Tel Aviv, 25 dic (Sputnik)- La ciudad de Belén ha decretado que las Navidades quedan oficialmente canceladas en solidaridad con las víctimas palestinas de Gaza por la guerra entre Israel y Hamás.
Este año no hay ni una luz navideña en las calles de Belén y tampoco han erigido el tradicional y gigantesco árbol de Navidad en la Plaza del Pesebre o plaza Manger, después de que las autoridades municipales anunciaran que este año se cancelaban las celebraciones debido a la guerra en Gaza.
La entrada y salida a la ciudad está más complicada en circunstancias normales.
«Hay un único acceso y un paso de control que demora el proceso en horas», según cuenta Ali Ayub, un taxista y guía de la ciudad. La mayoría de los hoteles están cerrados y los comercios vacíos.
En estas fechas Belén suele ser un bullicio de gente y la visita a las iglesias para atender las misas, particularmente la Misa del Gallo, acontecimientos a los que no es fácil asistir por lo solicitados. Sin embargo, estas Navidades, todo está vacío.
El alcalde de la ciudad, Hanna Hanania, que la economía «se está derrumbando, pero si lo comparamos con lo que le está pasando a nuestro pueblo y a Gaza, no es nada».
Desde el inicio de la guerra el 7 de octubre en la ciudad en la que el turismo representa el 70 por ciento de sus ingresos anuales, éste ha sufrido pérdidas de 2,5 millones de dólares al día, lo que representa 200 millones de dólares a finales de año, según informó el ministro de turismo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Se calcula que entre 5.000 y 6.000 personas en Belén trabajan directamente en ese sector, pero hay otras miles más que también dependen de él, pequeños comercios en general y vendedores de souvenirs.
La ciudad tiene 78 hoteles con 5.000 habitaciones, según datos de la Cámara de Comercio e Industria de Belén, y quienes están en estos días de visita la ciudad son principalmente periodistas y unos pocos peregrinos.
«Desde que comenzó la guerra he trabajado solo solo dos grupos de peregrinos, que no es nada», lamenta Ayub. «Pero es comprensible que esto sea así, nadie quiere viajar, muchos no pueden y los que estamos aquí no tenemos el ánimo».
Las ceremonias religiosas se seguirán manteniendo. «Belén es una parte esencial de la comunidad palestina», afirmó el alcalde en rueda de prensa. «Así que en la Misa del Gallo de este año oraremos por la paz, el mensaje de paz que se fundó en Belén cuando nació Jesucristo».
Otro Belén
En el altar de la Iglesia Evangélica Luterana de Belén se exhibe una versión diferente del pesebre tradicional. Una figura del niño Jesús envuelta en una kefía palestina (el pañuelo palestino usado por los varones) se alza sobre una pila de escombros. El niño yace debajo de un olivo, símbolo de firmeza para los palestinos.
El reverendo Munther Isaac, que dirige la iglesia, publicó en su página web: «La Navidad es una fiesta de alegría, pero este año es una fiesta de dolor y tristeza, en la que bebés y niños, así como familias enteras, mueren o pasan hambre. Por eso decidimos presentar el Belén con escombros de construcción, para enviar al mundo un mensaje de que estamos sufriendo, suficiente destrucción y muerte. Queremos vivir con dignidad».
Región deprimida
En toda Tierra Santa las festividades han quedado en suspenso. Hay 182.000 cristianos en Israel en total, en su mayoría son palestinos. Son unos 50.000 en Cisjordania y Jerusalén, y 1.300 en Gaza, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.
En Jerusalén, las bulliciosas callejuelas del barrio cristiano de la Ciudad Vieja están silenciosas desde que comenzó la guerra y los jefes de las principales iglesias de la ciudad anunciaron en noviembre que se cancelarían las celebraciones navideñas.
Los cristianos de Gaza, cuya mayoría viven en los barrios residenciales de Rimal y Tel al Hawa, ambos en la Ciudad de Gaza, cuando estalló la guerra, evacuaron sus hogares y se congregaron en iglesias o en propiedades de la iglesia en la ciudad. Algunos se fueron al sur de la franja. Algunos de los que tienen nacionalidad extranjera lograron salir por el paso fronterizo de Rafa. Algunos habían planeado irse de vacaciones a Cisjordania, como hacen cada año, para visitar Belén y Jerusalén. (Sputnik)
