jueves 2, mayo 2024
spot_img

Nicaragua: la revolución traicionada

No es grato, ni emocionalmente sencillo, deplorar a un régimen que usurpa las heroicas siglas del  F.S.L.N.  Así también, Stalin, destruyó la democracia bolchevique que, apenas nacida, murió.  El primero, engendró el estalinismo; el segundo, el orteguismo, término que no es peyorativo,  pues nos devolvió al  trasnochado caudillismo de José Santos Zelaya y Anastasio Somoza.  El daño hecho por estos personajes -Stalin y Ortega-  a la emancipación de los oprimidos del mundo es colosal. Sobre todo Stalin por su ciclópea dimensión. Pero, ahora, todo esto confunde a ciertos izquierdistas estancados en los viejos paradigmas de la Guerra Fría.  La verdad duele, pero la mentira mata.

Recuerdo -como ayer- la victoria revolucionaria del 19 de julio de 1979, cuando las campanas de la catedral de Managua repicaron  jubilosas la liberación de Nicaragua, la caída de Somoza, la de su dinastía y la de su ejército, impuestos por el imperialismo durante décadas y aupada por los colaboracionistas criollos. Sépase que el opresor extranjero no es posible sin los traidores de adentro. Tal es una ley histórica universal.

Con la Revolución, el General Sandino resucitó, porque, en el fondo, nunca fue asesinado en la memoria de los nicaragüenses.  ¿Cómo iban a olvidar la descarada invasión y ocupación militar – humillante, cruel, altanera y racista- de los Estados Unidos?, agresión infame que se prolongó de 1912 a 1933. Pero los invasores se fueron, el héroe los fustigó hasta el martirio. Sandino siempre. A Sandino lo asesinaron los lacayos del imperio y Washington impuso la dinastía de los Somoza.

Estados Unidos es hipócrita cuando critica las invasiones perpetradas por otros pueblos: ¿acaso no se dan cuenta los estadounidenses de buena fe que la patria de Washington se formó con genocidios, invasiones y anexiones de tierras extranjeras?.  ¿Que sus dólares tienen una historia sucia que Dios abomina? ¿Que lanzaron sobre civiles 2 bombas atómicas? ¿Por qué los estadounidenses son ignorantes de su propia historia a grado tal que ni sospechan que el pasado tiene su propio espejo?  Sucede que la democracia imperial estadounidense (una que en su Constitución promete justicia y libertad), se inyecta periódicamente un veneno que se llama amnesia.

¿Cuántos sospechan que 34 de los 47 firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos eran propietarios de esclavos africanos? Pero nos toca -a todos los ciudadanos estadounidenses- pulverizar la amnesia y colocar el espejo del pasado en la sala de nuestra conciencia, tarea que ha de hacerse con las libertades y espacios democráticos que nuestra Constitución nos promete. La libertad se ejerce y se reclama, y cualquier oportunidad democrática debe ser agenciada.  La democracia es un aquí y un ahora, se parece a un acordeón que se estira y encoge, y toca al ciudadano rescatarla a cada instante y recordarle sus promesas.

¿Y Nicaragua?  He aquí una lección para la izquierda. Lo he dicho claramente: el régimen Ortega-Murillo  es una dictadura cruel. No existen libertades políticas, tampoco de asociación y expresión. La vida cívica legítima ha sido anulada. El Estado de Derecho es una sombra que se proyecta a conveniencia.  Desde el 18 de abril del 2018 el paraíso orteguista cayó como un castillo de naipes a causa de su neoliberalismo y autoritarismo cobijado por las grandes empresas y la mayoría del alto clero cristiano, hoy también víctimas y expatriados.

¿Qué significa ser de izquierda frente a cualquier dictadura? No otra cosa puede ser que volver a las raíces de la Revolución Francesa (luego traicionada), a la Comuna de París (aplastada), al ethos de la Revolución de Octubre (destrozada por Stalin), o la corajuda Revolución Alemana de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en 1918. Las libertades de los ciudadanos, sus derechos humanos, y una democracia con justicia social, han sido las banderas históricas de la izquierda, de esa izquierda casi borrada por  el estalinismo. Existen “camaradas” extraviados para quienes la libertad y el Estado de Derecho son aspectos menores. Se equivocan. La crisis nica es un testimonio de ello. La libertad no es un lujo burgués, ni una majadería pequeñoburguesa, porque la libertad o lo que se perciba de esta es una necesidad vital.

Ciertamente, no rara vez, la democracia cojea andrajosa y sucia, casi irreconocible, pero tal desgracia no es óbice para dejar de lado sus principios y sus sueños. Luchar por la libertad en Nicaragua también es un deber de los radicales del pueblo, de los social demócratas, de los socialistas, de los comunistas renovados y libres,  de los progresistas y de los anarquistas.  La revolución democrática es permanente e implica un largo trajinar sin fin; la democracia jamás será suficiente en lo formal y jurídico, ni nunca será bastante en términos de justicia social y paz política, pero, como en el mito de Sísifo, solo queda el intento eterno y avanzar los ideales de la libertad que han de heredarse de generación en generación.

En esta lucha nos encontraremos circunstancialmente, a título temporal, cruzando caminos, conjurándonos con nuestros adversarios y hasta con el imperio. Así es: las realidades y las coyunturas no las inventa uno, ni nacen del ensueño y el capricho, pero entre los revolucionarios debe asentarse la convicción democrática radical, estrella que guíe ese sur.

Toda la vida es compleja -y la política es uno de los mejores ejemplos- por eso conviene ser elásticos y flexibles, jamás renunciando a los principios que inspiran el logro de una democracia radical, popular y transformativa. Jamás en América Latina y el Caribe dejaremos de lado nuestras luchas por la verdadera independencia y la soberanía; tampoco nuestro innegociable compromiso contra el racismo y el neocolonialismo.

Nada de lo anterior podrá hacerse imponiendo tiranías que matan, torturan y destierran; tampoco nacerá una auténtica democracia como la que proponen y ejecutan plutócratas y oligarcas, poderosas familias que minimizan al ciudadano común los goces de la libertad y la justicia.

Que el imperio sea hostil al régimen Ortega-Murillo no implica que la dictadura posea virtudes, ni que el histórico opresor del norte se vista de ángel. Se trata de una contienda entre demonios desiguales: uno, pequeño y pobre, y el otro, gigante, la mayor potencia militar y con el territorio más rico del planeta.  No se trata de decir: “si estoy con este, estoy en contra del otro”.  El dilema es diferente: libertad o dictadura, avanzar la democracia o no. El secreto de la dialéctica no basa su tránsito por senderos planos y rectos, sino que su trayecto es dinámico, uno que sortea muchas curvas y precipicios. ¡Cuidado con la historia que pródiga es en falacias!

Uno no es de izquierda para ser miope.  Mirar profundo, vivir limpios horizontes y avistar nuevos paisajes democráticos y revolucionarios, es lo anhelado. Y, en gran medida, y para que esto ocurra, las revoluciones traicionadas han de servir de escuela.  La tragedia nicaragüense es un gran texto en tal sentido. ¡Ortega y Murillo deben irse!  ¡La democracia siempre!

(*) Allen Pérez es Abogado

Noticias de Interés

4 COMENTARIOS

  1. Me he prometido no enojarme. A los comentaristas les pido educación y respeto. Nunca me ha molestado que critiquen mis textos, que los demuelan, que lo pulvericen si pueden, con razones y buenos argumentos, porque aquí se debate lo escrito y no tiene sentido descalificar al autor en lo personal. Mi pensar es libre e independiente y, probablemente, no sea del agrado de algunas izquierdas, de ciertas derechas, o, de centristas de todo fuste. Lo que respetuosamente pido es que se metan -lo mejor posible- con las ideas expresadas. El autor es otro tema que no juega en esta ocasión. Mejor que gritar e insultar, cabe afinar los argumentos, como un buen tejedor de seda fina. Gracias.

    • Me parece que debiera leer a Edmund Burke y sus «Reflexiones sobre la Revolucion en Francia». Escrita en 1790 en el apogeo de la Revolucion Francesa, Burke predijo su degeneracion en un torrete de terro y autoritarismo, con el eventual ascenso de una figura militar fuerte y una dictadura. Burke murio en 1797, y dos años después, Napoleon tomo el poder absoluto en el 18 Brumario.

      Tanta revoloucion «traicionada» no parece indicar que eso sea una anomalia. Por el contrario, es la consecuencia logica de esos movimientos revolucionarios, que por mas bien intencionados que parezcan (y de buenas intenciones esta empedrado el camino del infierno), no toman en cuenta la naturaleza compleja de las sociedades y grupos humanos, y buscan imponer una vision iluminada y basada en la razon. El problema es que dichas visiones prueban ser totalmente irreales dada la naturaleza humana. Pero el empeño de imponerlas a todo costo por los revolucionarios, arropados en la completa convicción de la bondad de sus fines, termina en desastre cuando choca con la naturaleza imperfecta del hombre.

      Asi que el Terror y Napoleon, así como Stalin u Ortega, son las consecuencias lógicas del proceso revolucionario, no un síntoma de su desviación. Ortega quizas sea más pillo porque disfraza su afán de poder y dinero con la cantaleta revolucinaria anti yanki que tanto le sirvió a él y el FSLN para convencer a totnos útiles que los apoyaran en la toma del poder. Pero al menos podría ser peor y ser un lider «consecuente» como Castro, Chavez o Maduro, que se empecinaron en aplicar el Socialismo en sus países aún después de demostrar su total fracaso y empobrecer a sus pueblos. Me lamento que si hubiera sido así, Ortega sería aún admirado por la pogresía criolla.

  2. Su comentario es muy interesante e inteligente. Lo valoro mucho -aunque no estemos de acuerdo en algún ángulo- pero es una sabrosa pieza para iniciar una seria conversación. Su alusión a la Revolución Francesa es mejor que pertinente. La celebro.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias