lunes 17, junio 2024
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La historia tiene que ayudarnos a no cometer los errores del pasado

Columna Poliédrica

Cuando uno tiene la oportunidad de leer los libros de historia se pregunta: ¿por qué el ser humano vuelve, una y otra vez, a incurrir en los mismos errores? La respuesta a esta interrogante es compleja pero simple a la vez, es decir, es complicada de responder y también es fácil de hacerlo; empero, si hubiera que sintetizar en una frase la respuesta, habría que decir lo siguiente: el ser humano vuelve a incurrir en los mismos errores porque no leé historia, porque no aprende de los errores que cometió en su pasado.

La guerra entre seres humanos no beneficia absolutamente a nadie. Ni los vencedores, ni los vencidos, ganan con un conflicto armado; por supuesto que no estamos hablando de las personas que ejercen el poder o de quienes adoptan las decisiones en las diferentes sociedades, al contrario, estamos hablando de las personas que desarrollan su vida cotidiana y que solo quieren vivir en paz.

El progreso del ser humano en un determinado campo, debe estar orientado a beneficiar al mayor número de personas posible. La historia de la humanidad muestra que existe una tendencia egoísta en relación con los beneficios del progreso humano, siempre se ha beneficiado a un grupo pequeño y la posibilidad de que se extienda a otras personas, desgraciadamente, está mediada por los intereses de ese pequeño sector; la solidaridad del progreso humano ha sido posible, las pocas veces que ha sucedido, cuando se ha tocado fondo y la miseria humana ha llegado a la mayoría de las personas.

La historia evidencia que el ser humano se mueve por un interés. Se trata de una conducta que aboga, en la mayoría de los casos, por la acumulación individual de dinero o para fortalecer a grupos que comparten intereses específicos en campos como la economía, la política o en el ámbito social; en otras palabras, en la naturaleza del ser humano, pareciera, que impera más la conducta egoísta y no el sentimiento de solidaridad, Hobbes y no Rosseau ha mostrado tener razón.

La historia permite observar que el comportamiento humano, como decía Giambattista Vico, pareciera ser cíclico. Esa repetición de los hechos humanos en que los puntos de inflexión coinciden con procesos en que la humanidad ha tocado fondo, no es por casualidad; se trata de procesos traumáticos en que se adquiere una conciencia temporal, en que es necesario pensar en la mayoría de miembros de la sociedad y no solo en personas y grupos específicos.

Los hechos históricos son impredecibles. Hay procesos en que las personas pusieron todo su empeño pero no rindieron el fruto que se esperaba, en cambio, hay hechos aislados que encendieron la chispa de procesos sociales que cambiaron sociedades enteras; en palabras sencillas, no es posible predecir el futuro porque los procesos históricos no son lineales, muchas veces es imposible atisbar sus consecuencias.

La historia, sin lugar a dudas, hay que leerla con sentido crítico. No se trata de creer de manera ciega todo lo que un historiador nos dice, al contrario, se debe tener presente que la historia está plagada de subjetividades o de énfasis en relación con los hechos históricos que se destacan en los diferentes textos; sin embargo, a pesar de esos sesgos, ellos nos permiten comprender y aprender de quienes vivieron antes que nosotros, así como de los errores y aciertos en que incurrieron.

No tengo la menor duda que la historia costarricense recordará los últimos cuarenta años como un período de retroceso social. Está en nosotros revertir esta tendencia que está repitiendo, en mucho, una serie de errores que ya se han cometido en el pasado.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

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2 COMENTARIOS

  1. El ser humano comete los mismos errores porque dentro de si no piensa de manera correcta. Las soluciones que busca tratan de suplir las necesidades emocionales con objetos materiales, y trata de limitar a un espacio y tiempo un espíritu que trasciende el tiempo y el espacio. Aún más contradictorio es que se maravilla de lo que puede crear pero menosprecia la creación que le rodea, ignorando que toda creación es un reflejo de su Creador.

  2. Yo no llamaría «errores del pasado» sino sólidas corruptelas alcahueteadas por el sistema. Y ello, no se ha circunscrito a Costa Rica, sino es la actual usualidad que se vive en el mundo, donde los súper beneficiados como las farmacéuticas, consorcios industriales armamentísticos, como el petróleo y gas, alimentos, agua, electricidad, banca, tecnología, etc., dan suculentas ganancias e inmorales botines a unos cuantos. Todo se lucra y deja un abanico de opciones, donde los jerarcas de turno, de cualquier nación se corrompen cediendo con prestancia, esos bienes. Utilizando los conflictos sociales y las guerras, les abren las puertas a rabiosos empresarios y elitistas poderosos, para tomar, robar, lucrar y usurpar lo ajeno. Encerrar a 40 años la descomposición del sistema a Costa Rica, es el resultado del resurgimiento de figurones que han aprovechado esos cambios, para asegurar el maíz del año familiar. Y el fundamental apoyo externo para no ser molestado o importunados a futuro, depende si son o no, según su comportamiento, ser leales a sus sobornadores. Algo parecido sucede con los pensionados de lujo, donde por convenirles a sus bolsillos, se parten el alma en defender el actual estatus quo. Tal encadenamiento amarra tales “errorcillos” con el Estado

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