Kingstown, 3 mar (Prensa Latina) Concluida su octava cumbre en San Vicente y las Granadinas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) buscará ahora consolidar las capacidades institucionales y volverse más activa para estar a la altura de la madurez alcanzada.
En este nuevo período la meta es afinar cada aspecto que tribute a ganar peso, y mejorar su rol como mecanismo para la integración política en la zona y el diálogo con socios extrarregionales y otros actores globales clave.
Honduras, en su condición de nuevo presidente temporal, explicó que ello pasaría por el establecimiento de una secretaría técnica, tornar al organismo en una comunidad cada vez más activa y “actuar más allá de las declaraciones que se han venido adoptando a través del tiempo”.
Un paso en ese camino son las medidas plasmadas en la Declaración de Kingtown y vinculadas al desarrollo regional, la cooperación sanitaria, la interconectividad aérea y los proyectos energéticos entre los miembros del ente.
Se acordó promover la ampliación de oportunidades en los servicios aéreos en América Latina y el Caribe, así como obras de infraestructura para la integración energética que aproveche los recursos disponibles.
Celac convocó a avanzar con paso firme en “el desarrollo, la producción y la distribución local y regional de vacunas, medicamentos, insumos críticos y la transferencia de tecnología para complementar el apoyo efectivo a la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico».
En ese contexto, la Declaración de Kingstown saludó la posibilidad de establecer en el subcontinente una agencia reguladora de salud que permitirá un mejor acceso a «medicamentos y dispositivos médicos seguros, eficaces y de calidad».
Otro campo bajo la lupa es el académico y el texto mencionó la pertinencia de contar con el reconocimiento de la titulaciones entre los socios de la agrupación.
Hizo hincapié, además, en dejar atrás la inestabilidad económica, acelerar el combate a la corrupción, neutralizar el crimen y trabajar con seriedad en la erradicación de la pobreza, por ser sinónimos de bienestar y mejor calidad de vida para los más 600 millones de habitantes de la región.
El organismo convidó a hacer mejor uso de las herramientas y condiciones existentes en la Comunidad para garantizar la seguridad alimentaria, y reconoció a la cooperación Sur-Sur y la triangular como instrumentos estratégicos complementarios para avanzar en los objetivos de prosperidad.
Abogó por “un sistema financiero internacional más justo, más democrático, inclusivo y solidario”, trabajar de forma mancomunada en el enfrentamiento al cambio climático, y seguir adelante con las discusiones sobre declarar al Mar Caribe como una zona especial en el contexto del desarrollo sostenible.
En otro momento, el texto de la VIII cumbre se refirió al compromiso con promover los derechos y garantías de los afrodescendientes y los pueblos indígenas, tras prometer no olvidar «el sufrimiento inimaginable infligido a millones de hombres, mujeres y niños como resultado de la trata transatlántica de esclavos africanos, la esclavitud y el genocidio nativo».
Incluyó artículos referidos a la necesidad de fomentar la igualdad de género y la protección de mujeres, niños, jóvenes y personas discapacitadas, así como a la soberanía de Argentina sobre las Malvinas.
La Declaración de Kingstown consta de 100 párrafos y como colofón elogió la presidencia temporal de San Vicente y las Granadinas en el último año, dio la bienevenida a Colombia a su troika y al mando de Honduras.
