Buenos Aires, 18 nov (Sputnik).- Los argentinos son reconocidos por su afición a los viajes. Conducir todo un día por las rutas o dormir en buses por la noche son habilidades que en este país se aprenden en la juventud y se emplean durante toda la vida.
Es por eso que cada festivo, o feriado -como se le llama en Argentina- es aprovechado en su totalidad para pasar unos días alejado de la rutina o visitando familiares y amigos a distancia. La ciudad de Buenos Aires, esos días, queda vacía.
Desde el año 2010, este país sudamericano celebra cada 20 de noviembre el Día de la Soberanía Nacional, una fecha que recuerda la férrea defensa de las tropas argentinas, al mando del general Lucio Mansilla, en el Río Paraná, a la altura de la localidad de Vuelta de Obligado. Allí, en 1845, los soldados tendieron tres gruesas cadenas de un lado al otro del lecho para detener 11 buques de la flota anglo francesa.
A fines de octubre, la Cámara Nacional Electoral (CNE) pidió trasladar el feriado una semana después, con el pretexto de que podría generar un importante ausentismo a las urnas en el balotaje de este domingo. El Gobierno se negó.
El panorama este viernes parece darles la razón a las autoridades. Los peajes de las rutas que van a las playas bonaerenses registraban un movimiento normal y la ocupación a partir de este viernes y hasta el lunes oscilaba «entre 35 y 40 por ciento», por debajo de lo que se logra en cualquier fin de semana normal, según datos de las cámaras hoteleras.
Es cierto que destinos puntuales como Bariloche (Río Negro, oeste), Ushuaia (sur) y Mendoza (centro oeste) superaban el 50 por ciento de la oferta hotelera; sin embargo, son sitios que reciben mucho turismo extranjero. La terminal de buses de Retiro, la que registra mayor movimiento en el país, estaba casi desierta y la mayoría de los pocos que viajaban lo hacían para ir a votar.
Es el caso de Matías Gentile, un joven de la localidad de 9 de Julio (Provincia de Buenos Aires, este) que reside en esta capital y que este año ya viajó tres veces a su pueblo para votar.
«Tengo bastantes conocidos y te diría que de diez, cuatro o cinco no van a votar. Yo creo que hay poco interés, me parece, no les caen bien ninguno de los dos candidatos», afirma a la Agencia Sputnik.
Ariel Moretti, el jefe de boletería del grupo Flechabus, que contiene a 28 empresas de buses de larga distancia, definió la jornada como «un buen viernes», o sea «que todos los servicios permanentes salen con la ocupación total».
No obstante, aclaró que «es más bajo para lo que se vive en esta época y puede ser que sea por las elecciones». El grupo que también tiene empresas de renombre como Chevallier y Gral. Urquiza, sintió una merma del 70 por ciento en sus servicios adicionales a los más de 200 buses que sacan a diario.
«El cliente que viaja este viernes es el cliente habitual, el estudiante que se vuelve a su pueblo, el comerciante, no se ve tanto turismo», explica Moretti y aclara que «es todavía menor» el movimiento receptivo desde las provincias.
También están los casos de fuerza mayor, como el de Mariana López, que sacó su pasaje a Entre Ríos para visitar familiares y asistir a un turno médico que le costó mucho conseguir.
«Tenía todo planificado y me costaba mucho volver atrás por un montón de cuestiones; me arrepiento un poco no poder votar, pero no puedo, tampoco, dejar de ir», se resigna.
El escrutinio definitivo de las elecciones del pasado 22 de octubre registró un presentismo del 77,04 por ciento del electorado. Las últimas encuestas difundidas en la semana previa al balotaje presagiaban una participación en torno al 74 por ciento. Una diferencia escasa entre una elección y la otra y una muestra bastante clara del interés que argentinos y argentinas tienen en expresar su opinión y definir quién gobernará el país a partir del 10 de diciembre, si el actual ministro de Economía, Sergio Massa, o el economista de ultraderecha Javier Milei. (Sputnik)