domingo 28, abril 2024
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Milei, 100 días como presidente de Argentina: ajuste y recesión tensionan apoyo social

Buenos Aires, 19 mar (Sputnik).- A horas de que Javier Milei cumpliera 100 días como presidente de Argentina, movimientos sociales fueron reprimidos durante la organización de 500 cortes en todo el país para protestar contra los recortes de su Gobierno que desabastecieron 45.000 comedores populares, a los que acuden familias en situación de vulnerabilidad.

A horas también de esa «luna de miel» que culmina este martes, el jefe de Estado consideró que era «un planteo válido» el llamamiento a no pagar impuestos en Buenos Aires, la provincia más poblada del país gobernada por un opositor, que lanzó uno de los diputados de su coalición La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Espert.

El presidente de Argentina se mueve como pez en el agua en la provocación permanente: un economista sin estructura partidaria, ni despliegue territorial, que ingresó en la arena política como diputado en 2021, y que en 2023 logró abrirse paso hasta la presidencia con la palabra desbocada y la indignación a flor de piel que le otorgaron popularidad en las redes sociales, primero, y en los canales de televisión, después.

«Por los números de diciembre, enero y febrero, la opinión pública argentina parece estar en el mismo lugar que cuando terminó todo el proceso de toma de decisiones con la segunda vuelta electoral», puntualiza en diálogo con la Agencia Sputnik el director de la consultora Giacobbe & Asociados, Jorge Giacobbe.

Aunque está en minoría parlamentaria, el presidente argentino promueve conflictos con gobernadores y legisladores, cuando no con periodistas o artistas, en la promoción de una batalla cultural con la que busca imponer su relato.

En política exterior, donde expresó su alineamiento irrestricto con Estados Unidos e Israel, el líder ultraderechista declinó la adhesión de su país al Grupo BRICS (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudágrica), que estaba prevista a partir del 1 de enero.

Las interpretaciones falaces están a la orden del día. El desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), principal institución dedicada al desarrollo cinematográfico argentino, es explicado así por el Ministerio de Capital Humano: «se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos».

La mirada ideológica del presidente, que descarga su virulencia contra el feminismo o contra los «zurditos» que lo contradicen, también se traslada a las políticas de seguridad. El protocolo antipiquetes que impide los cortes de la vía pública o la flexibilización del empleo de armas de fuego para los agentes federales son prueba de ello.

Su discurso, centrado en arrebatar los privilegios de la casta política, permea en un país asediado por una inflación que escaló 276,2 por ciento en el último año, la más alta en tres décadas, y por una pobreza que afecta al 57 por ciento de la población, según una medición privada que realizó la Universidad Católica Argentina (UCA).

El salario promedio de los trabajadores registrados se encuentra por debajo de la línea de pobreza por primera vez desde que se hacen las mediciones oficiales, en 2016. Pero el presidente, que ganó la segunda vuelta electoral de noviembre con 55,6 por ciento de los votos, apenas ve resentida su aprobación.

La consultora Giacobbe & Asociados cifra en 53,6 por ciento la imagen positiva que atesoraba el líder de La Libertad Avanza a finales de febrero, apenas erosionada en 1,1 puntos porcentuales respecto a la medición de enero, según opinaron 2.500 entrevistados con acceso a dispositivos móviles en cada ocasión.

Ese porcentaje mayoritario que apoya al presidente «está en un contexto emocional donde la esperanza todavía está viva, bajo la creencia de que Milei puede transformar Argentina para mejor, en un proceso de idealización que todavía está fuerte», explica el titular de la encuestadora.

Pero hay un matiz en este núcleo de adhesión al mandatario. «Una cosa es el 30 por ciento que lo votó en las primarias (de agosto) y en la primera vuelta (de octubre), y otra es ese casi 24 por ciento de «viejos meados» ante los cuales los jóvenes fueron a disculparse para pedir el voto contra Sergio Massa», aclara Giacobbe al aludir al exministro peronista de Economía que perdió ante Milei en la segunda vuelta.

En el filo

En poco más de tres meses de Gobierno, Milei echó dos pulseadas al Congreso, y las dos las perdió.

Una fue la denominada «ley ómnibus» o Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, que el mismo presidente retiró de la Cámara de Diputados tras el retaceo de las emergencias y delegaciones de facultades que marcaron los legisladores en la votación particular.

El segundo fracaso lo estrenó en el Senado el pasado jueves, durante una sesión convocada por quien fuera su compañera de fórmula, la vicepresidenta Victoria Villarruel, en la que una mayoría holgada rechazó un megadecreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía y que está vigente de manera parcial, porque arrastra al menos seis medidas cautelares.

Las dos principales puntas de lanza de su Gobierno quedaron trabadas, pero Milei advirtió que no las necesita: su máxima prioridad es eliminar el déficit fiscal, logro que alcanzó y exhibió en los dos primeros meses del año con superávit financiero. Y el mercado lo acompaña, con bonos en alza y un riesgo país en mínimos desde 2021.

La economía real marca otra pauta, con una actividad económica e industrial en declive. Los sueldos registrados perdieron en los dos primeros meses del año 18,5 por ciento de su poder de compra, «un dato que implica, en términos equivalentes, casi el 50 por ciento del salario real de finales de 2015», señala a este medio el director del Centro de Economía Política (Cepa), Hernán Letcher.

«La caída brutal de la actividad del mes de enero se confirma en los indicadores tempranos del mes de febrero, consolidando un nuevo piso en el nivel de actividad», observa este economista.

Las ventas minoritas de pymes lo constatan: retrocedieron 27 por ciento en el acumulado de enero y febrero. También en este lapso, «hubo una fuerte caída de la ejecución real del gasto respecto a los dos primeros meses del año 2023, del orden del 29 por ciento», detalla el director de Cepa.

A la hora de pagar deuda, no hay motosierra. Todo lo contrario. «Hay un sensible aumento de los servicios de deuda pública, que representaron nada más y nada menos que el 30 por ciento del total de gastos devengados y el 48 por ciento de lo pagado», aclara Letcher.

Aguantar el dolor

La esperanza no cura ni evita el dolor. El titular de Giacobbe & Asociados lo ejemplifica: «Milei es un kinesiólogo que le dice a Argentina: «van a ser 48 sesiones, les va a doler, pero al final del tratamiento está la solución». Parece ser que los argentinos fueron a la primera sesión, a la segunda, y a la tercera, y se bancaron (soportaron) el dolor. Eso no garantiza que lleguen a la sesión 48″.

Sin garantías de que el país pueda aguantar el tránsito que propone su presidente, Giacobbe advierte: «Hasta ahora los argentinos nunca hemos terminado un tratamiento, nunca dejamos a un esquema político que pudiera terminar de instaurar todo lo que quería para ver si ese modelo funcionaba».

Para los investigadores sociales, el pasado es un indicador de comportamiento proyectivo. «Da la sensación de que arrancamos con esfuerzo, con entusiasmo, envalentonados, como dejar de fumar, y aguantamos una semana, dos, y a la tercera nos quebramos del dolor. Eso no es racional, es absolutamente emocional. Después hace síntoma en lo racional, y aparecen las argumentaciones», sostiene el reconocido consultor.

Los tiempos que vienen no serán mejores. «Estamos frente al dolor, no frente a una discusión respecto a si el Estado es grande o es chico. Y lo que tenemos que encontrar los investigadores sociales es dónde está la frontera de dolor tolerable de cada argentino, hasta dónde Milei lo puede llevar, y cuándo se le quiebra la voluntad», finaliza Giacobbe.

Los primeros 100 días son el símbolo de un período de gracia, otorgado por las urnas, que se termina. Vienen otros 100, sin tanta mística, en los que se hará más palpable el ajuste inédito que padece Argentina: un desierto, el que debe atravesar Milei, rumbo a las elecciones parlamentarias de 2025 en las que promete «dar una paliza». (Sputnik)

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