viernes 10, mayo 2024
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¿Indecisos o inconfesos?

De cal y de arena

Las encuestas de opinión tienen en común –entre otras cosas- la confirmación de un alto porcentaje de electores que se declaran indecisos respecto al por quién votar ante esa  amplia oferta de candidaturas presidenciales con que se topará el 6 de febrero.

No tengo por qué dudar de la rectitud del proceder de las casas encuestadoras inscritas en el Registro Electoral. Cifra más o menos, se aproxima al 50% ese segmento que se declara indeciso. Donde yo entro al terreno de las dudas es a la hora de confrontar esa expresión de incierta definición con la naturaleza del ser costarricense, que en buena parte suele ser gavetero, maromero, calculador. De modo que me permito poner en duda la causa de ese pregón tan alto del porcentaje de votantes que se declara indeciso. ¿No será más bien en buena medida un contingente de ciudadanos inconfesos?

Sí, inconfesos; les es mejor esconder (por alguna razón) una decisión que ya está tomada. Ocultarla tras los cortinajes en una coyuntura electoral complicada evidentemente, facilita evadir el cuerpo, posibilita mantener el equilibrio, lo que el Dr. Constantino Láscaris percibió “el término medio” como una característica del ser costarricense, esa misma que está en el fundamento de la vocación de resolver los problemas “a la tica”, que más que una frase entraña toda una manera de ser, como lo percibió ese reputado filósofo.

Esa misma fuente del saber recuerda al Dr. Luis Barahona al decir: “En verdad, los costarricenses nunca hemos sido ortodoxos en nada; ni en el campo político, ni en el religioso, ni en el artístico… Si en Costa Rica hubiera un partido socialista, sería un partido socialista a la tica”.

Láscaris encontró a su llegada a Costa Rica que entre nosotros estaba bien enraizada la expresión “ser palanganas” para calificar a aquel habituado a cortar por la mitad, a tratar de quedar bien con todos. Así lo consigna en las páginas de “El Costarricense”.

Ese es el hábito que le reprochó el presidente Jiménez Oreamuno al Lic. Raúl Gurdián porque, según don Ricardo, don Raúl polemizaba haciendo mucho ruido y avanzando muy poco en sus posiciones en lo que resultaba mucho chapoteo, “una especie de nadadito de perro” dijo, según lo apunta el periodista Joaquín Vargas Coto en sus “Crónicas de la época y vida de don Ricardo”.

Me inclino a creer que un buen porcentaje de esos que se declaran indecisos, ya están decididos y más bien califican como inconfesos.

Claro está, tanto es lo que se juega en estos tramos finales de la campaña electoral que los peritos en la interpretación de lo que sale en las encuestas se trenzan en toda una juerga de especulaciones y bateos. Aferrados –con sobrada razón- a la verdad de que las encuestas son una fotografía de la conducta del electorado en determinado momento, aunque ciertamente –y no hay que ignorarlo- las encuestas llevan inserta una dinámica elocuente cuando los resultados de la consulta son repetitivos respecto a una tendencia.

Vuelvo a la malicia de don Ricardo Jiménez Oreamuno: “Es cierto que los números nunca mienten, pero también es cierto que los que mienten son los que manejan los números. Hay que tener mucho cuidado con los que nos hacen los números para demostrar sus teorías. Diez olominas son más cabezas que un salmón. Pero comerá más quien disponga de medio salmón que de veinte olominas”.

(*) ¿Indecisos o inconfesos?es Abogado y Periodista

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