miércoles 1, mayo 2024
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Canal de Panamá, sin agua (dulce) para tantos barcos

Ciudad de Panamá, 23 ago (Sputnik).- Parafraseando al Gran Combo de Puerto Rico y su emblemática canción de salsa «No hay cama pa’ tanta gente», de 1985, por estos días el Canal de Panamá parece cantar «no hay agua para tantos barcos».

La sequía causada por el fenómeno El Niño ha reducido el volumen de agua dulce de la vía interoceánica a niveles que ya provocan un cuello de botella en sus entradas por el oceáno Atlántico y el Pacífico. Y eso que Panamá es considerado el quinto país más húmedo del planeta.

Un dato a tener muy en cuenta: el Canal emplea unos 200 millones de litros de agua dulce por cada buque que recorre sus 82 kilómetros de longitud.

Rifirrafe

La situación provocó hasta un desencuentro diplomático con la vecina Colombia, luego de que el Gobierno istmeño saliera desmentir el martes, por la misma vía, un tuit del presidente Gustavo Petro, en el cual aseguraba que la sequía había cerrado el Canal.

El jefe de Estado colombiano tuvo como fuente de información al perfil @AlertaMundial2 de la red social X, antes Twitter, que daba cuenta de más de 200 embarcaciones atrapadas a ambos lados de la vía fluvial.

«Señor presidente de Colombia, Gustavo Petro, el Canal de Panamá mantiene abiertas sus operaciones y el libre tránsito para facilitar la movilidad y el comercio mundial. La información que circula en redes sociales no es cierta y distorsiona la realidad», aclaró el Palacio de las Garzas (sede ejecutiva).

Más demora y menos calado

Pero lo cierto es que la vía inaugurada el 15 de agosto de 1914 no vive sus mejores días en términos de explotación.

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) debió reconocer que al menos 134 barcos permanecían varados a la espera del tránsito interoceánico; y que los tiempos de espera para efectuar el cruce se habían ampliado hasta los nueve u 11 días, frente a los 6-7 días del mes de julio.

Ya el 30 de julio la ACP debió limitar a 32 los tránsitos diarios, en lugar de los 38 marcados por la capacidad operativa de la vía.

Al propio tiempo, el administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, advertía que en 2024 la entidad ingresará unos 200 millones de dólares menos de lo planificado.

En un verano (boreal) con temperaturas extremas más incendios forestales, la disminución del volumen hídrico a disposición de canal situado en la cintura de América representa una llamada de atención de hasta qué punto el calentamiento global puede alterar el comercio mundial.

Téngase en cuenta que por la obra cumbre de la ingeniería en suelo panameño se trasiegan más de 500 millones de toneladas de todo tipo de mercancías, incluyendo portadores energéticos, al año.

Por lo pronto, la ACP ha prologado hasta el 2 de septiembre las restricciones a la navegación interoceánica.

Otras limitaciones adoptadas como parte de la contingencia apuntan a la reducción del calado de las embarcaciones a un máximo de 44 pies (13,41 metros), lo cual obliga a los propietarios de barcos a transportar menos carga o buscar rutas alternativas con el consiguiente encarecimiento de los viajes.

Por si fuera poco, la reducción del calado significa menos ingresos por concepto de peajes.

La vía acuática alimenta su flujo desde dos lagos artificiales: Alhajuela y Gatún, este último en su momento el más grande de su tipo en el mundo con una superficie de 436 kilómetros cuadrados.

La agencia Bloomberg informó que en julio la reserva de agua del Gatún había caído a su nivel más bajo en siete años.

La ACP asegura que el nivel del embalse se encontraba en su cota máxima al inicio de la temporada seca, pero la llegada de las lluvias se ha retrasado más allá de lo habitual.

El grupo de inversiones navales Clarksons Research, citado por Bloomberg, estimó que en la actualidad una vez dentro del curso fluvial un buque demora cuatro días en cubrir la ruta, cuando en julio solo necesitaba 24 horas.

Nicaragua, ¿la otra vía?

Aunque la angostura de Panamá terminó inclinando la balanza a su favor, desde la primera mitad del siglo XIX la alternativa de emplear el territorio de Nicaragua como asiento de una vía que enlazara al Pacífico con el Atlántico siempre ha estado sobre el tapete.

Un proyecto para tal fin fue aprobado por la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) nicaragüense el 3 de julio de 2012, y un año después el propio Legislativo sancionó la concesión (por 50 años y prorrogable por otro medio siglo) de construcción y administración de la vía acuática al Grupo Hong Kong Nicaragua Canal Development, liderado por el empresario chino Wang Jing, quien sumaría a otros grandes inversionistas internacionales.

La inversión fue estimada en 50.000 millones dólares, ofrecería 50.000 empleos, y en cinco años de construcción planificada duplicaría el producto interno bruto (PIB) del país centroamericano.

Ante coyunturas como la que atraviesa por estos días el Canal de Panamá, suenan tentadoras las bondades navegables del río San Juan y del Gran Lago Cocibolca, espacios fluviales con que la naturaleza regaló a Nicaragua de lagos y volcanes, para abrir otra brecha entre los grandes océanos, y teniendo en cuenta, además, que para la mitad del presente siglo el canal panameño (aunque lloviera con regularidad) no sería suficiente para atender las exigencias del tráfico marítimo mundial. (Sputnik)

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