sábado 27, abril 2024
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No a los reflectores y si a la reflexión en serio

Columna Poliédrica

Soy de las personas que no me gustan los reflectores. No soy de divulgar ni mis triunfos ni mis derrotas, soy de los que aprecio la tranquilidad, no me gusta estar en conflicto con ninguna persona, ya tengo bastante intentando estar en paz conmigo mismo; sin embargo, pareciera que estamos viviendo una época en que la estridencia y el autobombo es la norma, es decir, me siento fuera de lugar, fuera de época.

Uno tiene la impresión que, como nunca antes, las personas son más imagen que realidad. En los medios de comunicación, que son la gran ventana en que se proyectan las imagenes, aparecen personajes de diferentes características; no obstante, uno observa que los lugares comunes son los que prevalecen, en otras palabras, ya no aparecen aquellas personas que emitían una opinión o una reflexión en la que se evidenciaba un conocimiento profundo de lo que se está hablando, aquellas que lo dejaban a uno pensando.

Muchos de esos personajes no se cuestionan que al otro lado del dial, o de la pantalla, hay gente que tiene conocimiento de los temas que se tratan. Me ha tocado ver y oír a “especialistas” en temas, por ejemplo, internacionales, que repiten como loras lo que han visto y escuchado en la televisión por cable; lo peor es que los referentes de estos  comentaristas, también se trata de personajes con un conocimiento limitado de los temas de los que opinan. Evidentemente hay excepciones, pero lo que impera es aquello de que en el país de los ciegos el tuerto es rey.

Siempre he considerado que a la mayoría de las personas pensantes les interesa poco aparecer en los medios de comunicación. No necesitan proyectar una imagen de algo que no son y menos aparentar ante los demás, al contrario, les fastidia que los llamen, cada dos por tres, para preguntarles de temas que dominan y eso es más en relación con cuestiones que no están dentro de su ámbito de competencia; sin embargo, sorpresa, hay personas que con tal de salir en los medios de comunicación, aparecen opinando hasta de cuestiones tan específicas como la física, la química o sobre la biología molecular o celular, la cuestión es salir. Tanta irresponsabilidad es simplemente repugnante.

Las redes sociales vinieron a aumentar este narcisismo profesional o experto. Ya no solo se trata de que me saquen en los medios de comunicación, sino que con las redes sociales apareció una gran herramienta para que los narcisos proyecten su imagen ante unos receptores que, lamentablemente, también les gusta sucumbir ante los cantos de sirena que se escuchan en internet. Ya no solo es aquello de que no todo lo que brilla es oro, sino que aplica aquello de que no todo lo que observamos es real.

Hay personas que, por ejemplo, hablan de temas menos específicos pero que requieren de un conocimiento histórico mínimo. Para referirse a la guerra entre Rusia y Ucrania, por ejemplo, se debe conocer la historia de la Unión de Repúblicas Socialistas Sovieticas (URSS) como mínimo; empero, no tinen la menor vergüenza en aparecer ante los televidentes o radioescuchas como los más versados en este tema, sin embargo, al tratar temas geográficos o históricos, el receptor informado y educado se da cuenta que el experto deja mucho que desear.

En nuestro caso no nos interesa el reconocimiento o aparecer en medios de comunicación. Esta columna pretende ser una ventana crítica de una sociedad que se ha vuelto contra los propios seres humanos, una sociedad excluyente y eso, por sí solo, es intolerable; en palabras sencillas, pretendemos dar nuestro punto de vista sin esperar reconocimiento o que la gente esté de acuerdo con ello, pero tenemos la esperanza que aquello genere algún cuestionamiento.

Queremos todo lo contrario de lo que pretende la sociedad del espectáculo. Menos reflectores, ningún reconocimiento, pero sí aspiramos a una mejor sociedad, una sociedad en que la gente pueda desarrollarse dignamente como seres humanos en todos los campos y así que tengamos una vida plena.

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

 

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5 COMENTARIOS

  1. En mis tiempos,epoca mas sencilla, a estos especimenes les llamabamos «jetones» ,»gran jeton «,»bombeta» o «bombeton «.Todos conocimos un pariente,un amigo,o un conocido que era un mentiroso,exagerado y fantasioso.Por lo general uno gozaba con ellos,pues malos no eran.Ese no es el caso cuando ocupan puestos de importancia y el fenomeno continua.Que tal el personaje de Alo Presidente,de los miercoles o bien el abogado,propietario de una optica,del programa La Escoba.Esa es gente mala,que actua con zaña y alevosia.
    Una psiquiatra,profesora universitaria le dio la tarea a sus alumnos de analizar a estos personajes.Las respuestas fueron evidentes : Mentirosos,buenos al autobombo,ofensivos,de foto y aplauso obligatorio.
    Pero la gente los va conociendo,y cuando las fantasias o cuentos no se hacen realidad, hasta el mas creyente se desilusiona y es cuando caen en barricada y el personaje entra en desesperacion y depresion.El tiempo,inexorable como es, los delata.

  2. La mediocridad de los directores de los medios de prensa masivos favorece la mediocridad de los invitados a dar su opinión. Estos últimos favorecen a su vez el desconocimiento por parte de una gran mayoría de ciudadanos costarricenses que se informan viendo TV y radio y leyendo titulares de medios en sus celulares. Es la triste realidad que se vive en Costa Rica desde siempre. Por dicha tenemos un medio como Elpais.cr que abre siempre sus páginas y columnas de opinión a especialistas, que es un verdadero gusto leer en medio de tanta mediocridad.

  3. Nos gusta opinar, y las redes sociales nos dan una ventana enorme a los bombetas de oficio. Una vez escuché decir a un periodista muy conocido y reconocido, que para él escribir un comentario en el periódico leía varios otros artículos o libros para asesorarse , ahí entendí que para opinar se debe hacer con conocimiento y no aprovecharse de que los otros andan peor de perdidos.
    Hay especialistas que cansan, hoy precisamente en un periódico digital veía la misma foto de un joven «economista», que de pronto surge como un gran experto merced a que el periódico solo lo consulta a él.
    Una señora asidua del canal 7, comentaba las elecciones en los EU, y yo que estaba en un restaurant viendo la transmisión la encontré bastante despistada y perdida y haciendo comentarios generales, que bien yo podía hacerme. Otra vez me di cuenta que uno como espectador, termina a fuerza de tanto ver a la misma persona a considerarla una experta, pero en la mayoría de casos es solo exposición, no conocimiento.

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