sábado 14, diciembre 2024
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Patricia Bullrich, de «piba» combatiente a garante del orden y las instituciones

Buenos Aires, 19 oct (Sputnik).- A lo largo de su carrera política, la candidata a presidente de Argentina por Juntos por el Cambio (derecha), Patricia Bullrich, ha sido conocida por, al menos, tres nombres más, además del suyo.

Así, depende cuál sea la época, podemos referirnos a «Carolina Serrano», «Cali», «La Piba», o, simplemente, su nombre de linaje: Patricia Bullrich Luro Pueyrredón de San Martín, una colección de poderosos apellidos en la historia de este país.

En esa firma con la que de niña aseguraba que algún día sería presidenta, encontramos varios personajes de la aristocracia porteña como el director supremo de las provincias del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón; el ministro del gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930), Honorio Pueyrredón; dos intendentes de la Ciudad de Buenos Aires: Adolfo Bullrich y Carlos Alberto Pueyrredón; y el exmilitar alemán Augusto Bullrich, cuyos descendientes se dedicaron a los negocios agroganaderos y fundaron el centro comercial «Casa Bullrich», en la actualidad rebautizado «Patio Bullrich», el mall más exclusivo de la ciudad.

Sin embargo, sus primeras influencias fueron su prima, la celebridad rockera Fabiana Cantilo, y su hermana Julieta Bullrich, casada con el dirigente de la organización guerrillera Montoneros Rodolfo Galimberti.

Así, Patricia Bullrich pasó de ser una adolescente de alta alcurnia, que andaba a caballo, jugaba a las cartas y fue seleccionada en el combinado nacional de hockey sobre césped, a una dirigente política de la Juventud Peronista, brazo juvenil de la Tendencia Revolucionaria bajo la conducción de Montoneros. Aún faltaban tres años para que estalle la última dictadura cívico-militar.

Cali

El libro «Galimberti», escrito en el año 2000 por los periodistas Marcelo Larraquy y Roberto Caballero involucra a la actual presidenta del Partido Propuesta Republicana (PRO) en un acto de terrorismo, aunque bajo otro de sus seudónimos, «Cali».

«Para salir de su confinamiento interno, Galimberti propuso realizar la última operación del año 1976. Ya no le quedaban explosivos. Pero Oaky había dejado un caño de gelamón (explosivo plástico) que se estaba cristalizando. Lo limpiaron y decidieron ponérselo en la casa del intendente de San Isidro, el coronel José María Pedro Noguer», dice el relato.

Por acción del explosivo que «Cali» y una compañera colocaron en la casa, resultaron levemente heridas la hija y la nuera del Intendente, en lo que fue uno de los tantos atentados perpetrados por los grupos armados de Argentina en la década de 1970, según la investigación.

El libro también afirma que el 29 de mayo de 1979, Galimberti presentó en París la Mesa Promotora del Peronismo Montonero Auténtico, de la que Cali -o Carolina Serrano, su otro alias- formaba parte, aunque Bullrich siempre negó ser parte de la organización guerrillera, como los hechos de la casa de San Isidro.

La activista de derechos humanos Graciela Fernández Meijide también negó hace algunos días que Patricia Bullrich haya pertenecido alguna vez a la organización armada. «Ella nunca puso bombas ni disparó un tiro. Era muy jovencita. Estaba cerca por el parentesco familiar. Hay mucha imaginación y fantasía. No necesariamente si eras de la JP eras guerrillera», aclaró.

Lo cierto es que, por su actividad política en la juventud peronista, se vio obligada al exilio del país en 1977. Su primer destino fue Brasil, donde vendió ropa infantil; luego voló a México, donde trabajó en un taller de costura y, por último, a España, donde encabezó la Juventud Peronista en Madrid y ayudó a visibilizar los crímenes de Estado que estaban ocurriendo en Argentina.

Regresó al país durante la Guerra de Malvinas (1982), a pesar de tener un pedido de captura que le valió una detención de la que salió por pedido de los organismos de derechos humanos. En 1983 votó por primera vez, a los 27 años.

La Piba

Durante los meses previos al retorno de la democracia, Patricia Bullrich armó su propia agrupación dentro de la Juventud Peronista y militó la candidatura de Ítalo Argentino Luder; al mismo tiempo, organizó el movimiento de juventudes políticas con la Juventud Radical, el partido que terminó consagrando a Raúl Alfonsín (1983-1989).

«Me dicen La Piba. Voy a tener 97 años y me van a decir La Piba. Pero bueno, siempre me dijeron así», dijo en una entrevista con el periódico Página/12 en octubre de 2000, cuando el entonces presidente radical Fernando de la Rua (1999-2001) la consagró ministra de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos.

Antes de eso, fue diputada nacional por la ciudad por el peronismo de Carlos Menem (1989-1999) y ocupó un cargo en el Gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde, y estuvo a cargo de la Secretaría de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, también con de la Rúa.

Al frente de la cartera laboral, el desempleo se elevó del 15 al 25 por ciento, y se la recuerda por firmar el decreto que estableció la reducción del 13 por ciento de los haberes de los trabajadores estatales y de las jubilaciones, en el contexto de la llamada «ley de déficit cero».

Más tarde creó el partido Unión por la Libertad, que integró la Coalición Cívica de la radical independiente Elisa Carrió y, en 2007, la llevó como candidata a jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, compitiendo con el neoliberal Mauricio Macri (2015-2019), aunque terminó cuarta.

En esas elecciones, Bullrich cerró un acuerdo electoral con el liberal-radical Ricardo López Murphy. También supo aliarse al exministro de Economía Domingo Cavallo y el abogado Gustavo Beliz, hombre de confianza del actual presidente, Alberto Fernández.

Fue el propio Macri el que la nombró ministra de Seguridad de la Nación, cuando resultó electo presidente. Durante su gestión, se presentó el protocolo Alerta Sofía, de búsqueda de menores desaparecidos en extremo peligro, y se produjeron las muertes del indígena mapuche Rafael Nahuel, y el militante de derechos humanos Santiago Maldonado, en medio de cuestionados operativos de las fuerzas de seguridad, a cargo de Bullrich.

Su gestión al mando de la seguridad nacional y sus propuestas de campaña exhiben un perfil duro, de defensa irrestricta a los miembros de las fuerzas y con posturas reaccionarias de mano dura y orden.

En aquella entrevista con Página/12, Bullrich reveló dos posibles interpretaciones sobre por qué le llamaban La Piba. «A favor, hay una cosa paternalista, y en contra porque se puede traducir: ¿será capaz para el cargo?» Esa misma pregunta se harán argentinos y argentinas el próximo domingo. (Sputnik)

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