Quito, 27 oct (Prensa Latina) El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunció en la noche de hoy que mañana viajará temprano a Colombia para conversar con su homólogo, Gustavo Petro, y buscar apoyo frente a la crisis energética.
“En distintos momentos, nuestro país ha vendido energía eléctrica a Colombia para apoyar el abastecimiento de su demanda interna y creemos que esta vez habrá reciprocidad con Ecuador. Estoy seguro de que traeré buenas noticias”, escribió Lasso en la red social X.
Este viernes comenzaron en el territorio ecuatoriano apagones programados de tres horas en la costa y de cuatro horas en la sierra y la amazonía debido al déficit de generación.
La medida causó indignación entre la ciudadanía, que culpa al Ejecutivo y a Lasso por los incómodos cortes de electricidad, con los cuales se prevén afectaciones millonarias en la economía.
Más temprano, el mandatario señaló que estaba en gestiones con Colombia y Perú para contratos de importación a mediano plazo, para mejorar el precio de importación y asegurar la provisión de energía.
La expectativa es contar con 200 megavatios (MW) entre noviembre y diciembre, dijo.
Asimismo, el gobernante responsabilizó a los ecuatorianos de la situación por aumentar el consumo en medio de la mayor sequía en 50 años y alegó que el racionamiento también se debe a la inacción de administraciones anteriores.
Más allá de culpas, los apagones son para los residentes en esta nación andina un retroceso de más de una década, cuando por falta de generación también hubo cortes de energía.
Sin embargo, ese problema fue superado cuando el gobierno del presidente Rafael Correa (2007-2017) duplicó la capacidad de generación, pero la falta de nuevas inversiones y mantenimientos conllevaron a la actual situación, según apuntan expertos.
El exministro de Electricidad y Energías Renovables, Miguel Calahorrano, señaló en entrevista con Radio Pichincha que desde hace más de un año se sabía la posibilidad de estiaje y Lasso no hizo nada al respecto.
Las principales ciudades del país vivieron una jornada de caos, con vías colapsadas y sin semáforos por la falta de electricidad.
Asimismo, comerciantes se quejaron de la falta de aviso para prepararse para la contingencia, que conllevará pérdidas en sus ingresos.
