San José, 31 ene (Elpais.cr).- Un 70 por ciento de la ciudadanía considera que la corrupción empeoró en Costa Rica durante los últimos 12 meses, reveló este miércoles la encuesta de opinión pública del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR).
«Al consultarle a las personas si la corrupción en el país está mejor o peor que hace 12 meses, un 70 por ciento indicó que está peor, en contraposición con un 15 por ciento que mencionó que está mejor, mientras que un 12 por ciento lo percibe igual y el restante dos por ciento mantiene una posición neutra», reza el reporte de CIEP-UCR.
Tal percepción contrasta con el reporte sobre percepción de la corrupción recién divulgado por el observatorio Transparencia Internacional, que ubica a Costa Rica en el puesto 45 entre 180 países, con una mejora respecto a 2022.
El presidente, Rodrigo Chaves, tuvo como bandera electoral la lucha contra la corrupción, pero un 82 por ciento de los encuestados consideran que no hay avances en el tema respecto a la administración previa.
CIEP-UCR desarrolló su sondeo a finales de enero mediante 1.000 entrevistas telefónicas a una muestra representativa de la población mayor de 18 años.
La inseguridad y delincuencia sigue señalándose como principal problema del país, como ocurre desde abril de 2023, con cifras de homicidios sin precedentes en el país cuyo eslogan turístico es «Pura Vida».
Como puede esperarse que la corrupción disminuya cuando hasta las encuestas nos demuestran cómo se manipula la percepción de ese eterno problema, sostenido y amamantado por los progres (UCR), la prensa privada y la mafia política tradicional. A toda costa luchan por perseguir, estigmatizar e invisibilizar a los que evidencian esos escondidos añejos corredores, que por décadas le han dado «seguridad jurídica» a sus excesos. No en balde la academia se presta para estadísticas, cuando oficinas especiales externas han demostrado también su untado parcialismo, en cientos de pasadas consultas populares. O sea, cuesta trabajo, digerir esos numerillos, donde las contradicciones es plato de sucedidas épocas. Una particular sutileza muy válida, al final de cada proceso donde los resultados demuestran algo muy diferente. La corrupción se solidificó en tiquicia.