lunes 29, abril 2024
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¡Indignaos!

Columna Poliédrica

El grupo económico, ideológico y político que viene gobernando este país, se apresta a concretar otro golpe contra los trabajadores costarricenses. La forma en que se pretende hacer, devela las personas que están detrás de esto y las estrategias que utilizan para materializarlo; se trata, para decir lo menos, de la cereza en el pastel de las reformas legislativas que han venido limitando o restringiendo los derechos laborales en Costa Rica.

El cambio de la jornada de trabajo está mediada por la elección en la Presidencia de la Asamblea Legislativa del principal representante político de los grupos de poder costarricense. Vamos a decirlo con absoluta claridad, la fracción de gobierno y las otras fracciones legislativas, están dispuestas a reelegir a Rodrigo Arias Sánchez, siempre y cuando en sesiones extraordinarias se apruebe el proyecto de ley que va a cambiar las jornadas de trabajo de ocho a doce horas; se trata de una componenda en que los trabajadores han quedado al margen, para volver a posicionar en ese puesto, al principal representante de lo que en otro momento se llamó la oligarquía y que actualmente encarna el poder dominante en este país.

La excepción a esta forma de actuar es la fracción legislativa del Partido Frente Amplio. Hay algunos que se irritan al observar que los únicos parlamentarios que hablan con sentido, que evidencian un estudio de los proyectos de ley o un dominio de las situaciones de las que van hablar en público, son estos jóvenes del Frente Amplio; ya que el otro partido político que se ha hecho a un  lado, el que se hace llamar Liberal Progresista, lo hace por un berrinche y no porque tengan un pensamiento diferente o no sean parte de los grupos económicos que gobiernan en este país.

Las últimas dos legislaturas han sido nefastas para los trabajadores costarricenses. Esto se ha hecho en gobiernos del Partido Acción Ciudadana y ahora con el Partido Progreso Social Democrático, pero en realidad el principal responsable de esos cambios legislativos ha sido el Partido Liberación Nacional y en particular, los diputados afines al Arismo que son quienes realmente mandan en esa agrupación política; nos referimos a nombres propios como Carlos Ricardo Benavides y ahora a Rodrigo Arias Sánchez, pero hay otros que se nos vienen a la mente y que han estado gravitando en la política costarricense en los últimos treinta y siete años.

En las últimas dos legislaturas se han restringido derechos fundamentales de los trabajadores costarricenses. Hablamos del derecho de manifestación, del derecho de huelga, del derecho de sindicalización, del derecho a un salario justo, y como si eso ya no fuera poco, ahora están empeñados en que los trabajadores tengan jornadas de más de ocho horas con el perjuicio que ello significa; no obstante, el verdadero interés es de carácter económico y consiste en dejar de pagar horas extraordinarias en horarios que ahora se pretende que sean ordinarios, es decir, se trata de concretar un perjuicio económico para el trabajador y un beneficio en el mismo sentido para el empresario.

Todo lo que se avanzó desde la década del cuarenta del siglo pasado está siendo destruido ante nuestros propios ojos. Pareciera que a los trabajadores actuales no les importa lo que está pasando, ni siquiera se consideran como tales porque ahora se definen como colaboradores, es decir, estamos en presencia de personas que han creído en el discurso neoliberal; hablamos de ese relato que postula que el éxito de las personas depende única y exclusivamente de su esfuerzo, de sus competencias y que su contexto no es relevante, porque todos competimos en igualdad de condiciones.

Cuando uno observa esta realidad, se me viene a la mente un librito que salió después de lo sucedido en 2008 con los Lehman´s Brothers y demás descaros financieros de los banqueros de este mundo. Se trata del texto “¡Indignaos!” de Stéphane Hessel, en su original frances “Indignez-vouz!”, en que el embajador francés ante la Organización de Naciones Unidas, exhortaba a los jóvenes a indignarse porque el mundo iba mal en aquel entonces. Desgraciadamente eso no ha cambiado hasta la actualidad.

En nuestro caso, venimos diciendo que Costa Rica va mal y entonces tendríamos que decir, no solo a los jóvenes, sino a cualquier costarricense que quiera a su país, parafraseando a Hessel: ¡Indignaos!

¿Qué hace falta para que los costarricenses se indignen? ¿Qué?

¡Indignaos!

(*) Andi Mirom es Filósofo

andimirom@gmail.com

columna poliédrica.blogspot

 

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2 COMENTARIOS

  1. Chaves es una pieza del BM hecho a medida, apuntalado por los Arias (Oscar llegó en 1969 al PLN a terminar con la Socialdemocracia), Otton le prestó la masa obediente a don Chaves. El costarricense prometió ni lee ni piensa, solo vacilón y pura vida, hoy sin embargo un elevado porcentaje de los “chavistas” siguen defendiendo ese esperpento.
    El capital es el dueño del país, las únicas dos alharacas armadas: Tinocos y Calderones, fueron hechas por la oligarquía.
    Andi, cuatro lunes y cuatro pifias, te tengo medido.

  2. La pérdida de derechos es global, según el patrón comercial de la visión neoliberal, para que la economía en competencia pueda persistir.

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