jueves 25, abril 2024
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Abstencionismo electoral

Acaban de transcurrir las elecciones con un resultado sostenido de la abstención ciudadana. Concluyendo en lo que se esperaba desde el punto de vista de quienes dedicamos un poco de tiempo a reflexionar sobre los movimientos políticos de nuestro país. Y la reflexión final es que el abstencionismo electoral es una lacra social, además de una lacra política. Desde este punto de vista podríamos decir que el abstencionismo electoral constituye un problema tanto político como social, y es por esta razón que afecta y permea todas las esferas sociales, políticas y económicas del país.

Los medios de comunicación, en su afán de mantener engañado al pueblo, publican largos reportajes de las elecciones, sus resultados, y los magros triunfos de los candidatos. Y no dedican ninguna reflexión importante sobre la poquísima participación ciudadana. Y menos aún al hecho de que los elegidos lo han sido solamente porque sus partidarios fueron a votar. Esos son los votos que obtuvieron proporcionalmente al dinero que invirtieron en ello, y el pueblo no lo hizo.

Existen distintas razones que pueden justificar en alguna medida el abstencionismo electoral desde un punto de vista político, algunas de ellas son las malas campañas políticas, los malos representantes, los escándalos que involucran a los dirigentes del país con grupos que la sociedad rechaza, entre muchas otras. Todas las anteriores razones pueden constituir una importante base para defender la posición de abstencionista desde el ámbito político, sin embargo, muchos otros problemas surgen desde el seno del pueblo, quien por distintas razones se muestra apático y a su vez poco compenetrado con la práctica política. Los dos fenómenos, o mejor, las dos causas (tanto la política como la social), suman un sinnúmero de adeptos que en nuestra sociedad, alcanzan a captar una alta proporción del padrón electoral.

El abstencionismo es sin duda alguna una de las constantes más importantes en nuestro sistema electoral. Cada vez que son citados los ciudadanos a las urnas, el número de personas que renuncian a participar de la escogencia de sus representantes estatales es cada vez mayor. Pero alrededor de este fenómeno electoral ha surgido una gran polémica, pues, aunque se podría decir que es evidente y prácticamente un axioma, el hecho que la falta de civismo es la causa prima del abstencionismo, existen indicios y muchas teorías que indican que el abstencionismo se debe a políticas nacidas en la percepción que se tiene en el pueblo sobre la política en general, en la corrupción, y en el total desagrado que se tiene en muchas esferas de la sociedad hacia los caudillos políticos del país.

La participación en el proceso electoral (y en la vida política en general) constituye uno de los elementos esenciales de la vida democrática. Desde un punto de vista normativo, la literatura especializada ha identificado la consecución de una participación política y electoral elevada como uno de los requisitos necesarios para conferir legitimidad y dotar de eficacia al sistema político. Desde un punto de vista empírico, la investigación politológica reciente ha mostrado que el nivel de participación electoral constituye una variable importante para explicar variaciones significativas tanto en los resultados electorales. En sistemas políticos en los que los electores se hallan fuertemente ‘anclados’ en ciertas posiciones ideológicas o lealtades partidistas, es muy probable que la  abstención constituya un elemento clave para explicar cambios en la distribución de votos en elecciones consecutivas. Los votantes tradicionalmente cercanos a un partido o bloque ideológico determinado raramente deciden votar por un candidato o lista electoral que no constituya su primera preferencia.

Aquellos votantes descontentos con la campaña o gestión gubernamental del partido con el que simpatizan castigan a este último mediante la abstención. Por la misma razón, la movilización de toda la base de sus electores potenciales constituye una de las claves de la victoria electoral de un partido político.

En las explicaciones psicológicas, la abstención se ha correlacionado con la existencia de un conjunto de actitudes individuales (hacia el sistema político) tales como desinterés, apatía y, en general, ‘desafección’ hacia la esfera política. En los modelos sociológicos, la variación de la abstención se ha atribuido, a su vez, a diferencias en factores estructurales, tales como la edad, hábitat, clase social y renta económica, que, al afectar los recursos personales (y, en parte, el grado en que las decisiones políticas afectan el bienestar individual) de cada elector, modifican la probabilidad de que cada elector vote.

Aunque estos modelos muestran una cierta validez para explicar el abstencionismo en las elecciones norteamericanas, su capacidad explicativa ha sido menor para el caso costarricense.

Tres son los problemas que se suscitan en estos estudios. En primer lugar, los factores estructurales, tales como estructura productiva, ingresos o urbanización, que desempeñan un cierto papel explicativo para las elecciones democráticas, parecen haber dejado de afectar el comportamiento abstencionista desde finales de la década anterior.  En segundo lugar, los modelos sociológicos son incapaces, por definición, de dar cuenta tanto de las diferencias de participación en comicios de distinto rango como de las fluctuaciones temporales en elecciones del mismo nivel.

Finalmente, los estudios sobre abstención se han llevado a cabo mediante técnicas multivariantes lineales, que introducen un grave sesgo en los resultados explicativos de variables dependientes dicotómicas (como es el caso de votar o no).

A fin de resolver los problemas de explicaciones puramente sociológicas, la abstención ha empezado a ser concebida entre algunos autores como un fenómeno determinado por factores de naturaleza política: el grado de identificación de los ciudadanos con las instituciones políticas.

Al examinar las causas de la abstención es apropiado concebir el acto de votar como el último paso en un proceso en el que cada individuo, en función de su nivel de motivación e interés en el proceso electoral, y tras considerar tanto el grado en que su acción es capaz de influir en las decisiones colectivas como los costes que le reporta votar, juzga mediante qué tipo de acciones y con qué grado de intensidad resultado adecuado participar en la esfera política y en la toma de decisiones colectivas. Aunque este enfoque se acerca al proceso de modelar la decisión de votar como resultado de realizar un cálculo estricto de costes y beneficios, nótese que la formulación que empleamos es menos estricta que una aproximación puramente racional.

La motivación política de cada individuo, el interés que éste muestra por la política y los costes y beneficios que le reporta la acción de votar vienen modificados, en primer lugar, por los recursos de que dispone. Por recursos se entiende los elementos que caracterizan a los electores y que estos emplean en el proceso de decisión y de participación política: conocimiento y educación, medios materiales y tiempo.

Dado que la decisión de participar requiere una inversión de recursos, es decir, un cierto coste, se ha tendido a concluir que aquellas personas con mayor tiempo, dinero e información tienen una mayor propensión a participar. El coste relativo de votar disminuye al tener más recursos. Asimismo, se presume que aquellos que tienen una mayor educación y experiencia tienden a sentirse más eficaces desde un punto de vista político y, en consecuencia, tienden a participar con más frecuencia.

El problema fundamental de ésta aproximación teórica es su incapacidad en explicar diferencias considerables en participación electoral entre países así como entre elecciones diferentes en un mismo país. Numerosos estudios empíricos muestran que las diferencias en participación debidas a diferencias en educación y renta son menores que las diferencias en participación en países diferentes. En otras palabras, los países con mayor participación electoral no necesariamente tienen un nivel de renta y educación mayor que los países con un alto grado de abstencionismo.

Me indigna profundamente la abstención. Me parece que aunque es un derecho de cada ciudadano abstenerse de ejercerlo, es en el fondo una actitud más antisocial e insolidaria que un ciudadano puede adoptar en un país democrático. No ir a votar es un desplante y un insulto a los conciudadanos. Mucho más que una actitud resultante de una coherencia ideológica, me parece la expresión de una desidia radical. Es el “menefreguismo” sistemático (del italiano “me ne frego”, o sea “me importa un bledo”).

Es decir, “esto no va conmigo, pero me reservo criticarlo y descalificarlo, si no me conviene o me desagrada. Y además no voy a ocupar mi precioso tiempo en ir a votar, para que así las mayorías que resulten sean lo menos representativas posible y se debilite al máximo la sensación de legitimidad democrática de los elegidos.”

Me parece un despropósito que se permita la abstención. Al parecer se trataría de preservar la libertad de abstenerse, como una más, dentro de las que garantiza la democracia. Pero hay libertades que – por ser dañinas para el buen funcionamiento del sistema – deberían estar penalizadas por la Ley. Cuando al no hacerlo se está fomentando la abulia, el egoísmo y la insolidaridad social, entonces pienso que la sociedad debería protegerse de manera coercitiva, mediante el sometimiento a la Ley. La misma Ley que nos impone la obligación de pagar impuestos, para subvenir a los gastos de un estado social, sin que dispongamos de la libertad de no pagarlos.

 

Por ello, considero que la abstención electoral es una lacra social.

 

(*) Alfonso J. Palacios Echeverría.

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8 COMENTARIOS

  1. La abstención no es ninguna lacra social: es una clara evidencia que el supuesto modelo democrático y económico nuestro tiene totalmente marginadas y alejadas a grandes cantidades de la población costarricense que no viven en la GAM. Que no se reconocen ni en 3, ni 4, ni 25 candidatos. En San Isidro de Heredia, la tasa de abstención fue de un 32%. En Sarapiquí, fue de casi un 60%. ¿Me explicó? Usted sale de la GAM y entra a otra Costa Rica, la Costa Rica silenciosa.

  2. Es interesante ver que los votantes de Alajuela que se abstuvieron en Atenas fueron un 32%, y en Los Chiles un 55%. En Heredia, un 30% en Santo Domingo, y un 47% en Sarapiquí. Con relación a la Zona Norte tenemos Upala con 52%, los Chiles 55% que claramente nos mandan un mensaje. No se vale decir que es una lacra social como indica el autor. Lo que es una verdadera lacra es un tipo de desarrollo que se centra en la Gran Area Metropolitana y que se olvida por completo de los ciudadanos que viven en todas las demás regiones del país.

    • Oscar madrigal, concuerdo con las dos respuestas anteriores, por ser mas claras, respecto a todo el parloteo del autor. La educación cívica que dejo de impartirse en los colegios alejó al ciudadano de conocer su pertenencia a su país y sus responsabilidades ciudadanas, Debe preocuparnos que, fueren algunos de los que han ejercido el poder, suprimir la educación cívica por conveniencia.

  3. Yo voté el domingo pasado, pero tengo claro que NO votaré en abril. Ninguno de los dos me convence. Son personas mentirosas, autoritarias, con un pasado oscuro, y además son grandes actores: recuerden que uno de los dos puede llorar si se lo propone frente a cámaras. A lo mejor el otro también tiene ese don de llorar en público para impresionar y generar empatía. Para NADA votaré porque eso iría en contra de mis principios si voto. No soy ninguna lacra social, tengo nada más algo de dignidad.

  4. Como queres castigarnos por No votar ? que sugeris ?
    Lo que hay que entender es que llevamos 8 años de dos gobiernos centrados en temas que no producen empleo para la economia que no es zona franca.Una vez que pasa el fervor de la ideologia,y en la madurez, el electorado piensa en como va a pagar vivienda ,luz,comida,transporte,el quehacer de todos los dias que a muchos Intelectuales se les pasa por alto pues tienen un estipendo ,una renta basica, que les permite reflexionar,meditar.Lujo que la mayoria de los costarricenses no tiene.Olvidese de tecnologias,el ambiente ,la lucha de genero,LBGTQ,lo que el pueblo quiere desde tiempos inmemoriables es trabajo y entre mejor remunerado mejor.Eso es lo que se le pide a los candidatos,quien de ustedes dos velara por una mejor economia,que nos provea de empleo.Eso es lo que queremos ,nada mas.

  5. Que fàcil para los acadèmicos desde sus torres de marfil, tratar de irresponsables, insolidarios, etc. a las personas que se abstuvieron de acudir a las urnas, no don Alfonso, por ahì no va la procesiòn. Los verdaderos responsables de esta debacle electoral, son los politicastros que nos han gobernado en los ùltimos 40 años, ah pero que fàcil ensañarse y señalar a gentes que no votaron, muchos de ellos y ellas especialmente, que son cabezas de familia que muchas veces amanece y no tienen ni 500 colones, para ir a comprar un bollo de pan y darselo a sus hijitos con un poco de agua de azùcar, para disimular el hambre, no se debe castigar a los abstencionistas, se deberìa castigar mas bien a los canallas que han llevado a esta Patria, a este estado de postraciòn, desempleo, inseguridad, tràfico de drogas, prostituciòn, y mil males màs. En que mente cabe que a los abstencionistas se les castigue? Còmo van a estar interesados los màs desvalidos en participar en estas mascaradas de pacotilla, mimetizadas de «fiesta electoral»? Para que tanto estudiar y conocer elegantes teorìas polìticas, si màs bien los que nunca hemos pisado un aula universitaria, estamos viendo màs clarito el panorama actual en que se privilegia a los poderosos y sobre todo al sacrosanto mercado y se desprecia salud y la vida de los màs humildes, a los polìticos y acadèmicos como dice Enrique Dussel, hay que recordarles que existe solo una ètica: «la afirmaciòn de la Vida» y al que no le enseñaron, ni conoce esto, mejor se hubiera quedado burro.

  6. Es un total desacierto llamar «lacra social» a los que se abstuvieron de votar en estas elecciones; esto es un reflejo del desacuerdo popular que muestra el desencanto hacia nuestros gobernantes, que ha venido en aumento especialmente en los últimos gobiernos, digamos en los últimos cuarenta años por poner un ejemplo.
    En lo personal voté por el PAC en el primer gobierno pensando que sería tal vez algo diferente, pero quedó demostrado que es más de lo mismo, solo que con caras diferentes.

  7. D. Alfonso. Quizas la abstención ciudadana se dio , porque, los costarricenses urbanos están superando en gran medida a los costarricenses rurales en lo que respecta a los ingresos. Un 20 por ciento superior de los asalariados gana un promedio de quizas mas de $ 4.000 por mes, mientras que el veinte por ciento inferior gana solo posiblemente no mas de $ 400. En otras palabras, los costarricenses ricos ganan casi 13 veces más dinero que los costarricenses pobres. La libertad de competencia comercial es necesaria y fundamental para la economia a nivel nacional tenerla centralizada esta afectando a muchos economicamente. Aparte de eso municipalidades en las areas costeras, no dejan trabajar a personas que se han dedicado por decadas en ventas para llevar el sustento economico al hogar( vendedores de vigoron, pipas y agua de pipa,ceviche, dopos o granizados, etc, etc, etc. Conozco abogados que ahora son juezes que vendieron masamorra, atoles, prestinos, en la calle y casa por casa, para salir adelante con trabajo honestos y mantener a los viejos. No es que estos vendedores les estan quitando clientela a hotes de 3, 5, 7 estrellas en las areas costeras o que con sus alimentos que venden nos enferman. esto es puro cuento y pongamos la gente que quiere trabajar a trabajar. Le pregunte a una Sra en Playa Panama (Guanacaste) a que hora estan los vigorones, respondio, «no mas me los quitan o me echan presa»? Have a nice day!

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