirección de las empresas publicitarias propiedad de su padre, que se ocuparon durante años de las campañas electorales del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda).

Con ese partido ganó en las elecciones municipales del 11 de marzo de 2012 la alcaldía del municipio de Nuevo Cuscatlán, ubicado a unos 15 kilómetros al sur de la capital y con una población estimada en unos 8.000 habitantes.

Bukele tenía entonces 27 años.

En las siguientes, el 1 de marzo de 2015, alcanzó con el FMLN la alcaldía de la capital, lo que impulsó su crecimiento como figura política a nivel nacional gracias a una efectiva campaña publicitaria de sus programas de trabajo y la recuperación de parte del centro histórico de la ciudad.

Fue en esa etapa que se dio su ruptura con la dirigencia del FMLN, que había optado porque Bukele compitiera por la reelección para la alcaldía en los comicios municipales de 2018, algo a lo que el joven político se negaba.

El Tribunal de Ética del FMLN anunció la expulsión de Bukele el 10 de octubre de 2017 por violar la carta de principios, los objetivos y estatutos del partido y promover la división interna, además de difamar a la organización política y a sus dirigentes, entre ellos el entonces presidente, Salvador Sánchez Cerén (2014-2019).

Esta expulsión le permitió a Bukele lograr lo que ya era su próximo objetivo: ser candidato a la presidencia de la República.

Nuevas Ideas

El 25 de octubre de 2017, Bukele anunció el comienzo del proceso para la inscripción de su partido, Nuevas Ideas, y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) lo inscribió formalmente el 21 de agosto de 2018, ya finalizado el plazo para participar en las elecciones presidenciales de 2019.

Ante esa situación, Bukele suscribió una coalición con la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), surgida en 2010 de una división en la derechista Alianza Republicana Nacional (Arena), que lo inscribió como su candidato presidencial.

Con vestimenta habitualmente informal, gorra al revés, y acusaciones de corrupción contra los partidos que gobernaron el país de 1989 a 2019 (Arena, 4 períodos y FMLN, dos), ganó las elecciones con el 53,10 por ciento de los votos.

Esa misma informalidad la ha utilizado para importantes anuncios de su Gobierno, realizados a través de las redes sociales, donde suele polemizar con sus detractores, incluso si se trata de mandatarios de otros países.

Esto le ha valido el calificativo de «presidente millennial», que Bukele lleva casi con orgullo.

Pero a poco de asumir, el mandatario salvadoreño dejaría claro cuál sería la línea que tendría su administración.

Con la Asamblea Legislativa con una mayoría opositora, el 9 de febrero de 2020 el presidente ocupó la sede del parlamento unicameral con apoyo de las Fuerzas Armadas y la policía para obligar a los legisladores a aprobar el financiamiento de su plan de seguridad, un hecho calificado de «autogolpe» por la oposición política y que derivó en acusaciones de autoritarismo dentro y fuera de fronteras.

Este hecho marcaría el tono de su Gobierno.

En las elecciones municipales y legislativas del 28 de febrero de 2021 el triunfo de Nuevas Ideas fue arrollador: ganó 46 de los 84 escaños de la Asamblea, más otros diez en coalición con GANA y 152 de las 262 alcaldías de El Salvador.

Ni de izquierda, ni de derecha

«Yo no me considero una persona de derecha o izquierda, porque siento que esa es una división, una explicación lineal de cómo se dividió el mundo post la revolución francesa», dijo recientemente en una transmisión en vivo en la red social X.

«Si nos mantenemos en que no somos ni de izquierda ni de derecha podemos aplicar cualquier solución que sea buena para el país y buena para la gente y buena para la sociedad y que dé resultados, ya sea de izquierda o de derecha», subrayó.

La seguridad, base de su popularidad

El 20 de junio de 2019 puso en marcha su Plan de Control Territorial para combatir a las pandillas del crimen organizado, la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, que mantenían a El Salvador entre los países más violentos del mundo.

La reducción sin precedentes de la tasa de homicidios, la desarticulación de las pandillas que controlaban parte las comunidades del país, sometiéndolas a lo que las autoridades definen como un «estado paralelo de terror», y el ambiente de seguridad, son los cimientos en los que se sostienen los altos niveles de popularidad de Bukele, incluso en el tramo final de sus cinco años de mandato.

En 2023 se registraron 154 homicidios en El Salvador, lo que representa una tasa de 2,4 asesinatos cada 100.000 habitantes, que ubicó al país como la segunda nación con menos delitos de este tipo en la región, detrás de Canadá.

En 2018, antes de que asumiera Bukele, El Salvador había terminado el año con más de 3.300 homicidios, una tasa de 50,3 asesinatos cada 100.000 habitantes, según datos del sitio especializado Igarapé.

Las cifras apuntalan la afirmación de Bukele de que El Salvador dejó de ser uno de los países más peligrosos del planeta y se encamina a ser «el más seguro del mundo».

Las autoridades sostienen que esos éxitos en «la guerra contra las pandillas» y la anulación de las extorsiones del crimen organizado empujan el mejoramiento de la economía, las inversiones y las cifras récords de crecimiento del turismo.

Con esos resultados y a pesar de la suspensión de varias garantías constitucionales desde el 27 de marzo de 2022 y a denuncias de graves violaciones a los derechos humanos durante la aplicación del régimen de excepción, tanto por parte de la oposición como de organismos internacionales, Bukele mantiene niveles de aprobación en torno al 90 ciento, según varias encuestas.

Además, presidentes como Daniel Noboa, de Ecuador, y Rodrigo Chaves, de Costa Rica, afirman ver en las medidas de Bukele, en especial el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), considerada la cárcel más grande y segura de la región, con capacidad para 40.000 presos, una vía para combatir la criminalidad en sus países.

Varios legisladores y gobernadores regionales de otros países latinoamericanos también se han manifestado en el último tiempo a favor de aplicar medidas similares a las del mandatario salvadoreño.

En cambio, organizaciones internacionales como Human Rights Watch acompañan las denuncias opositoras sobre graves violaciones a los derechos humanos, autoritarismo e incluso pretender imponer un sistema de partido único ajeno al estado de derecho.

Las asociaciones de periodistas críticas a Bukele aseguran ser víctimas de persecución e incluso la publicación digital El Faro trasladó su sede legal a Costa Rica el 1 de abril del año pasado debido a las presiones por parte del Gobierno.

El Faro publicó varias investigaciones que revelan hechos de corrupción que involucran al mandatario y a integrantes del Ejecutivo.

Reelección

Bukele confirmó sus aspiraciones de buscar un segundo mandado el 15 de septiembre de 2022, durante su discurso por los 201 años de la Independencia, decisión duramente criticada por la oposición y organizaciones sociales, que consideran que la reelección inmediata está prohibida por la Constitución.

No obstante, la Sala de lo Constitucional, elegida por la Asamblea Legislativa que asumió el 1 de mayo de 2021, controlada por el oficialismo, habilitó la postulación del mandatario para los comicios de este domingo.

Bukele afirmó que su decisión busca que el país continúe el camino «correcto» iniciado por su Gobierno.

Incluso ha reaccionado con satisfacción al repunte al alza de las cotizaciones del bitcoin, la criptomoneda que el 7 de septiembre de 2021 el país adoptó como de curso legal, el primero del mundo en hacerlo, y que es considerada una de sus políticas fallidas, dado el poco uso que hizo la población de esta divisa.

Con la popularidad que le otorgan todas las encuestas y una ventaja de más de 60 puntos sobre su rival más cercano, Bukele prácticamente no ha hecho campaña, y se ha limitado a la difundir dos videos en los que llama a defender los éxitos de seguridad de su Gobierno y a impedir que un eventual triunfo de la oposición los anule.

De cumplirse las proyecciones, la victoria del mandatario será muy amplia, al igual que la de su partido, Nuevas Ideas, que según algunos sondeos ganaría 59 de los 60 escaños del próximo parlamento.

Ante ello, la oposición ha incrementado las advertencias de una dictadura con el control de Bukele de todos los órganos del estado e incluso sectores de derecha han resucitado el temor al viejo fantasma de la Guerra Fría de un sistema de partido único.

No obstante, Bukele puede convertirse en el primer presidente de El Salvador en lograr la reelección en la era democrática, iniciada tras el cruento conflicto armado de los años 80 del siglo pasado, que pondría fin a más de cinco décadas de dictaduras militares en el país centroamericano. (Sputnik)

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1 COMENTARIO

  1. Bien por Bukele, su gran fortaleza es el resultado de que dos gobiernos de izquierda no supieron hacer lo que él hizo en el primer año de su gobierno. Si Bukele es medio facho y exitoso, es porque así sucede cuando gobiernos blandengues de izquierda no cumplen con su misión

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