El ser humano, sea que habite en un país grande o pequeño, desarrollado, en vías de desarrollo o países de economías precarias y pobres debemos comprender que somos todos parte de un mismo mundo. Un mundo donde los recursos naturales son finitos, o lo serán dependiendo del bien o mineral que hablemos.
Durante más de un siglo hemos venido esquilmando sin piedad la tierra que nos alberga.
El avance demográfico en el mundo es devastador para la sostenibilidad de nuestros recursos naturales. El crecimiento poblacional del mundo pasó en 1850 de un 1,260 millones a 7, 5 billones de habitantes en 2020 y será, de 8,5 billones en el año 2040.
La explotación de los recursos naturales para fabricar aparatos de nuevas tecnologías, eléctricos, electrónicos, informáticos, vehículos, ropa, alimentos y una gran infinidad de artículos de consumo, están afectando el equilibrio natural de nuestro mundo. La explotación natural de materia prima, el no reciclaje de productos aún con vida útil, la obsolescencia programada, el uso de artículos de un solo uso, la eliminación y destrucción de productos y bienes no vendidos, incrementan esa contaminación del medio ambiente e incrementa el efecto invernadero.
El mundo del consumo sobre todo de artículos tecnológicos como portátiles, smartphone, computadoras de escritorio, entre otros, están cada año renovando los modelos, convirtiendo en obsoletos los hardware y software, del anterior modelo y acentuando e incrementando la cultura de “0compro, uso y tiro”. El desperdicio de alimentos que se destruyen cada día por no haberse vendido, sin políticas claras para dar en donación a personas o grupos sociales dedicados a la caridad pone en evidencia la crisis ética y moral del modelo productivo.
Francia, es el primer país que afronta con mucha seriedad y nueva legislación el combate a ese mundo de explotación sin límites, aprovechando la vida útil al prohibir penalmente la obsolescencia programada, estimulando el reciclaje, obligando a las empresas a través de “conductas empresariales responsables” a establecer mecanismos de mayor longevidad en la fabricación, para que el producto tenga posibilidades de reparación aún por el mismo consumidor final. “El derecho a la reparación”, y el reciclaje, favorecerán, la innovación tecnológica, el crecimiento de nuevos empleos, el aprovechamiento de materia prima “ya usada”, la contaminación de vertederos disminuirá y el calentamiento global producido por el efecto invernadero disminuirá.
“La década de 2011-2020 fue la más cálida jamás registrada, con una temperatura media mundial en 2019 superior en 1,1 °C a los niveles preindustriales. El calentamiento global inducido por el hombre está aumentando actualmente a un ritmo de 0,2 °C por década” (Unión Europea, causas climáticas) En el año 2023 el Gobierno de la Republica a través del Ministerio de Ambiente y Energía lanzó la estrategia de la ENEC que es la ESTRATEGIA NACIONAL DE ECONOMIA CIRCULAR. Emulando los principios, y objetivos iniciados por Francia.
Una estrategia acentuada en la REUTILIZACION de bienes que sin duda alguna va en la dirección correcta. El gran reto hoy es; TRANSFORMAR EN LEGISLACIÓN NUEVA, decretos y reglamentos de uso, y reutilización, alguna normativa deberá tener una orientación coercitiva y otras creando cultura, estímulos y abriendo una ruta para ayudar en la tarea mundial de hacer más verde nuestras economías, más limpio nuestro aire, y gozar de un mundo en equilibrio con el desarrollo humano.
(*) Gerardo Alberto González, ex diputado y ex presidente de la Asamblea Legislativa
