domingo 28, abril 2024
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Las luces se difuminan

Hoy me sorprendió el paso a la eternidad de mi dilecto amigo, Rogelio Cedeño Castro, con quien compartí puntos de vista en el periódico www.elpais.cr; muchas fueron nuestras similitudes y algunas diferencias, en realidad ambos compartíamos un amor por una Patria que ha estado a punto de ser ajena a nosotros, el pueblo. Siempre vi en sus artículos al académico informado y pulcro, que buscaba la generación de discusión sin interés de conflicto, al contrario, su manera de escribir fue de un caballero de la vieja guardia.

¿Por qué digo que las luces se difuminan? ¿Por la muerte de un pensador? No, las ideas no mueren sino que se transmutan y ahí salta a mi memoria parte de aquel poema:” …por qué miedo a la muerte?, no le temo, morir es renacer en otros campos, donde la cáduca materia se transforma, en espigas de oro y azucenas…”

Ese poema lo escuché de mi madre en mis años mozos y nunca lo olvidé, es por eso que ahora al enterarme del tránsito de Rogelio Cedeño Castro, lo primero que salta a mi mente es ese poema. Difuminar es diluir los filosos bordes de algo, transformado ese algo en materia espiritual, es decir difuminada.

Hoy acaba un pensador y nace un mito, del cual sin duda se hablará mucho en Costa Rica, más aún en este aciago tiempo que vivimos.

Rogelio, con la esperanza del reencuentro, no olvidaré mientras de mi pluma salga una gota de tinta, tus enseñanzas.

(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es médico

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