En ocasión de la celebración del Día Internacional de los Bosques, deseo referirme a la preocupación por los efectos producidos por el cambio climático y la degradación progresiva del medio ambiente.
La Unión Europea, con el objetivo de mitigar esos efectos, se ha propuesto alcanzar la neutralidad climática para el 2050, de manera tal que los países que lo conforman se han comprometido a implementar un plan transformador para sus economías y sociedades, ocupando con particular importancia la atención al cambio climático, ante ello, adoptó en diciembre 2019 el PACTO VERDE, como plan rector de estas acciones transformadoras.
Esta ardua tarea, se ve acompañada de objetivos climáticos JURIDICAMENTE VINCULANTES para todos los sectores claves de la economía. Es en el 2021 que la Comisión Europea presenta la propuesta en donde la carne, el cacao, el café, la palma, la soya y la madera, son los productos que se han identificado más vulnerables.
El 31 de mayo del 2023, es emitido el reglamento UE2023-1115 por el parlamento europeo y es meritorio indicar que, al ser un acto legislativo parlamentario, adquiere entonces la capacidad de cumplimiento vinculante y de aplicación obligatoria.
Dentro de la normativa, se contempla la prohibición de la adquisición de los productos determinados- los que antes mencioné- si no demuestran que no se encuentran vinculados a ninguna actividad de deforestación, y en el formato planteado se hace ver que la carga de la prueba la asume el OPERADOR- es decir el comprador importador para nuestro caso- y en ese sentido, deberá mostrar desde origen su debida diligencia a cualquier país de la Unión Europea, conformada por 27 países pero cuyo aspecto relevante es que en ellos habitan más de 400 millones de habitantes.
El sector cafetalero a través del ICAFE, reconociendo la importancia de su socio comercial, pues más del 35% de nuestro café está dirigido a la Unión Europea, toma la iniciativa de atender el tema con responsabilidad, viendo en ello una ventaja competitiva, por las acciones emprendidas por el propio sector desde varias décadas atrás como lo es el NAMA CAFÉ.
Es así que, se continuó con acciones realizando un plan piloto para la formulación de un método práctico que evidencie que CAFÉ DE COSTA RICA ES LIBRE DE DEFORESTACÓN llevado a cabo con ese propósito y gracias a la cooperación del PROGRAMA REED+
PAGO POR RESULTADOS DEL PNUD con el ICAFE y con los productores y productoras de café de COOPETARRAZU, bajo la coordinación y liderazgo de la consultora del PNUD, la licenciada Xinia Chaves Quirós, quién además de ser abogada con amplia experiencia, es productora de café del valle occidental.
Es así como nos debe de llenar de regocijo que el pasado jueves se logró la PRIMERA EXPORTACIÓN DE CAFÉ LIBRE DE DEFORESTACION con destino a TRIESTE, ITALIA, adquirida por la empresa ILLY CAFÉ, reconocida a nivel mundial por ofrecer un café de altísima calidad y quienes, de manera entusiasta, se sumaron al piloto, ejerciendo su roll de OPERADORES.
Como podemos observar, el sector cafetalero no se ha quedado de brazos cruzados esperando a ver qué ocurre, más si se toma en cuenta que esta reglamentación, es en sí misma una barrera, que, de no atenderse, podría tener grandes consecuencias económicas en un momento en donde el propio sector cafetalero nos ha venido señalando las consecuencias que está ocasionando la poca atención al sector.
Ciertamente CAFÉ cuenta con un INSTITUTO SOLIDO y de gran experiencia y por eso, alzo mi voz para que el MINISTERIO DE AGRICULTURA Y DE GANADERIA Y EL MINISTERIO DE AMBIENTE acompañen estos procesos, para que los productores puedan cumplir con los requisitos y no se vayan a ver afectados, considerando que, esta reglamentación entrará en plena vigencia a partir del DICIEMBRE 2024.
Muchas gracias COOPETARRAZU por ese pionero y ejemplar trabajo, pero también al ICAFE y al PNUD por atender un tema sensible a tiempo en apoyo a un sector productivo de gran incidencia en nuestro tejido social.
Hoy, no sólo Costa Rica dice: sí se puede, también, el resto de los países lo pueden decir.
(*) María Marta Padilla Bonilla, Legisladora Independiente.
Quienes nos enteramos por la ventana Internet, sabemos el cómo la guerrerista Europa va como el cangrejo, con respecto al cambio climático ambiental, donde debido a las plantas eléctricas atómicas y ser explotados por los combustibles con grandes sobreprecios, le están dando candela a sus bosques. Algo parecido sucede en Costa Rica donde la sobre alta explotación agrícola, como la piña, banano, naranja, caña, etc., se han comido miles de hectáreas en Costa Rica. Alegan ocupación laboral, dudosa prosperidad, trabajo y precios «excelentes» donde venden esos recursos en el mundo. Sin embargo, bien podríamos cambiar el panorama al manufacturar, envasar, empaquetar, exportar y comercializar directamente todas esas mercancías y darles un valor hasta más competitivo. Bien nos hemos percatado, cuánto cuestan 100 gramos en los mercados de Occidente, Asia, China y otros, donde el envasador extranjero y el intermediario hace su agosto. Costa Rica, con ese cambio político podría dar un inconmensurable salto, al emplear además miles de empleados más y mecanizar a lo interno tales bienes. Y hasta podríamos otorgarnos industrialmente las ventajas que se dan a las zonas francas y tecnológicas para chips, minicomponentes, productos terminados de no pago de impuestos por sus maquinarias y elementos. Tengo claro que existe un gran y añejo andamiaje detrás de todo esto, como ligas, socios y unidos políticos que utilizan a los pequeños agricultores y ojalá fuese tipo Dos Pinos, donde como sociedades verdaderas el beneficio no será solo para los grandes exportadores. Esperemos que las vacas sagradas en estos aspectos vean esa democratización del bien común, como un adelanto a los costarricenses. Equidad al esfuerzo.