San José, 26 jul (EP/PL).- Unas 200 hectáreas desprendidas estiman hoy geógrafos en Costa Rica luego de las avalanchas de material y lodo que afectaron el río Aguas Zarcas, en San Carlos y sus inmediaciones en la Región Huetar Norte.
Faltan 100 hectáreas más por deslizarse y la misma cifra tiene potencial para el desprendimiento, puntualizó a la prensa el geógrafo Carlos Méndez.
Encontramos que hay un desplazamiento, parte del material está obstruyendo el cauce del río y se está creando un pequeño embalsamiento, a su vez en el área que todavía no se ha desplazado, hemos analizado una serie de terrazas o escalones de hasta 3 o 4 metros, con grietas de un metro a metro y medio, alertó.
Una cabeza de agua en el río Aguas Zarcas en San Carlos, región norte de Costa Rica, afectó el domingo último la zona, la segunda en apenas dos semanas.
Como consecuencia bajó con gran cantidad de material con restos de árboles y lodo lo que condujo a que la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), hiciera un llamado a los vecinos de la comunidad a no acercarse a puentes ni las orillas del río a ver pasar las avalanchas ni cabezas de agua.
Mientras, un grupo de 130 familias que viven en Calle Hernández, Aguas Zarcas, solicitaron a las autoridades regionales y de emergencias la atención inmediata de dos puntos en el río, los cuales se vieron afectados por la avalancha.
San Carlos es el común denominador de lo sucedido por años en el resto de Costa Rica. La desmedida explotación agrícola, deforestaciones de miles de hectáreas por la complicidad gubernamental de sus autoridades, extendiéndose hasta las costas, donde por intereses extranjeros se han posesionado, abriendo caminos privados, moviendo millones de metros cúbicos, construcciones, pozos, tuberías, con la complacencia del Minae, municipalidades, colegios de ingenieros, salud, INS, CCSS, ICE, AA, etc., quienes se hacen la vista gorda para intervenir y actuar. Hemos llegado a tal divorcio con las leyes, deberes y obligaciones que los foráneos, en muchos lugares son absolutamente manejados por personas donde utilizan el/su dinero para hacer lo que les venga en ganas, con las seguras consecuencias ambientales y legales. Asuntos tan trascendentales deben ser investigados por la Asamblea Legislativa, no temitas baratos que hoy los “ocupa”, para entretener.